Eros y el arte de perder.

Prólogo

El amor es para los valientes. O para los inconscientes.
Yo ya no soy ninguna de las dos.

Hubo un tiempo en que creí en eso. En las conexiones que lo cambian todo, en los planes a largo plazo, en mirar a alguien y pensar: sí, es él. Pero la vida me enseñó que a veces eso no basta. Que puedes amar con todo lo que eres, y aún así tener que soltar. Por eso ahora elijo no mirar hacia atrás. No pensar en lo que pudo haber sido. No creer en eso que llaman destino.

Yo tengo otras prioridades.

Mi carrera.
Mi primer lugar.
Mi paz.

Aquí, en el caos de la Fórmula 1, encontré un orden que funciona para mí. Mientras todos corren, yo me mantengo firme. Corredora innata.

Nova Vela GP es mi familia. Noa, mi mejor amigo, es la única persona que ha visto mis silencios y no ha intentado romperlos. Aquí soy más que la hija del dueño del sponsor principal. Aquí soy Padmé. Corredora. Profesional. Inquebrantable.

O al menos, eso me gusta pensar.

Porque hoy, en la primera carrera de la temporada, el pasado decidió ponerse un casco y correr junto a mi.

Eros.

No necesitaba verlo de frente para reconocerlo. La forma en que el mundo pareció guardar silencio durante un segundo fue suficiente.
No voy a mentir: me tembló el pulso.
Pero me repetí lo de siempre: eso ya no importa. Él ya no importa.

Ojalá mi corazón creyera lo mismo.




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