Eres y siempre serás tú

...

Nacer, vivir y morir, ciclo por el que todos recorremos, pero del cual nunca se está preparado, perdemos tiempo en cosas tan banales que cuando nos damos cuenta de nuestro alrededor ya es demasiado tarde. 

Nunca hay tiempo para un último adiós o un abrazo lleno de amor, pareciera más importante las discusiones, aquellas que te llenan el alma de odio, para luego dar paso al arrepentimiento, sin saber que el daño ya está hecho y que un "lo siento" no cambiará nada.

Dirijo mi mirada al periódico que tengo en mis manos.

"El día de hoy 04 de diciembre del 2022, ha habido un choque en la calle Olsen, dejando un cadáver y a un sobreviviente en estado crítico. Ambos fueron llevados al hospital ridnery en la espera de sus familiares".
 

A veces todo parece tan irreal, las personas mueren todos los días, pero cuando es alguien cercano a ti sientes como si todo tu mundo se viniera abajo, como si te quitarán el alma del pecho de un solo golpe.

—Audrey— Alzo la mirada y me encuentro con la mirada interrogante de mi madre.

—¿Mmh?— sé lo que quiere con solo ver a mi alrededor, pero aún así no digo nada.

—Ya es hora de que limpies tu cuarto, ¿No crees?— se sienta a mi lado— sé que es difícil, pero ya ha pasado un tiempo... Mira esto, no puedes releer estos periódicos viejos todo el día — agarra el que tengo en mis manos— lamento decirte que leyéndolos no vas a encontrar una respuesta a lo que pasó.

Ropa sucia, hojas arrugadas, periódicos viejos, platos sucios y vasos están regados por todo mi cuarto. Quisiera decir que al menos he tenido la idea de limpiarlo, pero no es así, quizás he aprendido a vivir entre tanto caos.

—Audrey, ya han pasado dos años desde su muerte—toca mi rostro— Ambas perdimos a alguien, pero cariño, siento que también te estoy perdiendo a ti. 

—Mamá, estoy aquí—toco su mano.

—Pareciera que no...— mira mis muñecas—  Sé que puedes salir de esto, solo espero que tú puedas creerlo también.

—Quisiera que fueras como antes, tan solo ver tu sonrisa radiante al entrar por la puerta, quisiera escucharte hablar sobre tu día en el instituto, dree... Es difícil ver cómo cada día apagas aquella luz tan brillante que tenías— me da un beso en la frente— deseo verte llegar con aquel horrendo uniforme de nuevo...—se rie— Recuerdo como te quejabas porque la falda te quedaba por las rodillas y como te quejabas porque te hacían usar suéter junto con la camisa, decías que te asfixiaba tener tantas cosas encima.

—¿Q-quieres que vuelva al instituto?— mi voz se quiebra— ¿Recuerdas lo que pasa cada vez que salgo a la calle? Todos me tachan de fantasma, de muerto viviente.

—Claro que podrás Audrey, yo estaré a tu lado y cada momento que me necesites estaré ahí para ti—toca mi hombro— Ya está decidido, Audrey. Volverás al instituto, no puedo seguir viendo cómo destruyes tu vida cada día, como te sigues hundiendo en este lugar tan oscuro; no voy a seguir permitiendo que te tortures con un accidente que no fue culpa tuya, ya no más.

Acto seguido se levanta y empieza a caminar hacia la puerta.

—Al menos anda a bañarte para que bajes a desayunar— y luego desaparece de mi campo de visión.

Siempre le tuve miedo a la rutina, a aquello que te hace parecer un robot, a hacer las cosas por hacerlas y no por amor, pero justo ahora me acabo de dar cuenta que es lo que he estado haciendo desde los últimos años. Solo he sobrevivido sin tanto esfuerzo

No puedo contener las lágrimas traicioneras que de mi salen. Me siento tan impotente con todo esto, cuanto desearía chasquear los dedos y que todo se solucionara al segundo...

—Ya Audrey, pareces una niña chiquita. Enfrenta tus problemas y deja de estar llorando—me limpio las lágrimas con tantas fuerza que siento como mi rostro se enrojece.

Me dirijo al baño, abro la ducha y me empiezo a quitar la ropa. Es increíble como un par de telas pueden tapar tantas cosas en una persona; y no hablo solo de las partes íntimas, hablo de aquello que marca lo que eres, de tus cicatrices, de tus lunares, de cada cosa que solo lo van a ver pocas personas en tu vida, aquellas que se percataran de toda tu historia con solo ver un milisegundo tu cuerpo.

Al sentir como el agua me cae encima, las lágrimas vuelven, pero esta vez no las limpio, pues se camuflan con el agua que por mi rostro corre... 

No puedo evitar dirigir mis pensamientos a el día de mañana, ojalá se me hiciera fácil regresar, decir que todo estará bien, pero ya estoy harta de esa frase; todo el mundo la dice, peor no veo que mejore, nada lo hace...

 

 




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