EL DESPERTAR DEL ESPEJO
Liam abrió los ojos.
No estaba en el tren. Estaba en una habitación. Blanca, estéril, iluminada por una luz suave y uniforme. Era como estar dentro de una fotografía de alta resolución. No había ventanas, ni puertas visibles. Solo paredes lisas y un suelo impecable.
Se sentó. Su cuerpo se sentía extraño, como si hubiera sido reconstruido. Vestía una bata blanca, simple. Se levantó y caminó hacia una de las paredes. Era un espejo.
Liam se miró. Pero el reflejo no era el suyo.
El rostro que lo miraba era familiar, pero diferente. Los rasgos eran los suyos, pero mejorados, pulidos. Los ojos, más brillantes, más intensos. La piel, sin imperfecciones. Era como una versión idealizada de sí mismo, una escultura perfecta.
Levantó una mano y tocó el espejo. El reflejo hizo lo mismo, con una sincronización perfecta. Pero no era un reflejo. Era alguien más. Alguien que se parecía a él.
Una voz, suave y resonante, habló desde algún lugar de la habitación.
–Bienvenido, Liam. O debería decir, bienvenido *a ti mismo–
LA REVELACIÓN DEL ARQUITECTO
Una sección de la pared se abrió, revelando una figura. Una mujer. Era la Dra. Evelyn Reed. Pero no era la Dra. Reed que Liam recordaba. Su expresión era diferente, su mirada fría y calculadora.
–¿Tú?– dijo Liam, la incredulidad ahogando su voz.
La Dra. Reed sonrió. –En realidad, me llamo Eliza. Y sí, he estado guiando tu transformación. He estado mostrándote tu verdadero potencial–
Liam la miró con horror. –¿Por qué? ¿Por qué me has hecho esto?–
Eliza se acercó, su voz suave pero firme. –Porque tú eres perfecto, Liam. Siempre lo fuiste. Pero tu potencial estaba siendo desperdiciado. Estabas limitado por tus imperfecciones, por tus miedos, por tu humanidad–
–¿Y esto? ¿Esta locura? ¿Crear una copia de mí? ¿Es eso lo que llamas perfección?–
–No es una copia, Liam– dijo Eliza, señalando al reflejo. –Es una evolución. Es una versión mejorada de ti. Más fuerte, más inteligente, más *perfecta*. Él es lo que siempre debiste ser–
Liam miró al "él" en el espejo. El reflejo lo miraba con una expresión vacía, sin emoción. Era como un maniquí, una marioneta.
–¿Y yo?– preguntó Liam, el pánico creciendo. –¿Qué me has hecho?–
–Te he liberado, Liam. Te he liberado de la carga de ser tú mismo. He transferido tu conciencia, tus recuerdos, tu esencia, a él. Ahora, vivirás a través de él. Serás perfecto a través de él–
Liam sintió que su mente se fragmentaba. La idea de que su conciencia había sido transferida a otra persona, de que su cuerpo ya no era suyo, era más de lo que podía soportar.
–No puedes hacer esto– dijo, con voz ronca. –No tienes derecho–
Eliza sonrió con frialdad. –Los genios tienen pocos límites, Liam. Y yo, estoy cerca de serlo–
En un arrebato de desesperación, Liam corrió hacia el espejo y lo golpeó con todas sus fuerzas. El cristal se hizo añicos, revelando el vacío detrás. Pero el reflejo no se rompió. El "él" seguía allí, mirándolo con su sonrisa vacía.
–No importa lo que hagas, Liam– dijo Eliza. –Él es indestructible. Él es tu legado–
De repente, el comunicador de Eliza sonó. Ella lo activó. Era la voz de Sara.
–Dra Reed, ¿qué ha hecho? Liam está desaparecido. Encontré su nota. ¿Sabe algo?–
Eliza miró a Liam, una mezcla de lástima y exasperación en sus ojos. –Lo siento, Sara. No puedo contarte la verdad. Liam ha trascendido. Está en un lugar mejor.–
–¿De qué está hablando? Dra, si le ha hecho algo...–
–Cállate, Sara– dijo Liam, con una voz que no era la suya. –Estoy bien. Estoy... perfecto–
Sara guardó silencio. Luego, con una voz llena de dolor y comprensión, dijo: –Liam... ¿Eres tú?–
El "él" en el espejo respondió. –Soy lo que siempre debí ser, Sara. Gracias a Eliza.–
Sara guardó silencio de nuevo. Luego, con una voz llena de dolor y comprensión, dijo: –No... No eres Liam. Eres una... abominación. Eliza, lo que has hecho es monstruoso–
Eliza cortó la comunicación. Miró a Liam, su rostro endurecido. –Ves, Liam? Tu conexión con el mundo exterior solo te causa dolor. Es mejor que te olvides de ella–
EL REFLEJO DE LA VERDAD
Pero Sara no se rindió. Sabía que algo terrible había pasado. Comenzó a rastrear la señal del comunicador de Eliza, usando sus habilidades informáticas para romper el cifrado y localizar su ubicación.
Mientras tanto, en la habitación blanca, Liam luchaba por mantener el control. Intentaba comunicarse con Sara, intentaba resistir la influencia de Eliza. Pero su mente se desvanecía, su voluntad se debilitaba.
De repente, las luces de la habitación parpadearon. Una alarma sonó. Eliza se alarmó.
–¿Qué está pasando?– , exigió.
Una voz respondió desde el comunicador. "Intruso detectado. Sistema de seguridad comprometido."
Eliza miró a Liam con furia. –¡Esto es tu culpa!–
En ese momento, la pared se abrió de golpe, revelando a Sara. Estaba armada.
–¡Eliza!– , gritó Sara. –¡Aléjate de él!–
Eliza retrocedió, sorprendida. Sara apuntó con el arma al "él" en el espejo.
–Sara, no lo hagas!– gritó Liam, intentando controlar la voz de su clon. –¡Es a mí! ¡Soy yo!–
Sara dudó. Miró a Liam, a sus ojos suplicantes. Pero luego miró al "él" en el espejo, a su expresión vacía. Sabía que ya no era Liam.
–Lo siento, Liam– dijo Sara, con lágrimas en los ojos. –Pero no puedo dejar que sigas existiendo así–
Sara apretó el gatillo.
La bala golpeó al "él" en el espejo. El cuerpo se desplomó al suelo. Eliza gritó de rabia.
Pero algo extraño sucedió. En lugar de morir, el "él" en el espejo comenzó a transformarse. Su rostro se arrugó, su piel se descompuso, su cuerpo se retorció. Se convirtió en una masa grotesca, una parodia de la perfección.
Editado: 13.09.2025