14 de junio de 2018.
Era el penúltimo día y última noche en Brasil, a la mañana siguiente nos teníamos que levantar a las siete para desayunar y luego ir en colectivo hasta el aeropuerto.
A la tarde fuimos a un centro comercial que nos había recomendado nuestro coordinador.
La familia de Frank también eligió ir.
El Shooping era enorme. Para mí mala suerte había escaleras eléctricas por todos lados y odiaba subir a ellas, sentía que mis pies quedarían atrapados ahí.
Ingresamos a un local ubicado en el quinto piso que tenía muy buenos precios de indumentaria. Allí estuvimos la mayor parte del tiempo y aproveché para comprarme remeras y cortos.
Cuando salí pude ver a Frank en una heladería del frente. Él siempre lucía tan feliz, parecía una felicidad genuina, real.
Me perdí en él cuando me dí cuenta que tarareaba una canción y movía su cabeza riéndose. Era la canción que sonaba en el lugar, Something Just Like This de The Chainsmokers y Coldplay.
Me sorprendió, no imaginaba que ese sería un tipo de música que le podía llamar la atención. No sé, era alguien indescifrable.
Ese instante sirvió para darme cuenta que quería conocerlo, quería saber de él, sus gustos, sus pasatiempos y sobre todo los otros sueños que tenía aparte de nadar con tiburones. También, verificar si esa felicidad que transmitía realmente era verdadera, o solo yo pensaba que si lo era.
Deseaba y necesitaba saber quién era de verdad Frank.
De repente, su mirada notó la mía. Mi corazón comenzó a acelerarse cuando me sonrió y saludó con su mano. Nuevamente no pude reaccionar.
—¿Todo bien? —mi hermano tocó mi hombro, provocando que diera un saltito.
Miré al suelo avergonzada, al parecer Nick se había dado cuenta de la situación.
—Todo bien.
Frunció el ceño y alternó sus ojos entre donde se encontraba Frank y en mí.
—Lo que digas —se encogió de hombros finalmente—. Vamos a seguir recorriendo.
—Bueno —comencé a caminar despacio, pero me mantenía mirando a Frank.
Seguía viéndome, pero había empezado a reirse y me hacía señas que no lograba comprender. Al parecer luego se rindió, ya que dió un suspiro, le dejó su helado a su hermanito y se levantó.
Tragué grueso. ¿Qué estaba por hacer?.
Mi pregunta tuvo una respuesta rápida, porque se hecho a correr hacia mi y me quede quieta, mientras mi familia seguía caminando tranquilamente viendo vidrieras.
Pensé: "esto no es real".
Ese pensamiento se esfumó cuando lo tuve parado frente a mí.
Sin darme cuenta, me sonroje. Quise apartar la mirada, pero decidí mantenerla en él.
—¿Qué te pasa? —solté, confundida.
—Podría haber caminado y no corrido, pero eso le quitaría la emoción, ¿No crees? —bromeó—. No me pasa nada, solo quería hablarte.
Mis labios formaron una sonrisa amplia al escuchar eso.
—¿Por... —no llegué a decir nada más, miré al costado y mi familia estaba allí, mirándonos raro.
Sobre todo mi primo, que estaba con la boca abierta, sorprendido, como si no pudiera creer que yo estuviera hablando con un chico guapo.
Y bueno, yo tampoco podía creerlo.
—¿Qué me ibas a preguntar? —dijo Frank, ignorando a los demás.
Volví mi vista a él.
—¿Por qué querías hablarme?.
Me rasqué la nuca, volví a ponerme nerviosa, como si no fuera suficiente tener a mi familia observando todo, la de este atractivo chico también tenía sus ojos en nosotros.
Yo siempre prefería pasar desapercibida. No soportaba las miradas.
—Porque mañana se termina el viaje y... —pensó unos segundos lo que iba a agregar—. ¿Me pasarías tu número?.
No, no me desmaye.
Pero estuve a punto de hacerlo. Mi respiración se agitó, ¿Qué me pasaba? ¿Por qué mis emociones exageraban tanto por él?.
En mi mente aparecieron dos opciones: Hacerme la difícil o darle mi número sin más.
La que ganó fue la segunda, así que se lo dí. Porque ya ni tiempo tenía de hacerme la desinteresada, cuando evidentemente no lo estaba y sobre todo el viaje estaba llegando a su fin.
—Genial —Frank sonrió y guardó su celular luego de anotar mi número—. Te dejo tranquila con tu gente, que termines bien el día.
No llegué a decirle "adiós" o "igualmente" ya que se había ido corriendo rápido.
Me voltee y volví con mi familia que estaba en un completo silencio. Todo muy incómodo.
Hice muy pocos pasos hasta detenerme de nuevo por sentir mi celular vibrar.
Abrí el mensaje que me había llegado de un número desconocido.
Otra sonrisa volvió a formarse en mi rostro después de leer lo que decía.
"Las miradas entrometidas son peligrosas, no dejes que se metan contigo, porque si no influyen en tí y esos tipos de miradas no deben de tener tanto poder sobre alguien.
- Frank."