Eres nuestra madre

CAPÍTULO 5

7 Años atrás

Jelena

Situaciones extremas merecen medidas extremas, es lo único que me decía mentalmente para terminar de convencerme por el hecho de haber aceptado ser la madre gestante de un matrimonio que apenas y conozco, bueno, sí conozco quienes son por el hecho de que uno es apellido Morgan, y la verdad es que soy gran admiradora de Ángel Morgan y todo su trabajo, de cómo creó y manejó su empresa de ropa y cómo esta es una de las mejores compañías de moda, es conocida por sus hermosos diseños que la hacen increíblemente impresionante, debido a temas de salud tuvo que dejar de trabajar y manejar su empresa y su hijo, quien ni siquiera había terminado la universidad, tomó el control de la empresa, todos dudaban si podía hacerlo y pensaban que llevaría a la quiebra a la empresa, pero sin duda calló bocas al hacer crecer mucho más la compañía, y fue muy conocido por eso. He visto algunos fotos de él pero ninguna tomada por él, siempre eran fotos con socios y fotos con su esposa Chloé Harrison, la cual no es conocida por ser la persona más amable, en una ocasión les lanzó cerveza a unas personas estando ebria, claramente pidió disculpas aunque estas simplemente parecía que las dio por la presión social. Después se supo que estaba casada con el empresario Lucas Morgan, lo que hizo que muchos olvidaran su comportamiento. Nunca creí que ella sería su tipo de chica pero bueno, yo no lo conozco así que no debería opinar.

He tomado un vuelo hacia Los Ángeles porque los futuros padres quieren entrevistarme, ellos se han encargado de cubrir todos los gastos para yo poder viajar hacia dónde están ellos. Al ser mejor amiga de Ashley, la cual tuvo que cambiarse de universidad ya que tuvo algunos problemas, y ser joven, me han dado prioridad, aunque todavía no sepan la razón por la que lo hago.

«Todo sea por mi madre», me digo mentalmente.

He llegado a Los Ángeles y un carro con un chofer quien sostiene un cartel con mi nombre y apellido,  aguardan por mí.

—¿Señorita Guerrero?

—Así es, buenos días.

—Buenos días, soy Pedro, es un gusto.

—Igualmente.

—El señor Morgan la espera.

«¿El señor Morgan? Que no debería decir los señores Morgan», pienso.

No digo nada y solo asiento.

 

***

Después de un viaje de media hora en donde hemos mucho con el señor Pedro, hemos llegado a una mansión. Ingreso mientras pedro va a estacionar el auto, al entrar me dirijo a la sala de estar y una señora se acerca a mí.

—¿Es la señorita Guerrero?

—Así es.

—Un gusto, soy Carmen. —Le doy una sonrisa—. El señor Morgan acaba de salir a realizar algo de manera urgente pero dijo que regresaba de manera rápida, ¿desea algo de tomar?

—No gracias.

—Está bien, si necesita de algo no dude en llamarme —me dice y asiento y ella se retira—.

Escucho como la puerta se abre y giro mi cabeza para encontrarme con unos ojos azules.

—Carmen podrías darme los informes del año pasado… —Me mira y me paro y voy hacia el—.

—No soy Carmen. Soy Jelena Guerrero. —Alzo mi mano—.

—Un gusto. —Estrecha mi mano—. Soy Lucas Morgan.

 

Actualidad

Jelena

Nunca pensé volver a Los Ángeles, ni mucho menos con los Morgan, decidí aceptar vivir con ellos, solo hasta conseguir un sitio dónde vivir. También acepté trabajar para el hombre de los ojos serios, solo espero que esto no me traiga más problemas de lo que me ha causado.

Es de noche, y no puedo dormir. Es extraño, simplemente… extraño. Debería estar cansada, digo saqué mis cosas necesarias e imprescindibles. Papá Morgan dijo que no me preocupara por mi departamento porque el pagaría el alquiler. También tuve que arreglar mis papeles y redactar mi carta de renuncia y al mi jefe darse cuenta que Lucas Morgan se lo pedía, que un poco más y le ponía una pistola en la cabeza para que aceptara, pero la cosa es que aceptó. Después tuvimos que tomar un vuelo en el avión privado de los Morgan. En el aeropuerto nos recogió el señor Pedro que al verme se sorprendió y me brindó una gran sonrisa, ya se le ve más canas pero sigue teniendo un brillo en los ojos que te contagia y te transmite alegría y tranquilidad. Después llegamos, me dieron una habitación que es la misma que tuve cuando estuve aquí por casi 1 año, esta está al lado de la de papá Morgan y enfrente de la habitación de los diablillos. Desempaqué, ordené, me bañé y aun así no puedo dormir. Y es algo horrible porque no estoy haciendo nada y mi mente comienza a traer recuerdos dolorosos por esa razón siempre intento mantenerme ocupada para así mantener mi mente ocupada y que esta no me recuerde momentos que me encantaría olvidar.

Por un momento pienso en lo rápido que había concebido el sueño cuando cuidé a las pulgas, por alguna razón me sentí segura. Pero ahora mi corazón está comenzando a palpitar muy rápido y empiezo a sudar.

Y ahí está, ese sentimiento de ahogo, mi respiración se vuelve pesada.

«¿Por qué a mí?»

«Debí poder evitarlo»

—No. —Me levanto y me pongo mis pantuflas—.

Decido bajar a la primera planta, son las 11:00 p. m. No me importa nada, no me importa agotar mi cuerpo hasta que ya no pueda más, hay veces en las que me despierto, me pongo a arreglar mi casa, hago ejercicio, adelanto mi trabajo, me baño una y otra vez hasta que siento que por fin puedo conciliar el sueño y mi mente está lo suficientemente cansada como para molestarme por recuerdos.

Voy a la cocina y tomo un vaso de agua.

—¿Qué está haciendo? — Me sobresalto—.

—Es increíble que hayan pasado como 7 años y usted siga haciendo eso de aparecerse en silencio.

—Lo siento, ¿Qué está haciendo?

—Andando en bicicleta —le respondo sarcásticamente mientras le señalo el vaso demostrando lo patética que ha sido su pregunta—.




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