El abraza a su esposa para después darle un beso en la mejilla. Dante no entendía la presencia del padre de su esposa en la iglesia y sobre todo no le interesaba saberlo, ya que lo único que le importaba era Mariana, ellos tiempo después llegan a la recepción y cuando lo hacen Dante la ayuda a bajar de la limosina y él toma su mano. Ellos entran de esta manera y caminan unos cuantos pasos para dirigirse a su mesa y ellos toman asiento cuanto llegan.
Mariana: estoy lista para que me des mi sorpresa. Espero que no haya sido mentira para que nos viniéramos a la recepción y tu silencio me dice que no te estoy equivocada.
Dante: por supuesto que te tengo una sorpresa. Precisamente esta en nuestra mesa, aunque en si no sería una sorpresa sino un hermoso obsequio.
Mariana: sabía que sería así cuando me dijiste que estaba en la mesa. Pero me puedo imaginar que es ese regalo que está en la mesa porque es el único que está aquí, estoy segura de que no es una joya.
Dante: cuando te lo de en tus manos te darás cuenta de lo que es. Además, te diré que es algo que también quisiste tener y no pienso hablar de más.
Mariana: es imposible que sea una pulsera de esmeraldas y por el tamaño de la caja seguramente es la muñeca que es como una hermosa princesa.
Dante: sé que por la culpa de tu familia nunca tuviste una infancia normal. Nada más que ellos nunca te prestaron su atención y ahora deben de estar arrepentidos.
Mariana: ellos nunca han sentido eso y mis padres siempre prefirieron a mis hermanas. Sabes que estoy diciendo la verdad, pero no vale la pena ni tan siquiera recordarlos.
Dante: tiene razón, mi esposa. Ahora te daré tu obsequio y cuando lo haga quiero que me des un beso, solo que pensándolo bien quiero que me lo des antes.
Ella se acerca a Dante y al ver que lo estaba haciendo la besa. Él se separa de ella cuando termina de besarla y después de eso le da su obsequio, ella empieza a destapar la caja de regalo y toma su muñeca para después abrazarla.
Mariana: muchas gracias por darme este hermoso obsequio. Nada más que si no fueras un hombre normal no te hubieras tomado la molestia que investigar mi vida.
Dante: sabes que por ti puedo ser el hombre que tú quieres que sea. Pero si tu no estas a mi lado no soy absolutamente nada, así que quiero ser el mejor esposo para ti.
Mariana: solo debes de amarme y de esa manera lo serás. Además, no debo de llorar en un momento como este, ya que mis lágrimas deben de ser de felicidad.
Dante: nunca dejaría que tus lágrimas fueran de tristeza y sobre todo ahora debemos de ir a la pista de baile para que podamos bailar.
Mariana: se me hacía demasiado extraña tu actitud. Ahora me has pedido que baile contigo y yo con mucho gusto aceptare bailar con mi esposo.
Ella deja a su muñeca en la mesa, ellos se levantan de sus asientos y él toma la mano de su esposa para dirigirse rumbo a la pista de baile. Ellos empiezan a bailar, Dante estaba feliz de tenerla entre sus brazos y antes de que termine la canción la besa, él se separa de su esposa y Mariana no pudo evitar sonrojarse, ellos de nuevo se dirigen a su mesa a tomar asiento y así pasaron las horas hasta que al fin Dante decide que había llegado la hora de irse a su casa.