Eres tú mi luz

Actualidad: Cinco años después

Sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, un aire caliente extenderse por mi nuca. Me removí incómoda tratando de estirarme, pero se me hizo un poco difícil. Un suave roce a lo largo de mi hombro derecho me devolvió a la realidad y sólo al abrir mis ojos me quede quieta.

«¿Dónde rayos estoy?»

No me moví, me asustaba lo que pudiera ocurrir si lo hacía. No recuerdo mucho, sólo una luz brillante y un par de hoyuelos tan familiares que...

— ¡Hola dulzura al fin despiertas!—escucho una voz grave detrás de mi espalda, tensándome casi al instante.

Temía girarme y por un momento pensé no hacerlo, pero la curiosidad pudo más que yo y sólo le ordené a mis piernas levantarse. Una vez sentada en la cama, coloqué una de mis manos sobre esta para tomar impulso y girar mi cabeza hacia mi izquierda encontrándome con esa mirada que tanto ansíe volver a ver.

«Me quedé sin habla, era como un sueño. Tal vez aún no despierto y estoy soñando estas cosas. No puede ser verdad, porque si...»

— ¡Basta, deja esos engranajes en paz!—Se levantó con un poco de dificultad y tomó mis hombros haciendo que lo mirase a los ojos— ¡Desperté, escuché esa vocecita dulce que siempre me rogaba que lo hiciera y estoy tan feliz de verte otra vez!

Exclamó en sorpresa, es que era tan...difícil de creer. Fue un año deseando eso y fue tan mágico. Me encuentro muy feliz. Es complicado expresar todo lo que mi corazón está sintiendo en estos momentos.

Le muestro una amplia sonrisa y como de la nada comienzo a llorar. Se me hace tan inevitable no hacerlo, por fin puedo dejar todo aquello que me atormentaba, tantos meses queriendo una cosa y justo ahora era lo más preciado para mí.

— ¡Estoy tan feliz, que es... muy complica...do expre...sarlo—hipo al decir todo aquello que tiene mi pulso acelerado!

Lo veo posar su mano derecha sobre mí, limpiando una de las tantas lágrimas que caen sobre mis mejillas, regalándome una de esas miradas que suelen enternecer y hacer papilla mi corazón.

Quiero tanto abrazarlo y tenerlo tan cerca de mí, es un sueño del que no deseo despertar.

Nuestras miradas se vuelven cada vez más intensas a medida que pasa el tiempo, estas llegan con mucha más fuerza.

Él está nervioso y yo mucho más, con cada pequeño roce accidental una onda de energía se desplaza sobre mi piel.

De un momento a otro, lo veo cortar nuestras miradas. Luego lo siento moverse y pegarse a mí un poco, eso hace que me quede muy quieta en mi lugar.

—Cuando te conocí, amé cada momento a tu lado—menciona, mirándome a los ojos—. Te volviste esa luz, que por años ansié tener—susurra en mi oído.

Me siento desfallecer cuando lo escucho muy cerca de mí, tratado de no demostrarlo, pero se me hace casi imposible así que sólo le sonrió mientras muerdo mi labio inferior.

— ¿Sueles decirlo mucho? — cuestiono, sin querer saber realmente.

Él posa una de sus manos sobre su mentón.

—No, sólo he visto una y esa eres tú — Toma mi mejilla entre sus manos, su mirada se detiene en mis labios ahí por un buen rato, luego suben despacio deteniéndose en mis ojos.

— ¿Quieres verme sonrojar?—cuestiono dándole una amplia sonrisa.

Él solo ríe por lo bajo y me hace espacio en la estrecha cama.

—Ven— susurra, mientras me atrae hacia él.

Se recuesta a mi lado, sus brazos me rodean, así que descanso la cabeza sobre su pecho. Ese pequeño gesto me enternece, dejo un tímido beso en el inicio de sus labios y lo escucho suspirar.

Cierro los ojos, su esencia me envuelve hasta enviarme a un sitio lleno de calma, que va acompañado de su lenta respiración con esos pensamientos que me hacen perder la noción de la realidad, causando que mis ojos pestañeen quedándome dormida al momento.

***

—¡Estoy tan emocionada, mis niños!—escucho una voz cantarina a lo lejos y cuando estrujo mis ojos, puedo observar mucho mejor de quién se trata.

Siento a John removerse, así que lo veo abrir de a poco sus ojos y de sus labios una agradable sonrisa mostrar.

«¡Entonces es verdad, mi amor despertó! ¡Oh que felicidad!»

—¡Tortolitos, ya tendrán tiempo para eso!—anuncia mi suegra, Ángela una mujer de rasgos delicados y piel clara— ¿Cómo amanecen?

—Bien un poco can...sada—Ahogo un bostezo llevando mi mano derecha hacia mi boca, la veo sonreír y acercarse más hacia nosotros, eso lo veo como una señal.

Me acomodo, colocando la mano de mi novio en su regazo y ordenándole a mis piernas enderezarse. Una vez me acomodo, me quedo sentada en la cama deseando que no se note mi sonrojo.

Aun cuando tenemos cinco años juntos, no dejo de sentir cierta pena cuando ella nos mira en nuestro momento íntimo.

— ¡Me alegro mis niños!—Ella junta sus manos y muestra una alegría impregnada en su clara mirada—. No saben la alegría que sentí cuando el doctor Gonzalo me comentó que habías despertado, mi amor.




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