Errores

Capítulo 1

-¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho Rosalie? - Alice me gritaba del otro lado del teléfono.

-Bueno Alice... yo supuse que si Edward ya dejaba el asunto atrás volvería a casa y todo sería como antes... Además tu misma has dicho que no le has visto salir del agua...- me expliqué.

-En fin, te has equivocado en ambos casos, aunque, Rosalie, era fácil suponer que iba a ser un problema ¿no?

-¿Bella está viva?

- Si exacto, ella se encuentra perfectamente...

-Pero tu dijiste que-

-Me equivoqué

-Alice, es imposible que tu visión haya fallado... ¿Cómo...?

-Es una larga historia, pero en eso también te equivocas. Esa es la razón por la que llamo...

-Edward se va a...- dije con la respiración entrecortada.

-Si, eso es exactamente lo que vi.

Intentando proteger y unir a mi familia, había logrado todo lo contrario. Alice nos había hablado en tono de alerta sobre Edward y su idea de ir con los Volturis si algo salía mal. Habíamos guardado con recelo ese pensamiento cuando, de vez en cuando, mi hermano se presentaba en la casa.

-Alice, yo no ... No puede ser, sabes que no quería hacer eso... Lo hice para mejor...

-Es un poco tarde para eso, Rose. Guárdate tu remordimiento para quien te crea.

El pitido del celular se hizo eco en mi cabeza. Estaba sola en casa, lo cual agradecí ya que no me hubiera gustado ver a Emmett contemplar como me derrumbaba en esos momentos. Yo era la culpable. Alice me odiaba y seguramente si las cosas salían mal, con suerte podría tener a Emmett a mi lado.

El sentimiento de soledad me dominó. El celular cayó al suelo y no lo impedí. Me senté en la alfombra blanca de la habitación que compartía con Emmett. Tomé mis piernas con los brazos y me acurruqué como un niño asustado ante una historia de terror, sólo que yo no era un infante, era una adulta y me sometía a la peor de mis pesadillas: Haber dañado a mi familia.

Carlisle y Esme estaban de caza, Jasper se encontraba en Washington, esperando por el regreso de Alice. Emmett no tardaría en llegar. Se encontraba en una salida que pocas veces entendía: Molestaba a los osos que invernaban, para que cuando despertasen, estuvieran más enojados y así la pelea fuera mejor.

Me levanté del suelo y tuve que apoyarme en mi cama King Size. Para ser un vampiro, la cabeza me había empezado a dar vueltas. Era increíble como la propia decepción superaba a cualquier naturaleza y me hacía volver a ser tan vulnerable como cuando era humana.

 

Alcé la mirada a la pared que tenía enfrente. En ella había un cuadro de marcos de plata. La foto era hermosa sin duda.

 

Emmett me abrazaba y yo lo miraba. De fondo se veía la torre Eiffel. Habíamos pasado los meses pasados en una inolvidable luna de miel. Me acerqué a la foto y acaricié el rostro de Emmett, mientras me preguntaba ¿Qué haría Emmett si todo salía mal? ¿Si Edward no... sobrevivía?

Emmett me ha repetido por más de setenta años cuanto me amaba, pero lo que yo había hecho no merecía su misericordia. Ni la de nadie. Me sentía vacía ahora. Deseaba ser yo la que iba camino a Italia para buscar un final.

Y así fue.

Me moví tan rápido como mi naturaleza me lo permitía. Tomé un bolso de mano y coloqué mi pasaporte y un fajo de billetes. Bajé las escaleras a toda prisa, concentrada en ir yo misma a Italia a parar ésto. Pero al abrir la puerta, me percaté de la silueta inconfundible de mi esposo asomándose por la casa. No se que expresión habré tenido en el rostro pero Emmett avanzó a mi lado en menos de un segundo. Me miró con ansiedad, preguntándome con los ojos que ocurría. Mi mano aferraba el bolso con fuerza. La tira empezaba a romperse.

-Rose...- Me miró extrañado. Frunció el ceño al ver que no me movía ni decía nada.

De pronto analicé la situación. Quizás Emmett actuaría igual que Alice y me repudiaría. Estos minutos eran quizás los últimos que tendría para disfrutar de una mirada suya sin odio.

Solté el bolso al suelo y ninguno de los dos se detuvo a recogerlo. Levanté mi mano derecha y con mi dedo índice tracé dibujos en su mejilla. Miré con tristeza sus hermosos ojos dorados, los cuales me estaban mirando asustado, pues no comprendía que pasaba.

Acerqué mi rostro y deposité en sus labios un beso corto y rápido. A él pareció no molestarle, como hubiera ocurrido en otra oportunidad. Siempre tendía a extender nuestros besos, como si el mundo se fuese a acabar.

Seguía mirándome con esos ojos de dudas, así que decidí que era la hora de decírselo. Si lo perdía ya no tendría nada más en la vida. Edward habría muerto por mi culpa. No podría ver a los ojos a Carlisle y Esme si las cosas salían mal. Alice no me lo perdonaría jamás y Jasper, bueno, Jazz era difícil. Él podría llegar a no odiarme. Pero Emmett... por primera vez dudé de la reacción de él.

-Emmett... hice algo terrible.



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En el texto hay: tristeza, miedo

Editado: 29.08.2023

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