Eres mía

Capítulo 46

En la casa de Dante Silverman Lawless

Mariana: tengo que ir hablar con Victoria. Porque se perfectamente que algo paso con ella cuando salió, eso significa que te dejare solo.

Dante: entonces ve a verla. Pero no quiero que tardes más tiempo de lo necesario, ya que te voy a estar esperando y cuando se trata de ti siempre puedo hacer una excepción.

Mariana: sabía que no te ibas a conformar con tenerme a tu lado. Nada más que eres el hombre con el cual había soñado toda mi vida.

Dante: menos mal que soy ese hombre. Además, sé que soy tu verdadero amor y me di cuenta de eso cuando te conocí, precisamente esa fue la razón por la cual quise estar a tu lado.

Mariana: me gusta que cada día que pasa expreses tus sentimientos por mí. Solamente que a mí también se me dificulta expresar los míos.

Dante: no es necesario que me digas que me amas. Porque eso me lo dicen tus ojos y yo soy feliz con que me dejes amarte, así que somos dos almas que se encontraron con ese único propósito.

Ella entendía cada una de sus palabras y el amor que sentían era así. Ellos solo tenían que cuidarlo para que siguiera creciendo y Mariana se despide de su esposo para ir a la recámara de Victoria, ella toca la puerta y entra hasta que le dice que puede pasar y toma asiento cuando la ve que estaba triste.

Mariana: me gustaría saber qué es lo que tienes, ya que tu mirada esta triste y tú no eres así. Ahora mismo quiero saberlo o prefieres que le pregunte a la sirvienta que te acompaño.

Victoria: no necesario que hagas eso. Este día salí a comprarte un obsequio y me llevé una gran sorpresa cuando me dijo el guardaespaldas del señor McGregor que quería verme.

Mariana: sabía que se iba arrepentir de haberte negado como su hija. Seguramente te quiere dar el lugar que te corresponde en su familia.

Victoria: no quiero verlo, ya que mi madre sufrió mucho por su culpa. El señor McGregor la dejo cuando se enteró de que estaba embarazada y sobre todo han pasado más de veinte años desde que eso paso y en este tiempo mi madre se murió y me hizo prometerle que estudiaría.

Mariana: deberías de sentirte feliz porque le vas a cumplir la promesa que le hiciste a tu madre y no me digas que con eso vas aceptar la propuesta de matrimonio que te hizo el amigo de mi esposo.

Victoria: la familia de mi padre es una de las más importante de la ciudad. Pero tampoco sé si la familia de él también lo sea y si pienso aceptar su propuesta.

Mariana: me imagino que harás esto porque no quieres que decidan por ti. Nada más que si quiere verte estoy segura de que será por algo y si no quieres verlo está bien.

Victoria: él nunca me reconoció sabiendo que era su hija. Solamente que la única que me quiso fue mi madre, jamás me avergoncé de que fuera una sirvienta y ella me dio algo muy importante que fue su cariño.

Ellas siguen conversando de este tema. Mariana veía a su mejor amiga triste y por eso ella cumpliría su sueño, además el tiempo siguió su curso hasta que al fin había llegado el momento de su boda religiosa.




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