HOLA A TODOS USTEDES.... SIII USTEDES MIS BELLAS LECTORAS... GRACIAS POR SEGUIR ACOMPAÑANDOME EN MI LINDA AVENTURA. ACA LES DEJO OTRO CAPITULO ESTA VES CONTADO POR LIAM... CUIDENSE MUCHO
LIAM
No sabía que me estaba pasando, pero estaba frenético y no podía dejar de pensar en Danna, si seguía así me iba a volver loco y del amor iba a pasar a la obsesión.
Fui varias veces a la casa de mis compadres para que me dieran la dirección de ella, pero no conseguí nada. Thomas al verme con mi desesperación me dio la dirección de su consultorio. Le envié un lindo ramo de rosas amarilla para que sepa que estoy pensando en ella y que aun la amo. Ahora más que nunca se reafirma mis sentimientos hacia ella.
No puedo sacar de mi mente cuando estuvimos juntos. ¡Dios! Amo esa mujer y quiero mi vida con ella.
Fui a la oficina, tenía que seguir con mi vida y hacer lo que tanto me gustaba. Amaba mi trabajo, el legado de mi padre... un hombre fuerte, trabajador con un carácter enérgico y muy decidido en las cosas que hacía. Me enseñó a tenerle amor al trabajo y valorar la familia que para él era lo más importante.
Aunque en mi adolescencia no entendía las cosas que él me decía por culpa de mi rebeldía e inmadurez sabía que lo que me decía era por mi bien. Gracias a lo recto y disciplinado que fue mi padre mis hermanos Jayden y Keany son jóvenes centrados en sus estudios y no le dan dolores de cabezas a mi madre.
Mi madre... la señora Mery Smith cuanto la extraño. Ella fue un consuelo para mí cuando Danna me dejo. Mi madre es una mujer muy fuerte y sabia. Siempre me pregunta que pienso hacer con mi vida, cuando me decidiré a pasar la página y dejar que otra mujer ocupe el lugar de Danna.
Pasadas las cinco de la tarde le pedí a mi chofer que me llevara a mi departamento, iba a tomar algunas cosas para ir a casa de mi madre, necesitaba que ella me diera unos buenos consejos de los que solo ella me daba cuando me sentía ahogado.
Le pedí a David mi chofer que se retirara, quería conducir y despejar mi mente.
Una hora después estaba llegando a la casa que me vio crecer y que guarda tantos secretos y momentos vividos de mi familia. Cuando mi padre falleció le pedí a mi madre que compráramos otra casa más pequeña para ellos, pero se negó. Ella vivía sola con el servicio porque mis hermanos tenían sus departamentos.
Cuando toque el timbre Juana mi nana me abrió la puerta. Con un fuerte abrazo me dio la bienvenida.
−Que milagros verte por aquí mi niño –dijo con una agradable sonrisa.
−Extrañaba mi casa y a ustedes –respondió un poco melancólico.
−Tu madre se va a poner muy feliz de verte.
−¿Dónde esta ellas? –pregunté mientras entraba mis cosas para luego dirigirme a la sala de estar.
−En la cocina, estamos preparando una lasaña de pollo en salsa blanca. – al escuchar esas palabras me dirigí a la cocina en busca de mi madre adorada. Amaba su comida.
−Mi niño –me dijo cuándo se percató que yo estaba observándola, se veía tan linda detrás de su delantal de rosas que mi padre le regalo para un aniversario, ellos amaban cocinar juntos los domingos cuando todos estábamos reunidos. Se veía tan tranquila y su cara iluminada de alegría.
−¡Mamá! Que alegría verte después de tantos meses. Te extrañé −Fui a su encuentro y le di un fuerte y cálido abrazo de oso.
−Si me extrañas como dices ¿Por qué me tienes abandonada? –Me regañó.
−Sabes que tu hijo es un hombre de negocios y siempre estoy muy ocupado –respondí guiñándole un ojo.
Después de cenar fuimos a la sala de estar a conversar un poco. Nos tomamos un delicioso café mientras mi madre me contaba cosas de mis hermanos. Reímos mucho recordando las travesuras de ellos, también recordamos a papá de la falta que le hacía, me comentó que se sentía muy sola. Me recosté en sus piernas como cuando era pequeño, me gustaba que ella me hiciera cariños y pasara sus manos por mi cabello.
−¿Aun la recuerdas? –Esa pregunta me dejó fuera de base. −¿Todavía la amas? –La segunda se fue directo a mi corazón. Respiré hondo y en un susurro ahogado y sin quererle mentir respondí.
−Sí y ahora que la encontré más que nunca.
Mi madre dejó de pasarme la mano por el cabello y se quedó pensativa por un momento que me dejó desconcertado. Continúe hablando, necesitaba que ella me escuchara.
−Hubo un trabajo en Chicago, una reconstrucción de un hospital que también sirve de hogar para niños y jóvenes con problemas. El director del centro me invito a la reinauguración y esa noche la volví a ver después de cinco largos años tratando de olvidarla.
−Recuerda que por su culpa sufriste mucho –soltó después de su largo silencio.
−Lo recuerdo, mamá. Pero también había muchas cosas que yo desconocía y gracias a Thomas y Alina su prima lo descubrí.
−Mi niño no quiero que vuelvas a sufrir, mereces ser feliz –Me dio un tierno abrazo mostrando con ello lo mucho que me quería.
Le conté toda la historia, el doloroso accidente y la recuperación de Danna y de nuestro ultimo encuentro. Le pedí que me aconsejara de lo que podía hacer, le conté que ella se volvió a ir y quería ir a buscarla, pero tenía miedo que ella me rechazara.