Errantes

Capítulo 10 : Compatibles

 

La sangre verdosa decora todo a mi alrededor, brillando de manera resplandeciente en medio del vasto universo.

Mientras observo como mi Modelo TR 000 elimina sin problemas a cada una de estas cosas, comienzo a reordenar mis ideas. El número de bajas que Minerva ha sacrificado para llegar a esta instancia debe de tener un propósito.

Lo normal es pensar que lo hizo para simplemente acrecentar mi falsa figura salvadora, sin embargo eso no es suficiente, hay algo más, falta agregar algo a esta ecuación. Existe una variable que permanece oculta.

El número de copias sigue aumentando pese a las bajas, llegan desde distintos puntos y con esto todo sigue igual.

—¡Señor Noah!

Ese grito, esa voz. Ha llegado mi marioneta.

Dara irrumpe en medio del millar de copias, sin ningún ápice de miedo o duda, ella se abre paso entre estos seres aborrecibles y se posiciona frente a mí.

—¡¿Señor Noah, se encuentra bien, está lastimado?!

Su voz es agitada y muestra una clara desesperación.

Abro un canal privado con ella, transmito video y sonido. Ahora puedo apreciarla perfectamente.

Respira pesadamente, mantiene una clara expresión que concuerda con el tono de su voz. Es muy leve pero puedo apreciarlo, sus ojos enrojecidos en la zona inferior del párpado y la hinchases de estos demuestran que lloró por un instante. Es una niña.

Llegó el momento de actuar.

—Gracias por preocuparte por mí. Estoy en perfecto estado, Capitana Dara.

Ante mi respuesta y el hecho de verme directamente mediante esta transmisión provoca que todo su cuerpo se libere de un peso asfixiante que ella cargaba. Esboza una sonrisa absoluta y contiene sus lágrimas.

—Sí, puedo verlo. El Señor Noah es increíble —dice con una voz radiante y repleta de alegría.

Es una verdadera imbécil, se deja llevar por sus emociones sin preocuparse de nada. Ella realmente es como… Mierda, ¿qué estabas por recordar maldito idiota?

Debo seguir, solo concéntrate en avanzar, tengo que manipular a esta mujer por completo al igual que con la otra herramienta que ya poseo. Demos al simio una recompensa.

—Son demasiados, la verdad es que comenzaba a dudar si podría hacerlo yo solo, pero… —Hago una pausa extensa, esbozo una sonrisa esperanzadora y fijo mi mirada en su rostro —. Ahora que estás a mi lado sé que puedo seguir hasta el final.

La expresión en su rostro lo demuestra, no esperaba este ataque repentino de mi parte, es muy sencillo el manipularla.

—¡Es un honor recibir esas palabras de su parte! —grita a viva voz mientras sonríe torpemente.

Aquella expresión tontorrona desaparece al instante en que nuevamente esas cosas retoman su acometida. Es como si fuera una persona completamente distinta. Sus ojos lo demuestran, de su mente a desaparecido cualquier clase de pensamiento y solo se centra en un objetivo, eliminar a las amenazas.

Su Modelo TR utiliza un par de dagas en cada mano, son opacadas por completo ante las enormes espadas vibrantes que porto, sin embargo ella luce confiada.

Un grupo de una treintena de esas copias vomitivas se precipitan hacia nosotros.

Antes de que mi Modelo TR hiciera tan siquiera acción alguna, Dara se apresura y comienza su arremetida contra ellos.

Con un movimiento sutil y certero, acelera repentinamente hacia una de esas cosas. Una de esas copias utiliza una hacha de proporciones colosales, ella lo ha elegido por ser el más lento. Antes de que lograra abanicar su arma descomunal, Dara apuñala la zona inferior de su axila derecha y como resultado suelta la enorme hacha, rápidamente con su mano libre incrusta su daga en la sien de ese ser palpitante, gira sobre su propio eje al activar los propulsores de su costado izquierdo y extrae las armas que permanecen dentro de aquella copia. Como si el pilotear fuera una acción natural como el respirar, el movimiento de su Modelo TR es fluido y nada robótico.

Sin desperdiciar un solo instante aprovecha el momentum que adquiere y comienza a, “danzar”, esa es la palabra que aparece en mi mente al verla. Como si de un baile se tratase elimina de manera rápida y certera las copias de esa cosa.

Las palancas y pedales de mi Modelo TR se activan y me uno a aquel baile sangriento.

Luego de poco más de un minuto ya solo quedan partes desmembradas y cuerpos inertes a nuestro alrededor. Pese a todo, el número que nos rodea aún es abismal. Donde sea que centre mi mirada puedo divisar estas copias vomitivas a lo lejos.

—¿Qué hacen? —pregunta Dara.

Luego de eliminar al último ser del grupo que nos atacó, por alguna extraña razón los cientos de seres grotescos comienzan a convulsionar, sus cuerpos se retuercen violentamente y entonces ocurre algo que no esperaba. Las partes cercenadas de las ya incontables cuerpos que flotan inertes a nuestro alrededor son atraídas hacia las copias que nos observan desde la distancia.

Miembros cercenados, vísceras, sangre y restos de piel repulsivos, todos colisionan contra los cuerpos de esas cosas y estos mutan en un instante. Sus cuellos se fracturan y desde sus rostros comienza a formarse una segunda cabeza. Es grotesco de ver, lucen como aquella malformación que experimentaban algunos recién nacidos en los tiempos antiguos antes de que la modificación genética comenzara, siameses. No es solo aquella zona la cual sufre una mutación. Otro par de brazos y piernas emergen desde el interior de sus cuerpos, la altura que poseen también aumenta.




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