Sonó la alarma del reloj de su celular, eso hizo que Damián se estremeciera en su silla ¿Cuando había terminado su turno?
Paso las últimas horas mirando el artefacto que encontró incrustados en la camara de seguridad que la señorita roja extravagante había lanzado para dañarla. Ordenó que le trajeran la camara y se encontró con una especie de bumerang con la forma de una R de color rojo. La miro, y siguió mirando, sin antes haber examinado si tenía huellas dactilares, no las tenía. Intento romperlo para ver si tenía algo por dentro Pero el material era demasiado duro. No iba a salir aun de su trabajo, nada lo haría cambiar de opinión.
Ignoro si alarma de nuevo hasta que comenzó a sonar su teléfono, el nombre de Erica Rubio apareció en la pantalla, la foto de Erica con sus grandes ojos azules y su cabello negro invadió su celular y su concentración.
—¿Hola?—Contestó de inmediato con una sonrisa.
—¿Termino tu turno ya? Uy, ¡Me muero de ganas por verte! Dijiste que está semana ibas a llevarme a tomar un café ¡Lo prometiste!—Dijo Erica que sonaba bastante entusiasmada.
—¡Si! Justamente acaba de terminar mi turno, es más, ya voy en camino a tu casa, quería que fuera una sorpresa.—Mintio y se vio jugueteando con el Boomerang en forma de R de color rojo, se dió cuenta y dejo de hacerlo soltandolo en la mesa.
—Que lindo eres ¡Te espero! ¡Besos!
Simplemente, esa chica era perfecta. Lo conseguíria, este mes sería su nueva novia y atraparia a la chica de rojo. ¿La R es por el color? ¿Roja? Se llama Roja o algo parecido. Se levantó de su escritorio, guardo la R en su bolso, sabe que no debía llevársela Pero quería seguir analizandola cuando llegara a su partamento. Quizás si usaba una soldadora podría hacerle un agujero. Salio de la oficina y camino por el pasillo.
—¿Cómo te va con la fantasma roja, Vega?—Le pregunto la agente López. Ella y su equipo eran los que se encargaban de investigarla antes de pasarle el caso a el.
—Apenas hoy conseguí algo nuevo. Rompió la cámara con un Boomerang en forma de R.—Le contó mientras ambos caminaban por el pasillo.
—Interesante, me imagino que no ha cambiado en nada en su aspecto inusual.
—No, logré verla por cinco segundos. Su ropa muestra que quiere llamar la atención pero no deja que la vean.—dijo resignado.
Técnicamente pensó eso en voz alta. No podía evitarlo, seguía y seguía analizandola.López le deseo suerte y cruzo a otro pasillo dejando a Damián pensativo.
Roja. Extravagante. No quiere ser vista.
Salio de la estación, camino hasta el estacionamiento.
Roja. Extravagante. No quiere ser vista.
Dejo de pensarlo cuando se dió cuenta que estaba fuera de la casa de Erica. Por la impresión de no haberse dado cuanta de haber manejado hasta aqui sonó la bocina de auto con fuerza, nervioso. Debía calmarse
La chica de sus sueños salió de su casa con un vestido verde menta aretes de aro dorados y su cabello corto y negro bien planchado. Se acercó al auto y abrió la puerta en el asiento del copiloto.
—¿Cómo te fue hoy en el trabajo Damián?—Pregunto en ese tono.
en eso dulce tono de voz que siempre ultilizaba para preguntarle cómo estaba y como había sido su día, ese tono que hacía que su cerebro se tratara más que una laptop vieja con bajo internet.
—Eh... Yo... Bien.—sacudio su cabeza saliendo de el trance impuesto por la chica.—Tengo una nueva pista.
—¡Grandioso! Sabía que encontrarás algo pronto.
Siempre lo decía.
"Encontrarás una pista pronto"
"fuiste el mejor de tu clase"
"eres un orgullo"
"se que la atraparas"
Lo llenaba siempre con cumplidos y esas palabras hacían que se relajara, incluso sintió el calor de decirle lo que sentía
Llegaron a su café favorito, siempre tenía temática de jardín, con flores de cualquier tipo. Erica y el siempre elegían el lugar más cercano a la ventana, las sillas de madera que en las patas y en la espalda siempre tenían flores falsas que hacían ver como si la naturaleza hubiera invadido en lugar.
—¡Adoro el café de aquí! —exclamo Erica.—Hablando de café, bueno... No tiene nada que ver con el café. ¡Aprobé esa clase que sentía perdida!
—¿En serio?—Pregunto impresionado.
Lo pensaba siempre, y odiaba pensalo porque eso lo hacía una terrible persona, Erica confiaba mucho en el, pero el no podía creer en su inteligencia.Ella era más de hornear pasteles, dibujar, escribir, bailar, cantar y no podia creer que su sueño era ser pediatra. No es algo malo, pero no sé la imaginaba inyectando bebés y esas cosas.
—Si, y todo gracias a ti.—Le agradece y le toma la mano sobre la mesa.
Al sentir el tacto de su mano contra la suya sintió frío, helado, paralizado, Pero ignoro esa sensación. Ambos comienzan a juguetear con sus dedos por unos segundos hasta que se rien de sus tonterías.
—Fue pan comido, Pero recuerda, este método es...
—Solo para emergencias, ya lo sé. Esto era una emergencia.—Ella lo interrumpe con una sonrisa.
No quería juzgarla pero estaba buscando el momento perfecto para que decirle que seria mejor para ella dejar esa carrera, no era para ella
—No me gusta abusar de eso, es todo.—Menciona Damián, no quiero dejar de esforzarme por las cosas y simplemente hackearla.
—Por eso eres perfecto.—Erica suspira y hacerca la silla a la de el.
—¿En serio?
—Si
Damian lo siente, es su oportunidad. Le ha dado el paso para decirlo, por fin, después de tantos meses puede decirle lo que no se atrevió y que tantas veces quiso decirlo, la palabra mágica, la importante declaración.
—Me gustas mucho Erica, más que una amiga.
—Pense que nunca lo dirías.—Seguido de decir eso Erica tomo la iniciativa de besarlo en los labios.
Damián no pudo reaccionar, no pensó en devolverle el beso. Pero sintió satisfacción, felicidad, y también sintió que se sonrojaba levemente. Por fin, tenía a la chica de sus sueños. En su estómago sentía una explosión, un estallido máximo que no creía que fuera posible demostrar.