Eres Mia, Enzo de Luca

CAPITULO 6

ENZO

 

Antonella acepta salir a cenar conmigo y no puedo evitar sentir una oleada de felicidad al verla ponerse la chaqueta. Salimos juntos de su casa bajo la atenta mirada de Bianca que no deja de sonreír y no puedo dejar de hacer lo mismo mientras caminamos hacia mi coche.

 

Sin embargo, una punzada de celos me atraviesa cuando recuerdo la llamada de ese tal Dylan. ¿Quién es él? ¿Por qué me molesta tanto que haya interrumpido nuestra conversación?

 

—Así que, ¿Dylan? ¿Es un amigo? —pregunto, tratando de sonar casual mientras le abro la puerta del coche.

 

—Sí, es un amigo —responde Antonella con una sonrisa que no aclara mis dudas.

 

Arranco el coche y nos dirigimos al restaurante, un lugar tranquilo y acogedor que sé que le va a gustar.

 

A medida que voy conduciendo, no puedo evitar que mi mente se colapse con preguntas sobre el dichoso Dylan. ¿Cuánto tiempo lleva conociéndolo? ¿Son solo amigos? ¿Por qué tengo esta necesidad de saberlo todo sobre él?

 

Llegamos al restaurante y nos acomodamos en una mesa cerca de la ventana. 

 

La luz tenue y el ambiente relajado son perfectos para lo que tengo en mente.

 

Quiero que esta noche sea especial, que Antonella se sienta a gusto y que podamos hablar sin interrupciones.

 

—Estoy muy feliz de que hayas vuelto Nella —digo, mirándola directamente a los ojos—. Aunque no lo creas, te he extrañado mucho.

 

Ella parece sorprendida por mis palabras, seguramente no esperaba que fuera tan directo, por lo que baja la mirada, jugueteando con el borde de la servilleta.

 

—Yo también te he extrañado, Enzo —responde en voz baja—. Más de lo que pensaba. —añade volviendo a mirarme a los ojos.

 

Antes de que pueda responder, la camarera se acerca para tomar nuestro pedido. Es una mujer joven y atractiva, y noto de inmediato cómo sus ojos se iluminan al verme. 

 

—Hola, soy Sandra y seré su camarera esta noche —dice con una sonrisa demasiado amplia—. ¿Qué les gustaría ordenar?

 

Antonella pide primero, eligiendo una ensalada y una copa de vino. Luego, me mira expectante, esperando mi pedido.

 

—Yo tomaré el filete con patatas y una cerveza, por favor —digo, intentando mantener mi atención en Nella.

 

Sin embargo, la camarera no se rinde tan fácilmente. Me sonríe de manera descarada y me entrega una servilleta junto con la carta de postres.

 

—Aquí tienes, por si necesitas algo más —dice, guiñandome un ojo disimuladamente antes de alejarse.

 

Intento no darle ninguna importancia y disimuladamente hago una bola con la servilleta para después tirarla por debajo de la mesa, y esperando que Nella no se haya dado cuenta. Ella me mira con una mezcla de diversión y curiosidad, pero no dice nada al respecto.

 

—Así que, ¿qué has estado haciendo desde que te fuiste? —le pregunto, intentando retomar la conversación.

 

—He estado ocupada con los estudios y tratando de adaptarme a esa nueva ciudad —responde—. Pero ha sido un poco solitario, para ser honesta. Siempre añoré Italia.

 

—Me alegra que hayas vuelto. Siempre he pensado que esta ciudad no es lo mismo sin ti.

 

Antonella sonríe tímidamente, y siento que el hielo entre nosotros comienza a derretirse.

 

La cena va transcurriendo entre anécdotas tontas, risas y recuerdos. Por un momento, olvido mis celos y mis dudas. Y la observo sin entender, como pude dejar escapar a una mujer como ella.

 

—Enzo, —dice de repente, mirándome con seriedad—, hay algo que quiero saber. ¿Por qué decidiste venir a verme esta noche?

 

Me tomo un momento para responder, queriendo ser sincero pero sin asustarla.

 

—Porque sentí que necesitaba verte Nella. Después de todo lo que pasó hoy, estando a tu lado, me di cuenta de que no quiero perderte otra vez. Y sí, también quería disculparme por lo de Nerea. Pero más que nada, quería estar contigo, aunque sea por un rato.

 

Sus ojos se suavizan y toma mi mano sobre la mesa, dándome de nuevo una sensación de calidez y devolviéndome la conexión que tanto he extrañado.

 

—Yo también quiero que estemos más cerca, Enzo. Creo que ambos necesitamos esto. Eres mi mejor amigo.

 

La noche continúa y, aunque todavía tengo preguntas sobre Dylan, decido dejarlas de lado por ahora. 

 

Lo importante es que estamos juntos, y por primera vez en mucho tiempo, siento que las cosas pueden mejorar entre nosotros. Que tengo una oportunidad de arreglar el lazo que se rompió entre nosotros.

 

 

ANTONELLA

 

 

Que Enzo me buscara para salir a cenar me ha sorprendido y me llena de una mezcla de emociones distintas. 

 

No puedo negar la felicidad que siento al estar con él, pero la llamada de Dylan me recuerda que no todo es tan sencillo. 

 

Enzo intenta disimular sus celos, pero los noto. Aun así, decido olvidarme de Dylan y centrarme en el momento, en lo que significa estar juntos después de tanto tiempo.

 

Llegamos al restaurante, un lugar íntimo y acogedor. La luz suave y la decoración cálida crean un ambiente perfecto para hablar, para reconectar. Me siento nerviosa, pero la mirada de Enzo me tranquiliza.

 

—Estoy muy feliz de que hayas vuelto —dice mirándome a los ojos con una intensidad que me desarma—. Aunque no lo creas, te he extrañado mucho, Nella.

 

Me siento sorprendida y un poco abrumada por sus palabras. Bajo la mirada, jugueteando con la servilleta, intentando encontrar las palabras adecuadas. 

 

—Yo también te he extrañado, Enzo —respondo en voz baja devolviendo la mirada directamente a sus ojos. —Más de lo que pensaba.




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