Eres nuestra madre

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO 12

Actualidad

Jelena

Ha llegado la noche del viernes y ahí estaba yo en mi dormitorio alistándome para salir con Liana, iba a hacerlo, iba a salir de noche, iba a ir a una discoteca, yo no era de salir mucho, nunca he sido así, menos en mis últimos años.

¿Seré capaz?, ¿debo hacerlo?, ¿está bien?

¿Está bien que me divierta?

¿Está bien que sea feliz?

Mis pensamientos son interrumpidos por los golpes de la puerta que me indican que alguien quiere pasar.

—Pase.

Es una de las pulgas en crecimiento.

—Jelena, la tía Liana pregunta si estás lista —me dice Adrián—.

—Si, ya bajo.

—Está bien. Por cierto, te ves muy linda.

—Gracias. —Le digo mientras le doy una sonrisa de boca cerrada y se va—.

Ver a Adrián me hace recordar lo que ha pasado en la semana, les explicamos la situación a lo que ellos lo entendieron, dijeron que ya imaginaban que esto podía pasar y que estaban bien pero la verdad es que nada estaba bien, así que he estado pensando que tal vez sea lo mejor volver a Nueva York, no debí regresar en primer lugar. Eso fue un gran error. Sobre el asunto de Chloé, su manager se disculpó en las redes sociales de ella diciendo que Chloé está pasando por un mal momento y que por eso hizo lo que hizo, que lamenta haber sido mala madre y que lo único que quiere es el bienestar de sus hijos ¿eso era cierto?, no lo sé. No sé si ella esté diciendo la verdad o no, solo no lo sé, no le guardo rencor a ella por haber dicho eso de mí, lo que me da rabia es el hecho de que no haya pensado en sus hijos, en lo que los podía afectar, y a pesar de las disculpas que dieron, para el mundo exterior habrá quedado así: Chloé como una madre con problemas psicológicos y yo como una chica con problemas económicos, en unos días esto será noticia vieja para los demás pero no para nosotros porque sabía muy bien que esto no iba a acabar ahí.

Decidí bajar y ya en la primera planta, vi que estaban Liana, Lucas y Pablo sentados charlando hasta que notaron mi presencia.

—Oh Jelena te ves guapísima —me dice Pablo y mi mirada se dirige hacia Lucas que me está viendo fijamente y al encontrarse con mis ojos yo desvío la mirada—.

—Gracias.

—Bien, debemos irnos —dice Liana—.

—¿No podemos acompañarlas? Siempre han dicho que somos buenas compañías —dice Pablo—.

—Así, ¿Quiénes? —pregunto—.

—Mejor no digas nada que nos hundes más —le dice Lucas a Pablo el cual se sienta a su lado—.

—¿Nos vamos? —me dice Liana—.

«No, no quiero ir, no quiero ir a un lugar que me trae tan malos recuerdos», es lo que debí haber dicho, pero en vez de eso simplemente dije:

—Si.

***

Llegamos a una discoteca, que era una de las más “exclusivas”.

—Jelena.

—¿Sí?

—¿Estás bien?

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

—Porque has estado muy callada.

—Me haces quedar como una cotorra —le digo para aliviar el ambiente—.

—Es que lo eres —Nos reímos para luego salir del carro hacia la discoteca—.

Liana tiene sus contactos así que pasamos sin hacer fila, ¿eso me hace sentir mal o culpable por quienes están haciendo fila como se debe? No, hacer fila es lo peor.

Entramos y el ambiente es tal como te lo puedes imaginar, personas bebiendo, bailando, cantando, besándose, toqueteándose, algunos haciendo todo lo que mencioné a la vez. En fin, intentaba ponerme cómoda, intentaba mantenerme tranquila y así pasar un buen rato junto a Liana.

—Y bien, ¿qué quieres tomar? —me pregunta Liana—.

—Un coctel de limón.

—Bien, si quieres espérame en el lado de allá —Me señala un sitio que está subiendo las escaleras, en donde se ve que no hay muchas personas—.

—Está bien —le digo y ella asiente mientras se va a la barra a pedir nuestras bebidas—.

Mientras yo me dirijo al lugar que me indicó Liana, no puedo evitar pensar en aquella noche, pero vine aquí con la intención de superar eso, de seguir adelante, de…

Dejo a un lado mis pensamientos cuando veo a una chica que está como acostada en un sillón.

—¿Karen? —Pensé mientras automáticamente me dirijo hacia ella y me doy cuenta de que no es quien pensaba, sino que era otra chica pero era una chica la cual yo conocía—.

—¿Elizabeth? —Le digo para ver si es ella, y efectivamente sí es. Es la chica que me pidió dar la charla en la escuela—.

—¿Sí? —me dice y puedo detectar que está bastante ebria por sus acciones—.

—Soy Jelena, la chica que buscaste para que dé la charla en la escuela.




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