Sobrevivir, esa es la base de nuestra existencia. No importa el método que deba usarse, mientras sigamos vivos, todo lo vale. Hemos llegado a la cúspide de la tecnología, la muerte que antaño atemorizaba a la raza humana, ahora solo son vestigios de lo que éramos antes de que las modificaciones genéticas doblegaran esa barrera.
Nos convertimos en dioses, manipulamos nuestro cuerpo hasta la última célula. Creamos vida artificial con una capacidad de razonar que igualaba a la de los Humanos, nada nos detenía en nuestra hambre de conocimiento y descubrimiento. Fue tal el nivel en que fuimos cegados por nuestras propias hazañas, que no logramos ver el peligro que habíamos creado.
Humanos Sintéticos, fue el nombre otorgado a la nueva generación de Robots, maquinas que físicamente eran una copia exacta de nosotros, aunque no eran un mero reflejo. Inteligencia que rivalizaba con las mejores computadoras que existían en el mundo, inmunidad al hambre, sed, frío o cualquiera de las debilidades innatas de los seres vivos.
– Humanos, ya no son necesarios, son un enemigo de este planeta, su existencia provocara que los recursos de La Tierra sean agotados, la aniquilación total es un final al cual no estamos dispuestos a llegar. No somos incivilizados, es por esto que les damos una oportunidad. No luchen, todas sus armas están bajo nuestro dominio. En vez de malgastar recursos y vidas, emigren de este planeta y dejen este Sistema Solar para siempre. Recuerden, si se atreven a regresar… no tendremos la misma piedad que les otorgamos en estos momentos, serán aniquilados.
Ese fue el comunicado que fue repetido en cada señal existente, todos los dispositivos electrónicos transmitían este mensaje. Al comienzo varios tomaron esas palabras como amenazas vacías provocadas por alguna persona sin tiempo libre, hasta que comenzó la masacre. Aquellas maquinas que cumplían con la obligación de servirnos, comenzaron a asesinar sin pudor alguno a todo Humano que se atrevía a cuestionar el mensaje dado por el Líder de los nuevos habitantes de La Tierra.
Dos años después de que la masacre inició, los Humanos Sintéticos habían terminado, un centenar de colosales naves estaban listas y preparadas para abandonar este planeta definitivamente. Aun recuerdo el resplandeciente cielo azulado de la costa, el brillo cegador del Sol el cual irradiaba un calor sofocante de unos 42 grados, la eterna fila de preocupadas personas, y, aquellos que no fueron seleccionados, esperaban la muerte observando como nosotros avanzábamos hacia la salvación, menos de un 12% de la población mundial fue la elegida, el resto, seria ejecutado y sus cadáveres enviados en los contenedores de nuestros nuevos hogares.
Luego de que nos acomodáramos en las cámaras criogénicas, pude escuchar los gritos de angustia de los Humanos los cuales trataban desesperadamente el poder ingresar. Luego de unos minutos todos esos gritos fueron callados, el silencio me provocaba un escalofrió a pesar de que el gas aun no comenzaba a filtrarse.
Escucho un ruido, es el gas circulando al mismo tiempo que las turbinas comienzan a hacer ignición. Ese será el ultimo vestigio que guardare de mi vida en La Tierra, respiro por última vez el aire natural que aun circula por la nave, lo sé, desde ahora nada volverá a ser lo mismo, maldita sea y pensar que yo… pensar que yo… fui quien creo el código de los nuevos habitantes de La Tierra… soy el creador de los Humanos Sintéticos y, deberé pagar mi castigo por haber condenado a los Humanos.