Mariana: no puedo dejar de pensar en lo que me dijiste antes de entrar al restaurante. Porque se perfectamente que lo vas a cumplir.
Dante: seguramente te refieres a los besos. Además, siento que nuestra relación como prometidos empezara esta noche y lo debemos de sellar con un hermoso beso.
Mariana: eso será hasta que haya terminado nuestra cita. Pero estoy segura que no tuviste tiempo para comprarme un obsequio, ya que tu trabajo es lo más importante.
Dante: jamás dejare que algo tan simple interfiera entre nosotros y si te compre tu obsequio. Eso te lo daré cuando hayamos terminado de cenar.
Mariana: me gustan mucho los regalos. Este será el primero que me darás y el anillo de compromiso no cuenta como uno, ya que es solo un símbolo de que nos casaremos.
Dante: entonces te daré muchos como símbolo de que serás mi esposa y me he dado cuenta de que te ves más bonita cuando sonríes para mí.
Mariana: sonrió a tu lado porque así lo siento y sobre todo lo hago más cuando estoy feliz, pero la causa de mi felicidad siempre serás tú.
Ellos a los pocos minutos piden su cena y el mesero se las lleva cuando estaba lista en su mesa. El después de servírselas se retira para continuar con su trabajo. Ellos empiezan a comer su cena y tiempo después terminan.
Dante: por lo visto quieres saber que obsequio te daré. Necesito decirte que es un collar de oro con un dije en forma de corazón y para otra ocasión que tengamos pienso escoger el más hermoso que encuentre.
Mariana: seguramente debe de ser algo lindo y ahora que me dijiste que es quiero verlo antes de que me ayudes a ponérmelo, por favor.
Dante: está bien, pero quiero que entiendas que no lo escogí con mucho cuidado. Porque no tuve mucho tiempo de hacerlo y quiero que solo lo aceptes.
Mariana: la intención es la que debe de contar y te prometo no quitármelo nunca, ya que el collar que me vas a regalar será especial para mí.
Dante: eres tu la que lo hará especial. Además, para mi siempre has sido como una hermosa flor que tendré que cuidar para que nunca se marchite igual que nuestro amor.
Mariana: será mejor que evites hablarme de amor sino lo sientes, por favor. Ahora quiero que me lo prometas y así evitaremos más confusiones.
Dante: no necesito que prometerte nada. El amor surgirá en nuestros corazones y más en él mío, porque quiero amarte para siempre.
Él saca de su bolsillo un hermoso estuche para después dárselo en sus manos. Mariana abre el estuche y ve su collar, el se levanta de su asiento y la ayuda a ponérselo, después de hacer todo esto Dante pide la cuenta y a los pocos minutos el mesero se la da, él paga la cuenta y sale con su prometida del restaurante para poder dirigirse a donde estaba su auto.
Mariana: llego el momento de que me lleves a mi casa. Estoy segura que cuando llegue mis hermanas me preguntaran sobre ti, pero lo que me molesta es saber sus verdaderas intenciones.
Dante: como te dije antes yo jamás me interesaría en ellas. Porque tú eres la única mujer que quiero y necesito en mi vida y eso sabré demostrártelo todos los días y mucho más cuando seas mi esposa.
Mariana: algunas veces hablas de una manera que no entiendo. Pero se que muy pronto aclararas las dudas que tengo y siempre te recordare que no es nada bueno apresuras las cosas.
Dante: mi esposa es una persona con principios y valores y eso es lo que más me gusta de ti. Solamente que eso estaría bien en el siglo pasado y se que debo de respetar tu manera de ser.
Mariana: lo único que quiero de ti es que me respetes y sobre todo tu amor. Nada más que no quiero escuchar de ti una falsa confesión de amor.
El se acerca a ella para besar sus labios y Dante lo hace de una manera apasionada justo como había leído en los libros, después de eso empieza a besar su cuello y al final termina dejándole una marca, solo que él no tenía pensado hacerlo y Mariana se sentía demasiado extraña cuando se separa de ella.