DANNA
Muevo mi cabeza momentáneamente en dirección a Liam y veo como él estaba contemplándome, cuando se da cuenta que lo estoy mirando sonríe y pone sus manos en mi cara, él es tan tierno….
Desearía tanto que éste cuento de hadas no terminara y que su hechizo en mí no desapareciera cuando volviéramos a la realidad y a la vida cotidiana. Una vida monótona y llena de encierro.
─ ¿A dónde vamos a ir? ─Le pregunte mientras acariciaba su cabello y rosaba su labio inferior con mi dedo índice.
─Sé que no estás bien y seguro no tendrás ánimos de hablar, pero quiero que estés todo el día conmigo, los dos solos hablando, comiendo, besándonos… poder ver tus bellos ojos azules, que no estés triste y aunque sea momentáneo puedas despejar tu mente y no pensar en la partida de tu abuela. Sentir que eres mía y yo tuyo. ─ Lo miré ruborizada por sus bellas palabras.
─Está bien soy toda tuya ─Le dije entre carcajadas, sus ojos de inmediato se tornaron a un azul profundo─, pero no me lleves a tu habitación por favor.
Estuvimos mucho tiempo en la carretera, íbamos muy entretenidos hablando o más bien el haciéndome reír con sus chistes malos, haciendo que me olvidara de mi mal momento. Eso era él, un ángel que vino a poner mi mundo de cabeza y darle otro sentido.
─ ¿Falta mucho para que lleguemos? ─Le pregunte un poco impaciente y con ganas de estirar las piernas, pero aun sin saber a dónde me estaba llevando.
─Nos vamos a parar a comprar algunas cosas para comer y comprar unos bañadores.
Cuando él dijo bañadores lo mire con cara de incredulidad porque íbamos para la playa, ¡súper! lugar que amaba. Nos paramos en un mall donde compramos las cosas para comer y ropa de playa, Liam se volvió loco comprando cosas, bañadores, toallas, bloqueador solar y algo que no podía faltar… alcohol.
Alrededor de una hora después llegamos a lo que debía ser el mejor día entre ambos porque por fin estábamos solos, cogí nuestros teléfonos y los apagué para no ser interrumpidos. Voy a contarle a Liam lo que me paso y que sea lo que tenga que ser porque ese dios griego me gusta y mucho, por primera vez en mi vida un hombre me atrae tanto, quiero sentir que sus manos me toquen y que sus labios no me dejen de besar.
─Llegamos ─Me dijo con una mirada muy enigmática─, pero tenemos que caminar un poco para llegar donde está la playa, veras que valió la pena el largo viaje ─Prosiguió diciendo.
Apago el coche y le dije que me diera un momento a solas para cambiarme de ropa y ponerme el bañador, me cambie y encima me puse un vestido de playa blanco amarrado al cuello, el decidió cambiarse en la playa, recogimos todas las cosas que nos íbamos a llevar y comenzó la aventura.
─ ¡Dios mío! No lo puedo creer… este lugar es hermoso, llegamos a un paraíso ─Corrí a darle un abrazo a Liam, estaba muy emocionada.
─Sabía que te iba a gustar ─Me dijo mientras me acariciaba la espalda, los dos parados contemplando la bella vista ─Gracias amor por este bello gesto ─Le dije dándole un cálido beso en las mejillas.
La playa era pequeña con arena muy blanca, estaba protegida del oleaje por enormes rocas a su alrededor que formaban una gran muralla, está localizada en la costa norte de la isla y era solo para nosotros porque no había nadie.
Nos sentamos en la arena encima de una gran manta color carne, no había un lugar para refugiarnos del sol, Liam comenzó a quitarse la camisa mangas largas color blanco, los zapatos color negros y las medias marrones oscuro, luego el pantalón negro y por un rato se quedó en bóxer y franela blancos que tenía. Yo no dejaba de contemplar a ese Dios griego que tenía frente de mí, él me mira fijamente y reía.
─ ¿Qué estará pensando esa cabecita bella? ─Me preguntó mientras me seguía deleitando con sus bellos ojos y esa picardía que lo caracterizaba.
─Solo estoy contemplando la belleza de mi novio─. Me sonríe. Y ahí estaba nueva vez, esa electricidad que yo sentía cuando estaba a su lado.
Liam se puso de pie quitándose la franela y poniéndose el bañador.
─Vamos ─Me dijo haciéndome señas con la mano indicándome el agua; me quite el vestido y nos fuimos a bañar. Cuando estuvimos ya en el agua me agarro por la cintura y tiro de mi hacia él, enrollé mis pies en su cintura y lo abracé por el cuello acariciando su cabello mojado, nuestras miradas se cruzaron por un largo rato; yo no podía dejar de mirar sus labios, me tenían hipnotizada, instintivamente me mordía el labio inferir de deseo, él hizo lo mismo.
Dándole riendas sueltas al deseo nos besamos con tanta pasión chupando mi lengua y mordisqueando mis labios que todo mi cuerpo se tensó y comencé a temblar entre sus brazos, el coloco sus manos en mi trasero y comenzó a besar mi cuello lentamente mientras mi respiración se estaba acelerando y sintiendo que mi cuerpo se estaba tensando.
─Te voy a besar por completo ─Murmura con una sonrisa muy sexi, pero yo no puedo seguir, sueltos sus manos de mi cuerpo y retrocedo abruptamente hacia atrás.
─Liam necesitamos hablar, por favor ─Le pedí con la voz ronca y con un pavor horrible.
─Está bien Nena, pero ¿qué te pasa? ─Me pregunta mientras me sigue hacia afuera del agua.