Eres y siempre serás tú

Fantasma

— Papá, ¿Que piensas de la vida y de la muerte?

— ¿Que pienso de la vida y de la muerte?, es muy complicado mi princesa, ¿Para que quieres saberlo?— me mira expectante.

— Es que... Hoy se ha muerto el hamster de la clase, y... Me dejó pensando en el porqué la muerte existe.

—Bueno, chiquita; la muerte es algo por lo que todos pasaremos, es un ciclo que no podemos romper, por eso hay que disfrutar cada segundo; luchar por lo que amamos y tener en cuenta que todos cometemos errores, y que condenarnos a nosotros mismos por ello no nos ayudará a sanar— hace una pausa— y la vida es el regalo más bonito que tenemos, aquello que no se puede comprar ni con la mayor cantidad de dinero posible; y aunque hayan mil y un dificultades, siempre hay que pensar con la cabeza fría, la solución no está en echarse a morir, la solución está en vivir y luchar para salir de ello.

—¿Tú también morirás...?— mi voz suena quebradiza.

—Si, mi pequeña, hasta yo, ¿pero sabes algo?— me agarra de los cachetes— e incluso aunque no esté físicamente contigo, siempre estaré a tu lado, en el aire que respires, en los arboles que veas, en los pajaritos que canten, ¿Y sabes por qué?

— ¿Por qué?— sonrio.

—Porque estaré acá—toca en mi pecho el lado en el que se encuentra el corazón— y acá— toca mi cabeza— Cuando tienes presente a las personas que amas en pensamientos y corazón, nunca estarán lejos de ti...

—Te amo, papá.

—Y yo a ti mi chiq...

Un fuerte ruido me hace sobresaltar, intento moverme pero siento algo pesado en el estómago.

Sigue sonando lo que me hizo despertar y caigo en cuenta que es la alarma, es el sonido que me recuerda la miseria que me espera.

— Mamá— intento quitar la pierna que tiene encima de mi— ya es hora de que te levantes.

Antes esto era super divertido, mi papá y yo siempre nos poníamos de acuerdo para levantar a mamá, ya que ella siempre ha tenido un sueño súper pesado, ni la alarma más potente podía despertarla. Recuerdo que él y yo nos poníamos a darle besitos y a decirle palabras locas solo para que se despertara; era una rutina que hacíamos siempre, lastimosamente... Esa rutina se fue junto con él.

—¿Qu- que pasó?—dice aún dormida.

—Ya es hora de levantarse— la echo a un lado y me siento en la orilla de la cama—.Iré a cepillarme los dientes.

— Está bien— escucho a mis espaldas—. Si me necesitas, estaré en la cocina preparando el desayuno.

Al levantarme el frío me pega directamente en la plantilla de los pies, es increíble como algo tan simple como el frio puede hacerte sentir tanto, desde la corriente que pasa por todo tu cuerpo hasta los escalofríos termitentes que te agobian cuando ya son muy seguidos.

agarro mis pantuflas y me dirijo hacia el baño.

Dejo las pantuflas al otro lado de la ducha para que no les caiga agua, entro la ducha, abro el grifo y acto seguido empieza a caer el agua fría por todo mi cuerpo.

Paso mis manos por cada rincón de mi cuerpo hasta llegar a las cicatrices que están repartidas por él. Mi madre siempre me ha dicho que tu cuerpo es un templo del que debes cuidar a capa y espada, pues es lo único que tenemos en vida; siempre di por sentado que estaba cuidando mi templo como ella me lo había enseñado, hasta que me percaté de todo el daño que le había ocasionado, de esas grietas que yo misma me encargué de hacerle, esas que no tienen reparo, pues aunque se tapen... Siempre se sentirán.

En algún punto deseé que todo esto le pasara a alguien más, a alguien cercano al menos, y no es por ser mala persona, es para saber si la otra persona estaría igual que yo o solo seguiría adelante. He escuchado tantos "ya ha pasado un buen tiempo, ya debiste de haberlo superado" y "estás siendo muy dramática" que por momentos quise ser la espectadora, quizás asi pudiera saber si la dramática soy yo o de verdad todos actuamos de esta manera al perder a un ser amado.

—¡¡Audrey!!— grita mi madre desde la cocina—. ¡¡Apurate para que puedas llegar relativamente temprano hoy!!

Salgo del baño después de 15 minutos, me dirijo hacia el armario y empiezo a buscar mi uniforme, una vez lista solo peino mi cabello y me dirijo de una vez hacia la cocina.

— Pensé que no ibas a bajar— dice mi mamá apenas me ve.

— Aquí estoy— Me acerco a la mesa.

—¿Quieres que te lleve hoy?— señala las llaves del auto—. Estoy libre, así que puedo hacerlo.

—No, estoy bien. Puedo ir sola— No puedo ni pensar en la simple idea de montarme en ese auto.

Durante un tiempo pensé que la mala suerte era yo, después de la muerte de mi padre ese sentimiento creció aún más; tanto que llegué a imaginar que hubiera pasado si yo no hubiese estado en ese auto con él, ¿Seguiría vivo? Era mi pregunta diaria, culparme era todo lo que mi mente sabía hacer.

—Está bien dree, si me necesitas, solo llámame— agarra mis manos y las aprieta.

Solo asiento y sigo comiendo, pues no encuentro una palabra que pueda expresar lo que siento justo ahora.

[...]

Poco a poco se ve más la estructura del instituto, no mentiré, estoy muy nerviosa, pero hoy no pienso correr, ni esconderme, ¿Que ganaría haciéndolo?

Al llegar solo paso al lado de las personas, escucho uno que otro murmuro sobre mi escena de ayer, pero hoy decido hacer oídos sordos a todo. Me dirijo hacia el número de mi casillero, meto todos mis cuadernos ahí y pego en la parte de la puerta el horario, para así tener mejor vista de él.

—¿Audrey?— dicen a mis espaldas.

Al voltear me doy cuenta que es el chico de la otra vez, aquel que me ayudó con el ataque de pánico.

—Hola...— sigo el saludo hasta que él se percaté que no me acuerdo de su nombre.

—Ethan, soy Ethan— se echa a reír.

—Cierto, hola Ethan.

Ayer no pude prestarle mucha atención a como lucía, hoy que lo examino bien me doy cuenta que realmente es un chico carismático. Tiene unos ojos color miel muy lindos, es alto, tiene una tez blanca y a la vez un poco morena, tiene el cabello negro. Realmente es un chico simpático.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.