Mariana: te acabo de explicar que el no siente nada por mí. Solamente que ya no se las aceptare por respeto a ti, ya que soy una mujer comprometida.
Dante: eso me gusta y si lo sigue haciendo le hare una advertencia que nunca podrá olvidar en su vida por atreverse a mirar lo que es mío.
Marina: se perfectamente como darme a respetar. El entenderá que no debe de hacerlo y no quiero que le hagas nada a Daniel, por favor.
Dante: así que tu enamorado se llama Daniel y si no quieres que la haga nada será mejor que lo alejes de ti por su propio bien. Porque si no lo haces te pienso robar para hacerte mi esposa antes de tiempo.
Mariana: cuantas veces te tengo que repetir que no quiero que lo hagas. Ahora debes de llevarme a mi casa y a esta hora ya todos estarán dormidos.
Dante: sabes que lo único que debes de hacer para que se me pase el enojo será besarme, así que necesitas hacerlo si quieres irte a tu casa.
Mariana: yo no tuve la culpa de que te hayas enojado y eso lo hiciste tu solo. Además, no pienso besarte porque seguramente te aprovecharas de la situación y le puedo hablar al chofer de mi familia para que venga por mí.
Dante: no será necesario que llames a nadie. Porque yo mismo te pienso llevar y siempre aprovechare la oportunidad para poder hacerlo.
Ella se dio cuenta de sus intenciones y Daniel tenía que aprender a ser más cuidadoso con Mariana. El no estaba seguro de que, si se enamoraría de ella, pero lo intentaría. Nada más que le molestaba saber que su mujer tuviera un enamorado y Dante tenía que acabar con las ilusiones de él para que aprendiera a respetarla. Ellos a los pocos minutos se suben a su auto y cuando lo hacen el simplemente lo enciende para poder dirigirse rumbo a su destino.
Mariana: nuestra primera cita fue algo demasiada extraña. Jamás me imagine que así se terminaría, aunque fue agradable estar a tu lado.
Dante: también a mi me gustar estar contigo. Solamente que me di cuenta de que eres bonita a tu manera y el que diga todo lo contrario se arrepentirá de sus palabras.
Mariana: yo no soy bonita y tú lo sabes perfectamente. Mi apariencia física nunca se podrá cambiar y soy feliz así, ya que nunca cambiare mi forma de ser y sobre todo mi manera de vestir.
Dante: quiero que te sientas libre de ser como tú quieras a mi lado y te recuerdo que yo no tengo ningún problema con tu apariencia, sino hubiera elegido a otra mujer como mi esposa.
Mariana: me elegiste porque no encontraste a nadie. Sabias que no podrías enamorarme de mi, además, no soy bonita como lo son mis hermanas.
Dante: definitivamente nuestra conversación nunca tendrá fin. Ahora debemos dejar de hablar y al fin acabamos de llegar a tu casa como tu querías.
El estaciona su auto y cuando lo hace se baja para ayudarla a bajarse. Nada más que el no la deja ir hasta que besa su mejilla, ella entra a su casa al despedirse de él y Dante se sube a su auto para irse. Mariana sube las escaleras con mucho cuidado y a los pocos minutos llega a su recámara. Ella se acerca a su cama para tomar su pijama y a los pocos minutos se la pone para después acostarse en su cama y cuando cierra sus ojos se queda profundamente dormida.