8 de julio de 2018.
Intenté volver a comer bien. No podía vivir a base de té con dos galletas y fideos con queso. Cuando mamá se dió cuenta de esto, empezó a cocinarme mis platos favoritos, para que mi apetito aumentara, pensaba que yo no iba a poder resistirme. Pero lo rechazaba, su idea no funcionó, eso solo provocó que su preocupación aumentara, dejó de ser gentil y empezó a molestarse por mi comportamiento.
Era media tarde así que decidí hacerme panqueques con dulce de leche y un jugo de naranja. Estaba empezando de a poco a volver a mi alimentación normal.
No pude saber que había pasado para que Frank se hubiera ido de la fiesta. Hice lo posible para que Allen me lo dijera, sin embargo se negó a hacerlo y me pidió que por favor no le insista más. Así que lo único que pude hacer fué callarme.
La noche había sido divertida, los amigos de Frank nos animaron y fueron bastantes amistosos con Faith y conmigo. Decidí no tomar nada de alcohol y tuve que convencer a mi amiga para que no lo hiciera, pero al final termino tomando dos vasos de cerveza, que por suerte no le hizo nada, ella solía ser bastante blanda con estos tipos de bebidas.
En cuanto al chico que no lograba sacar de mi cabeza, únicamente me mandó un mensaje pidiéndome perdón y que lo iba a compensar.
No entendía nada, mi curiosidad sobre saber que era lo que realmente había sucedido aumentaba cada hora.
Al terminar mi merienda, me acomodé en la cama, tenía planeado dormir, estaba cansada y no sabía de qué exactamente.
Había cerrado los ojos solo unos minutos, aún no lograba quedar dormida, mi cabeza se dirigía en pensamientos, no en sueños. Pero, tampoco pude seguir con mi fracasada siesta. Los gritos de Nick pronunciando mi nombre repetidamente, me hizo levantarme de golpe y quedar sentada en la cama con los brazos hacia atrás. Estaba dudando si bajar a la sala o no. Finalmente salí de mi cuarto y fuí.
Bajando las escaleras escuché unos murmullos, que no los lograba comprender. Seguí mi camino hacia la sala de estar.
Me detuve en seco cuando ví a Frank sentado en el sofá y mi hermano frente a él con una mirada bastante autoritaria. Ambos desviaron sus ojos hasta mí.
—Bien, voy a estar en el patio, limpiando —Nick, habló en un tono serio —. Si siento algo extraño... —señalo con su dedo a Frank—. Tú, cara de nene, te irás de mi casa y si no quieres irte te sacaré yo mismo. ¿Entendiste?.
Frank asintió levemente con su cabeza. No sabía si estaba sorprendido o asustado por la actitud de Nick. Después de unos segundos pudimos estar solos.
—¿Por qué viniste sin avisarme? —pregunté, mientras me sentaba junto a él.
—Me gusta sorprender —su sonrisa se ensanchó.
Cruce mis piernas y empuje mi espalda hasta quedar apoyada en el sillón.
—Bueno. ¿Por qué te fuiste de la fiesta? —solté, sin más.
Él desvío su cara con incomodidad. Pasó su mano unas cuantas veces por su cabello desordenado. Miró un punto fijo por un momento, no entendí que era lo que pasaba por su cabeza, era muy confuso.
—Lamento haberme ido, tenía pensado pasar una buena noche contigo. De todas formas mis amigos me dijeron que si te divertiste, al igual que tu amiga... ¿Faith?.
—Sí, Faith —afirmé.
Ignoró mi pregunta. Quería que me dijera la razón de su inesperada ausencia, no que se disculpara. Creía en él, comprendía perfectamente que su intención no fué dejarme plantada.
—¿Qué tal mis amigos? —siguió evadiendo mi pregunta—. A ellos les gustó conocerte.
Frank no hablaba con tranquilidad, se notaba bastante inquieto, como si no supiera exactamente qué decir. También movía sus piernas y manos repetidamente.
Algo sucedía. Algo que tenía que ver con la noche de la fiesta.
—Me agrandaron —dije, dí un largo suspiro—. Pero me hubiera gustado que estuvieras allí.
Su mirada quedó puesta en la mía. Y entonces lo comprendí. Él no era ese Frank que me hablaba siempre. Su rostro se mostraba cansado, los ojos estaban un poco caídos, como si no hubiera podido dormir o completar el sueño. Las sonrisas que me dedicaba se veían reales, pero no tenían un destello de felicidad.
—Lo siento, a mi también me hubiera gustado estar... estar contigo.
Sonreí a medias. Lo único que me interesaba en ese instante era sacar un montón de preguntas para que me contestara. Pero, eso iba a ser muy intenso y evasivo. Sin embargo, también tuve claro que él no deseaba hablar de la fiesta.
—¿Quieres hacer algo? —se me ocurrió, lo mejor que podía hacer era despejar su mente.
Pensó unos segundos para luego asentir en silencio.
—¿Una película? —agarré el control del televisor que estaba ubicado en la mesita del medio—. Podemos ver una película de Netflix o quizás empezar una serie.
—¿Empezar una serie? —frunció ligeramente el ceño, luego sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa—. Si la empezamos juntos, la terminamos juntos.
—Exacto —solté una risita muy baja—. No vale adelantarse sin el otro.
—Esta prohibido adelantarse sin el otro —me corrigió guiñando un ojo.
Estuvimos discutiendo que era lo que íbamos a ver. Él prefería las series de misterio o thriller, mientras yo me iba por el camino de las juveniles. Finalmente nos decidimos por "Scream". A mí no me llamaba la atención, pero la razón para haber puesto Netflix era solamente para que él se relajara.
Estábamos casi por finalizar el primer capítulo y en ese momento Frank cruzó su brazo encima de mis hombros y se acercó más a mí. Apoyé mi cabeza sobre su pecho y la dejé recostada allí. Esto era lo que quería, alguien que me diera paz y él siempre se encargaba de hacerlo. Podía notar desde aquí que Nick se acercaba "disimuladamente" a observamos, me daban ganas de reír por esa tonta forma de querer mantener todo controlado.
Antes de que pudiéramos reproducir el siguiente episodio, sentí unos ruidos en la entrada de casa. Mamá no podía ser, había viajado con tía Rachel a un ciudad que se encontraba al lado de la nuestra, allí asistirían a un evento de música clásica, ellas eran terribles fans de ese tipo de género musical. No volverían hasta mañana. Así que entendí de quién se trataba, si mi madre no se encontraba en casa, él venía, el señor Herman venía.