Emmett se largó a reír mientras que se abalanzaba para abrazarme pero se lo impedí.
-Rosalie...- por fin se preocupó de verdad.- ¿Qué hiciste?
Me quedé inmóvil tratando de buscar las palabras exactas con que decir la mayor estupidez de mi existencia. Emmett sacudió mis hombros al no ver respuesta alguna. Lo miré una vez más...la última.
-He... Llamé a Edward...Alice... ella nos dijo Emmett. Tú la oíste. - me desesperé.
-¿De qué hablas Rose? - Emmett pasó su pulgar por mi mejilla, quizás borrando lágrimas invisibles.
-Le conté a Edward lo que Alice vio.. le dije que Bella estaba...muerta.
-¿Y ahora él viene a casa? - su tranquilidad me volvía loca.
-¡No Emmett! ¡Edward no va a volver! ¡Se ha ido a Italia con los Volturis!
Emmett levantó una ceja incrédulo. Soltó los brazos de mis hombros y me empecé a preguntar cómo lo haría para sobrevivir sola.
-¿Se va a unir a los Volturis? - preguntó al fin y mi desesperación se transformó en furia.
-¡Va a pedir que lo maten! ¡Tal y como nos advirtió una vez Alice! - me desesperé y tomé el boslo del suelo - ¡Edward se va a suicidar y es mi culpa!
Salí corriendo a una velocidad estúpidamente humana. De pronto sentí la mano de Emmett sobre mi codo, impidiéndome seguir caminando. Me detuve para no forcejear con él. Si fue duro oír a mi hermana retarme, no quería imaginar cuando doloroso sería ver a Emmett con sus ojos lleno de odio hacia mi. No quise verlo, así que me quedé con la cabeza gacha y dándole la espalda.
-Me voy Emmett - le susurré.
-¿Dónde vas?
-Me voy a Italia por supuesto.
Emmett soltó mi brazo. Entonces me pregunté si él pensaba que yo iba a suicidarme también y me dejaba el camino libre. Con qué facilidad me odiarían. Después de todo yo me había equivocado de la peor forma. Mi afán de protección y unión no había traído más que problemas.
Di un paso para marcharme. No quise darme la vuelta para ver sus ojos llenos de un sentimiento de odio. Prefería guardar en mi memoria sus hermosos ojos dorados llenos de amor.
El paso que di fue acompañado por otro, pero no era el mío. Emmett me siguió. Al percatarme de que tomaba más velocidad, cerré los ojos, incapaz de verlo cuando se pusiera enfrente de mí.
-Yo voy contigo. - su dulce aliento me rozó el rostro.
-Emmett...
-Amor, Edward estará bien. Llegaremos a tiempo y lo salvaremos...
Decidí abrir los ojos. Emmett estaba con su rostro a la altura del mío. Sus ojos estaban llenos de temor y miedo.
-¿Por qué...? - sacudí la cabeza de un lado a otro, incapaz de entenderlo.
-¿Qué pasa?
-¿Por qué sigues acá, conmigo? Deberías estar enfadado... Deberías estar como Alice. - la voz se me quebró al recordar el tono de mi hermana.
Emmett suspiró. Tomó mis manos entre las suyas, y las colocó en su pecho. Lo miré extrañada.
-Ella no te ama como lo hago yo. Podrías traerme a la misma guardia Volturi a mi habitación y aún así te seguiría amando y apoyando.
-Pero no he traído a los Volturis... He mandado a Edward allá... Ha sido peor.
-Rosalie - subió una de mis manos y besó la palma - Podemos salvarlo. Todo saldrá bien. - Emmett hizo una mueca -
´Bueno y siempre tendrá a sus hermanos para ayudarlo con lo de ... Bella.
-Bella está viva... ¡es lo más absurdo de esto! ¡Él se está yendo a Italia por nada! Intenté llamarlo pero me contestó un tipo; Edward se deshizo de su celular. No hay como avisarle que ella está bien.
Una sonrisa se esparció por el rostro de Emmett. A él siempre le cayó bien Bella, a diferencia de mí.
-¡Está viva! ¡Esta chica se salva de una tras otra! - saltaba del júbilo. No pude evitar soltarle una mueca, aunque no era de felicidad. No era tiempo de celebrar.
Emmett se percató de mi rostro y me abrazó como sólo él sabe hacerlo. Reconfortante y caluroso.
-Todo va a estar bien amor.
-No podría volver a ver a la cara a ninguno de ustedes si las cosas salen mal...
Emmett pareció darse cuenta de a donde iban mis palabras. Su rostro se volvió sombrío y en sus ojos vi un atisbo de tristeza.
-No nos dejarías.. No-me-dejarías. -recalcó cada palabra mirándome fijamente.
-No puedo asegurarte nada... La culpabilidad me está matando ahora... cómo será si las cosas salen... - la voz se me quebró y no pude seguir.
Emmett suspiró y miró en dirección a la casa. Corrió a ella y en menos de diez segundos lo tenía enfrente. Tomó mi bolso, lo abrió y depositó en él su pasaporte.
-Vamos.. tenemos un hermano que rescatar.
Lo miré atónita, enojada conmigo misma por haber dudado de él hace un momento. Emmett me acompañaba en todo momento, incluso hasta el peor. A veces pensaba que no lo merecía, por todo lo que él me daba a pesar de mi comportamiento.
Emmett tomó mi mano y me dirigió al jeep para tomar rumbo al aeropuerto. Una vez arriba tomé su mano que sujetaba el volante.
-Gracias - le dije sinceramente. Ahora supe que nunca estaría sola, por más terrible que fuera la situación.
Él se giró para darme un beso cargado de ternura y pasión, una mezcla que él sabía hacer muy bien.
-Si las cosas... Si algo llega a salir mal...Te acompañaré donde sea.
Apretó el acelerador, y tomamos rumbo al aeropuerto. No quería preocupar a Carlisle y Esme aún. Cuando llegaran de cazar y no encuentren a nadie en casa, llamarán y ahí recién les diría lo que pasaba. Por mientras intentaríamos solucionar esto con Emmett. Si la suerte aún nos acompañaba, Edward no llegaría antes que nosotros. La culpa bajaba un poco al pensar en esa posibilidad pero no podía dejar que la ilusión de que todo salga bien me albergara completamente.
Al menos tenía a Emmett. No estaba dispuesta a vivir en una casa en donde tendría que enfrentarme con la mirada de cuatro vampiros tristes por mi culpa. Si... al menos tenía a Emmett… .