Eres Mia, Enzo de Luca

CAPITULO 0

Meses Más tarde

 

ENZO.

 

El verano ha pasado en un abrir y cerrar de ojos.

Entre Nella y yo todo ha ido volviendo a la normalidad y ninguno de los dos ha vuelto a mencionar el episodio de la fiesta.

Las semanas se han sentido como días, y antes de darme cuenta, estamos de vuelta en la casa de Antonella, listos para empezar el último curso. Sus padres, Clara y Paul, han organizado una pequeña reunión familiar para celebrar el comienzo de la nueva etapa. Estoy allí, junto con mis padres, Leonardo y Victoria, quienes siempre han sido como una segunda familia para Antonella.

Estamos todos sentados en la sala, disfrutando de una tarde tranquila y conversando sobre los planes para el próximo año. El ambiente es cálido y familiar, pero noto que Antonella está inusualmente callada. No puedo evitar preguntarme si algo está mal.

—Bueno, chicos —dice Paul, levantando su copa de vino—, brindemos por un nuevo curso y por todas las oportunidades que traerá.

Todos levantamos nuestras copas y brindamos, sonriendo. Pero cuando miro a Antonella, noto que su sonrisa no llega a sus ojos. Algo la está preocupando, y mi corazón se aprieta al verla así. Me gustaría preguntarle pero no me atrevo.

—Tengo un anuncio que hacer —dice de repente, consiguiendo que todos dejen la conversación que tenían.

Todos nos volvemos para mirarla curiosos. Antonella se levanta y se coloca en el centro de la sala, respirando hondo antes de continuar.

—He decidido irme a estudiar a Londres.

El silencio cae sobre el salón donde estamos. Todos estamos sorprendidos, pero yo me siento como si me hubieran golpeado en el estómago. ¿Irse a Londres? ¿Por qué?

—¿A Londres? —pregunta Clara, claramente sorprendida—. Pero, Nella, ¿por qué tan de repente? ¿Cuándo tomaste esta decisión?

Antonella sonríe con tristeza.

—Hace unas semanas. He estado pensando mucho en lo que quiero hacer con mi vida, y creo que ir a Londres me dará la oportunidad de crecer y aprender cosas nuevas. Aquí siento que ya no tengo nada más que hacer.

Miro a Antonella, tratando de entender lo que está diciendo. ¿Me va a dejar aquí? La idea de que se vaya me parece algo inconcebible. No puedo imaginarme estar aquí sin ella. La he ignorado y he sido mujeriego, sí, pero siempre pensé que ella estaría aquí, sin importar lo que yo hiciera. Ella está saliendo con Piero. ¿Por qué se va?

—Pero, ¿por qué Londres? —pregunta Victoria—. ¿No puedes encontrar lo que buscas aquí?

Antonella sacude la cabeza.

—No, Vic. Necesito un cambio de aires. Necesito alejarme un poco de todo. Londres es una ciudad increíble y llena de oportunidades. Creo que ahora mismo es lo mejor para mí.

—¿Cuándo te vas? —pregunta Paul, visiblemente afectado por la decisión de su hija.

—En dos semanas —responde Antonella con una sonrisa triste y el impacto de sus palabras me deja sin aliento.

Dos semanas. Eso es todo el tiempo que me queda con ella. Miro a mis padres, quienes también parecen sorprendidos, pero no tanto como yo. Mi madre Victoria me mira, tratando de leer mis pensamientos, pero mis emociones están demasiado revueltas para que ni siquiera yo las entienda.

—Nella, ¿estás segura de esto? —pregunta mi padre, con un tono de voz suave.

—Sí, Leonardo. Lo he pensado mucho. Necesito hacer esto.

Clara y Paul intercambian una mirada preocupada, pero no dicen nada más. 

La conversación se reanuda lentamente, pero todo lo que puedo escuchar es el eco de las palabras de Antonella en mi mente. ¿Por qué se va? ¿Por qué tan de repente? ¿Y por qué no me lo ha dicho antes?

Después de un rato, la sobremesa acaba. Mis padres se despiden y yo me quedo rezagado, esperando una oportunidad para hablar con Antonella a solas. 

Cuando finalmente todos han salido, me acerco a ella.

—¿Por qué no me lo dijiste antes, Nella? —le pregunto, tratando de mantener mi voz calmada.

Ella me mira con esos ojos que siempre han tenido el poder de desarmarme, pero esta vez están llenos de tristeza.

—Porque sabía que intentarías convencerme de quedarme, Enzo. Y no podía dejar que lo hicieras. Necesito esto.

—Pero, ¿por qué Londres? —repito, sintiendo la desesperación crecer dentro de mí—. ¿Por qué ahora? Vas a estar muy lejos.

—Porque necesito alejarme —responde en un susurro—. Necesito espacio para crecer y hacer lo que realmente quiero.

Sus palabras me golpean como un balde de agua fría. Me doy cuenta de que he estado tan concentrado en mis propios sentimientos que no he notado lo que ella estaba pasando. Siempre pensé que nuestra amistad era suficiente y que ella estaría bien. Pero claramente, me equivoqué.

—Te voy a extrañar, Nella —digo finalmente, incapaz de ocultar el dolor en mi voz.

Ella sonríe tristemente y asiente.

—Y yo a ti, Enzo. 

Nos quedamos en silencio, y por primera vez en mucho tiempo, no sé qué más decir. 

La idea de que Antonella se vaya me rompe el corazón, pero sé que no puedo detenerla. ¿Con que pretexto lo haría? 

Todo lo que puedo hacer es apoyarla y esperar que este cambio le traiga la paz y la felicidad que tanto merece. Aunque a mí me rompa el alma.

 

ANTONELLA.

 

Los últimos meses han sido una tormenta emocional para mí. Desde aquel día en el jardín trasero, cuando Enzo casi escuchó mi conversación con Bianca, diciendo que lo amaba, he estado luchando con mis sentimientos. 

Gracias al cielo, él no llegó a escuchar nada. Y volvimos a ser los de siempre, unos viejos amigos caídos en el olvido.

Ver a Enzo con otras chicas, actuando como si nada hubiera cambiado entre nosotros, ha sido doloroso. Cada vez que lo veo, siento que mi corazón se rompe un poco más.




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