3 de julio de 2018. (Segunda parte).
Miré a Frank de reojo mientras él buscaba un libro en el sector de Misterio y Suspenso de la librería.
—¿Llevarás alguno? —preguntó el castaño de repente—. Hay muchos descuentos.
—No he traído dinero —me encogí de hombros—. Tampoco pensaba en venir para comprar libros o para ver a los escritores que están presentes. Solo vine por tí.
Frank dirigió sus ojos a mí. Frunció el ceño por un instante y luego me sonrió.
—Oye, Olivia, me puedes esperar allí —señaló un asiento desocupado que se encontraba en nuestro costado—. Debo hacer algo, volveré en cinco minutos.
Lo miré incrédula.
No quería quedarme sola y sentada en medio de desconocidos.
De todas formas no le iba a decir que no.
—Esta bien —accedí. Caminé hasta el asiento, antes de que alguien lo ocupara. Después de todo prefería estar sentada que parada.
Frank me observó hasta que me senté. Después, salió casi corriendo hacia el frente. Me confundí. Todo era inesperado cuando se trataba de él.
Me quedé pensando en Connor. Todo lo que le dije fué sin pensar bien, solo largue lo que sentía en ese momento. Supongo que a eso se le llamaba arrepentimiento. Lo quería demasiado, era importante para mí, las cosas entre nosotros no debían de quedar en ese término.
Revisé mi celular y tenía mensajes de dos de mis amigas.
Los leí.
Faith: Connor me contó lo que pasó. ¿Estás bien?.
Anna: Olivia, nos juntaremos mañana con los chicos en mi casa. ¿Vienes?
No creí que Connor iba a correr tan rápido la voz.
En mi grupo de amigos éramos cuatros. El único chico evidentemente era Connor. De hecho, él siempre se llevó mejor con las chicas, tenía muy pocos amigos varones.
Les respondí a las dos.
Para Faith: Si te contó lo que pasó, preguntarme si estoy bien es absurdo.
Para Anna: ¿Acaso no se habían juntado los tres el otro día?, No recuerdo haber visto un mensaje preguntándome si también podía ir, por más que me desaparecí hubiera estado bueno ver un mensaje de invitación. Anna, no quiero juntarme. La próxima será. Que se diviertan mañana los tres.
Sí, los tres se habían reunido y nunca me avisaron. Me enteré gracias a Nick que me había dicho que los vió en una heladería a puras risas.
Me molestaba toda la situación. Era verdad que yo no respondí el último mensaje que me habían mandado los tres. Pero eso a ellos no les importó, nunca hicieron lo que hizo Frank, dos días después de no saber de mi empezó a mandar mensajes preocupado. Mis amigos, jamás hicieron eso. Peor, a través de mi silencio aprovecharon para juntarse ellos solos.
Guardé mi móvil. Ya no quería ver nada más.
Sonreí al observar a Frank volviendo a toda velocidad. Agarraba un libro con cada una de sus manos.
Me levanté y caminé para tratar de acortar su camino.
Llegamos a quedar los dos frente a frente y su característica sonrisa volvió a hacer presencia.
Me tendió uno de los libros que traía.
Miré extrañada.
—¿También te comprarás este? —pregunté.
Frank suspiró, —Ya lo compré, pero no para mí. Es para tí, Olivia.
Mis ojos se abrieron con sorpresa. Me sonroje y bajé la mirada sin saber que decir.
Nos quedamos en silencio. Un aire de incomodidad abundó entre nosotros.
Leí el título del libro, ya que antes no le había dado interés. "La anatomía de los sueños" de Chloe Benjamin, no tenía ni la menor idea de quien era esa autora. Él me estaba haciendo explorar en libros nuevos.
—Es una historia fascinante, es un thriller de ciencia ficción, no sé si es un género que lees, pero te aseguro que esta novela vale la pena en cada página —expresó Frank al notar que empecé a curiosear el libro—. Espero que te guste, tanto como a mí.
Mis ojos cayeron sobre él.
—Gracias, Frank —le dí una sonrisa de boca cerrada—. Pero que me regales un libro... ¿no te parece que es demasiado?.
Él solo se encogió de hombros y agarró mi mano.
—No, no es demasiado —afirmó—. Con este regalo espero dejarte claro que me importas. Si alguna vez sientes que no le importas a nadie, solo vé y agarra este libro y recuerda que la persona que te lo dió lo hizo con el propósito de que supieras que le importas.
Imposible explicar detalladamente cómo me sentí al escuchar eso. Es que había tantas cosas que me decía, que me tocaban dentro, se guardaban en mi interior.
Lo miré por un corto momento. Él estaba ahí parado, tan tranquilo y seguro de que esas palabras valían la pena dejarlas salir de su boca.
Está vez, fuí yo quien lo abrazó.
El abrazo fue muy largo. Sentir su cuerpo junto al mío me provocaba esas típicas mariposas en la panza. Algo que jamás había sentido con nadie.
¿Qué era lo que me pasaba?. ¿Acaso me estaba empezando a enamorar?.
Era imposible. Era imposible que sucediera tan rápido, aún no conocía casi nada de él.
Frank me mostraba perfección. ¿Y los defectos?. Por Dios, no podía enamorarme solo de lo bueno, lo malo también tenía que estar presente.
Aunque sinceramente yo no quería enamorarme. Eso le daba la suficiente oportunidad a Frank de romperme el corazón cuando quisiera.
Él emanaba confianza, todas sus intenciones parecían buenas. Pero... ¿Si no era así?.
Me liberé de sus brazos. Mis ojos quedaron en los suyos buscando algo que me diga "Te estás equivocando, este no soy yo". Y no, nada, no había nada que me indicará eso.
Solo podía ver la sinceridad. Sinceridad en sus actos, sinceridad en sus palabras.
Volví a abrazarlo y él siguió correspondiendo.
Acerqué mi boca a su oreja y sabía que lo que le iba a decir era completamente un después a todo.
—Frank, por favor, no me lastimes —le susurré—. Porque tú también me importas y estás haciendo que confíe en tí.