¿es amor o quizás una obsesión?

CAPÍTULO VEINTITRES

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Eloah Walton

 

 

— Hijo necesito que consigas la manera de casarte con la hija de tu madrina y está noche habrá una gala de beneficencia para los niños del orfanato donde estarán los Hamilton — dijo padre desde la silla de si oficina del edificio de su empresa Walton.

Se que es algo que debería hacer pero verdaderamente no es mi culpa que por follarse a una menor tenga esa deuda que si la deja crecer le quitan la empresa y mucho más.

— No te aseguro nada padre — dije y salí de su oficina para irme a la universidad.

Subí a mi auto y arranque, la universidad no es mi lugar favorito pero es mi deber para poder graduarme y apoderarme de la empresa de padre y dejarlo sin un puto dólar. Salí del auto y me arrescote del mismo, encendí mi cigarro.

Se que tengo fama de mujeriego egocéntrico y demás pero lo que mis ojos ven es algo que ni Dios quizás no pudo crear en sus días de gloria, es ella, Ámbar Hamilton, cabello castaño claro, piel cremosa y brillante, ojos grises con ese cuerpo definido y delicado como se ve en las fotos de las revistas de modelos, su facciones delicadas, Dios mío es bellísima. Ella está mirando a mi dirección con otra chica a su lado y las ignoro terminando mi cigarrillo, bajo del capo de mi carro y camino a su dirección para ir a la entrada y a propósito choco con mi hombro a Ámbar, ella me dice algo y la ignoro mientras que me adentro a la universidad.

Mi padre me pidió ese favor pero no lo haré como el cree, solo la usaré para mí beneficio y ya, entre ella y yo no va a pasar nada absolutamente nada.

La tarde pasa rápido y padre me avisa que para la gala no asistirán los Hamilton porque se estan separando que es lo que le dijeron a él. Salgo de la universidad y me voy al casino de los barrios bajos de los Ángeles que son de mala muerte y siempre huelen a mierda.

— Hola Eloah — saluda la camarera que está semi desnuda alrededor de los que están jugando póker y la ignore camino y espero a que terminen la partida para que me cedan un puesto para jugar.

— ¿Te atreves? Porque para recordarte la última vez te fuistes sin nada en los bolsillos — dijo un hombre de casi cincuenta años llamado Roger.

— Ese dinero fue un dólar menos en mi cuenta Roger ni se notó — dije y empecé a jugar.

Las horas pasaban e iba ganando, casi llegaba a los tres millones dólares y solo faltaba una partida, todo estaba en tensión y Roger estaba que me mataba con la mirada. Uno, dos y tres, gane la partida y Roger se levantó molesto y saco un arma de fuego, todos empezaron a correr y yo estaba al frente de Roger sin salida porque al que quería era yo.

— Por las buenas o malas, tu decides — dijo y le quitó el seguro al arma.

— Yo gane pero si tú quieres el dinero tómalo — se lo tendí.

— ¿Me lo darás? — preguntó mirándome contento.

— Si— contesté y lo empuje por la mesa lentamente, me levanté de la mesa con el dinero y corrí; se escuchaban disparo pero yo los ignoraba.

¿Por qué lo hice si yo tengo lo suficiente y mucho más que eso?, Estoy loco y demas. Mi vida no es tranquila para nada, mi vida es catastrófica y está en una constante montaña rusa sube y baja como a ella le da la gana.

 

 

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— No lo voy hacer padre, es absurdo lo que quieres y a tí nadie te mando acostarte con esa chiquilla — le dije a padre que estaba que botaba humo por las orejas.

— Una suma — canturreo y ahora las cosas sonaban distintas.

— ¿Quién te crees que soy? — dije falsamente indignado.

— Alguien que haría todo por una buena suma de dinero — dijo padre y reí.

— Si pero depende de los casos padre porque no aceptaría matar a alguien — suspiré pensativo — cinco millones de dólares para fin de mes y te prometo que lo haré.

— Trato hecho, así que empieza ahora mismo — ordenó y salí de la oficina.

Mi madrina me irá a odiar por lo que haré con su hija pero ella luego me entenderá.

Los días pasaron y trataba de acercarme a Ámbar pero ella era como muy difícil al principio porque ella es muy testaruda, luego pude acercarme mucho más ya que ella agarraba más confianza y empezó la etapa de seducción, cosa que no desaproveche. Se que solo era un trabajo que me propuse hacer pero se que en el fondo de mi se que estoy enamorado de ella y no podré dejarla jamás, no porque me muera la dejare.

— Te amo — dije en su vientre mientras que ella estaba dormida.

Nadie se enterara de como sucedió todo porque eso lo sé solo yo y mi padre, mi vida cambio desde que estoy con ella y nada a sido igual desde que yo llegue a su vida inesperadamente solo por un trabajo que le estaba haciendo a padre que si lo cumpliré y no será porque él quiera porque yo amo a Ámbar y quiero una vida a su lado, quiero todo y mucho más.

Este soy yo Eloah Walton, un hombre con muchos problemas mentales como graves y no tan graves pero que son malos para mí pequeña Ámbar porque ella es todo color de rosa mientras que yo soy negro, no quiero ensuciarla solo quiero hacerla feliz, mimarla y amarla hasta que de mi último respiro y espero que sea en un tiempo muy pero muy lejano porque no la quiero dejar sola.

Tenlo por seguro que en mis próximas vida te buscaré hasta el fin del mundo y te haré mucho más feliz que en esta vida.

Te amo mi pequeña Ámbar y te seguiré amando por siempre y para siempre.

Ámbar Hamilton, la mujer de mis sueños.

 

 

 

 




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