DANNA
Me siento exhausta, llevo todo el día escuchando los problemas de mis pacientes y siento que voy a explotar. Esta migraña acabará con mi vida.
─Ivanka, ¿aún me quedan pacientes que ver hoy? ─Le pregunté a mi asistente con cara de súplica, de que me dijera que no había nadie más. Necesitaba ir a casa, tomar una ducha hasta que éste estúpido día pasara.
─El señor Luis fue el último ─Me dijo con una bella sonrisa.
─Pues entonces me voy, estoy muy cansada ─Le dije a mi querida Ivanka con una tierna sonrisa.
Ivanka era una bella joven que estaba terminando la carrera de Psicología, estaba conmigo para aprender de mí. Me la recomendó un colega de la facultad.
Cogí mis cosas y me dirigí camino a casa, me tomaría una ducha muy fría y me iría a la cama. Mientras conducía me preguntaba ¿Cómo estaría él? ¿se habrá casado? O a lo mejor tendrá hijos, lo extrañaba tanto, pero lamentablemente las cosas no se dieron y yo estaba lamentando lo que no sucedió. Las decisiones malas o buenas tienen consecuencias, hasta no tomar una decisión conlleva una reacción de la vida o talvez del destino.
No hay un día en estos cinco años que no recuerde esa noche, hay un gran hueco en mi corazón. Aun él está en mí y nada lo va a cambiar porque aun lo amo como la primera vez que lo vi en el barco.
Tres días después recibí una invitación para dos perdonas para la reinauguración de un hospital donde iba a colaborar esporádicamente, en ese lugar tenía mucha gente querida. Hacía dos meses que estaba en remodelación.
Llame a mis padres para saber cómo les había ido con la compra de un local que tenían visto hacía ya varios meses. A mi madre ahora le había dado de querer tener una librería donde se pueda ir a leer, algo de tomar y ¡claro! Comprar un libro.
Recibí un mensaje de Ivanka diciéndome que fuéramos a nuestro bar favorito a tomarnos unas copas.
Necesitaba despejar un poco la mente, esa invitación me cayó del cielo.
Cuando llegamos al bar “vive para beber” el ambiente estaba muy bueno, Cristian nuestro amigo y camarero nos hizo señas si nos llevaba lo de siempre y yo asentí, él siempre nos trataba como reinas. Le conté a Ivanka de la invitación a la reinauguración del hospital y le pedí que fuera conmigo, aunque Ivanka era dos años menor que yo, era una chica muy madura, inteligente y despierta. Tenía un gran corazón al igual que belleza, me encontraba extraño que no tuviera novio o muchos pretendientes.
Con sus largas piernas, cabello lacio, color marrón claro, una carita muy angelical y un cuerpo bien formado, no tenía que envidiarle nada a ninguna mujer.
Entre cuentos, bebida y mucha risa nos pasamos una noche muy amena y yo pude relajarme un poco.
Faltando un día para la actividad nos fuimos de compras, teníamos la intención de divertirnos y probarnos muchos vestidos.
Luego de andar y buscar en casi todas las tiendas no encontrábamos el vestido adecuado hasta que llegamos a la boutique Pasión, entramos y en un maniquí estaba mi vestido. Me quedé embelesada mirándolo, pedí que me lo mostraran para medírmelo, color rojo pasión, largo, se ceñía a mi cuerpo mostrando mi figura. Era todo lo que buscaba.
Ivanka se midió un vestido azul cielo, por encima de las rodillas y espalda descubierta, le quedaba de infarto.
Luego fuimos a comprarnos los zapatos, Ivanka eligió unas zapatillas plateadas en forma de rosa, yo sin embargo escogí unas zapatillas transparente llenas de piedras precisas.
Después de arreglar mi cabello, hacerme las manos, los pies y maquillarme, era hora de ponerme el vestido que me tenía enamorada, me sentía una reina de cuentos de hadas.
Tome mi bolso y la invitación, debía pasar a buscar a mi amiga, teníamos que estar a las siete en punto en el lugar.
Estaba esperando a que bajara Ivanka cuando recibí un mensaje de mi prima Alina, “quiero que hablemos, tengo algo muy importante que decirte, por favor llámame cuando estés desocupada”
Ella estaba viviendo con su novio Thomas en Seattle hacía más de cinco años, tienen un hermoso niño llamado Bruce de dos añitos. Ella sí pudo realizar sus sueños de estar con el amor de su vida, son muy felices y eso me da mucha alegría por ambos, se lo merecen.
Decido escribirle para que no se impaciente y me vuelva loca “mañana temprano te hablo, voy camino a una actividad del hospital donde colaboro” pulsé enviar y me olvide del móvil, en ese instante llego la más esperada y nos fuimos.
Al llegar ya había muchas personas por todo el salón, el lugar estaba espectacular. El salón de conferencias estaba muy bien decorado con muchas mesas elegantemente decoradas con rosas blancas como centros de mesas, en el escenario había una mesa larga con un gran arreglo floral y varias sillas.
Estuve saludando varios doctores conocidos al igual que al personal del área administrativa. Ivanka y yo nos tomamos varias copas. Luego de un tiempo prolongado subió al escenario el maestro de ceremonia dando la bienvenida a todos los presentes.
Luego que el presidente del hospital diera un emotivo discurso hubo un momento que de la mano del presidente se dieron algunos reconocimientos y para mi sorpresa mencionaron mi nombre.