Hangar del Escuadrón YUNM. La tensión puede palparse pero nadie lo demuestra, todos son conscientes de que más de alguno sucumbirá dentro de un par de horas. A cada segundo en que el contador disminuye se acrecienta el agobio de aquellos pilotos.
Todos están listos y preparados para iniciar. Solo ellos y nadie más, los demás Escuadrones iniciarán mas tarde a diferencia de ellos que deben adentrarse al peligro sin ninguna clase de apoyo. Visualizan su vida en La Colonia, de alguna manera logra esperanzarlos aunque sea solo una ilusión momentánea, creen en que regresarán ilesos.
Comienza el conteo final, sin embargo una voz irrumpe el silencio absoluto de este lugar.
—Escuadrón YUNM. En nombre de todos los habitantes de nuestra amada Colonia, entregamos nuestra plena confianza a ustedes. Son imparables y sobre todo pilotos excepcionales. —Hace una pausa, entonces habla con ímpetu —. ¡Hoy es un día glorioso, un hito en la historia será registrado por toda la eternidad y ustedes, cada uno de ustedes valerosos pilotos del Escuadrón YUNM, es desde ya una leyenda y una inspiración para esta y las próximas generaciones. Luchen, luchen hasta su último respiro, de esta manera la leyenda de ustedes se extenderá a cada rincón de no solo nuestra Colonia, sus nombres resonarán por el vasto universo. Escuadrón YUNM. Demuestren que los pilotos de nuestra Colonia nunca temerán a ningún Errante. POR LA COLONIA!
Aquella voz es reconocida inmediatamente por cada integrante de este Escuadrón. La Gran Sabia Minerva, con solo aquellas palabras logra despejar cualquier ápice de duda, la mirada de cada piloto demuestra su determinación a entregar su vida con tal de realizar la misión.
Cada piloto del Escuadrón YUNM grita a viva voz.
—¡POR LA COLONIA!
De manera simultánea son eyectados fuera de La Colonia por los rieles magnéticos. Sus trajes llegan hasta el límite para contrarrestar las fuerzas G.
A una velocidad abismal, en cosa de segundos la colosal Colonia es ahora un mero punto en el vacío del Universo.
Dentro de La Colonia, una enorme pantalla muestra como aquel Escuadrón se aleja para cumplir con su misión. La Gran Sabia Minerva no despega la mirada de esa pantalla mientras mantiene una inexpresión tétrica en su rostro.
—Nadie los recordará. De hecho, si el número de muertos supera cierto límite. Ustedes serán señalados por los demás por no recabar la información necesaria para evitar dichas bajas. Solo son sacrificios sin nombre ni legado. Esa es la verdad, la única y real verdad.
* Velyl Frart:
Puedo divisarlo claramente. Pese a estar a más de 2600 kilómetros ya puedo contemplar su hórrida figura. No pienses en eso. Concéntrate en la misión.
—Cuerpos De Asalto divídanse según lo establecido —ordena la Coronel Elda Vinl del Escuadrón YUNM.
—¡Sí Coronel! —gritan los demás integrantes del Escuadrón YUNM.
Estamos destinados al cuadrante 24bj33. Desvío mi curso junto al resto de mis camaradas de mi Cuerpo De Asalto, nos dirigimos raudamente a ese lugar. Debemos llegar a la zona superior del Errante 0 57. Subimos y subimos pero no parece tener fin.
—¡Prepárense, Equipo De Cargas 26 a 38 desactiven el seguro y alístense para adentrarse entre los Errantes. Los demás protejan con sus vidas al Equipo De Cargas! —exclama el Capitán Hogaz Jugen.
—¡Sí Capitán! —respondemos al unísono.
Presiono fuerte las palancas y me preparo para defender a los 12 seleccionados de nuestro Cuerpo De Asalto. Llegamos hasta la zona destinada y nos adentramos en formación PJ23, debemos proteger a toda costa las cargas de repulsión.
El cuerpo palpitante y grotesco de ambos Errantes es vomitivo. No debo dudar. Debemos evitar a toda costa caer en un combate, al menos nosotros.
Separados por varios metros, es una suerte que ambos posean cuerpos esféricos, la zona central en que se unen provoca que exista un espacio considerable entre ambos en los extremos.
Comenzamos a descender entre ambos Errantes, sincronizamos nuestra velocidad con la de ellos para no toparlos y de esta manera evitar alterarlos. Es claustrofóbico, un solo error y podrían moverse aplastándonos sin salvación alguna.
De manera milagrosa, ningún Errante ha reaccionado.
—Cargas posicionadas y listas para su activación —anuncian los 12 encargados de las cargas repulsivas.
La tensión de mi cuerpo disminuye bruscamente.
—Bien hecho, retirémonos —dice con alegría el Capitán Hogaz.
Alzo la mirada y veo como estamos a escasos metros de abandonar esta claustrofóbica situación, hasta que el Errante tipo Colmena convulsiona violentamente.
—El Cuerpo De Asalto Número 7 ha activado por error 6 de sus 14 cargas. Escuadrón Número 2 al 4, deben de extraer una de sus cargas y reposicionarlas en las coordenadas que les envío. Capitanes supervisen personalmente esta operación… el tiempo límite se agota.
Mi tranquilidad se desvanece con ese mensaje, somos el Cuerpo De Asalto Número 3 por lo tanto debemos de acatar esa orden. De manera inmediata escucho su voz y frente a mí aparece la imagen de su rostro proyectado mediante su cámara.