Me encuentro tan ida y confundida que me cuesta apreciar con exactitud qué es lo que sucede a mi alrededor. En mi campo de visión solo yacen esos hermosos ojos que se tiñen de oscuros a más claros con un pequeño destello dorado. Mis vellos se erizan al sentir que ese impulso, esa motivación de acercarme a él crece, aumenta desmedidamente y me anima a despabilarme con su sombrío mirar.
Sus ojos son tan exóticos que no me cansaría de contemplarlos.
—Solo mía —expresa embelesado.
Abro mis labios pera gritarle un '¿qué mierda te pasa?', pero no encuentro la suficiente valentía para espetárselo. Sinceramente, mis locos pensamientos llegan al punto de pensar que Dios al fin me ha colocado en mi camino un hombre digno de admirar, típico de wattpad y con un atractivo de muerte.
Su iris de un momento a otro se torna ennegrecidos, causándome un espanto voraz. Mi cuerpo termina reaccionando y mis gelatinosas piernas dejan de temblar. El brío me inunda por lo que ejerzo presión en el agarre que mis manos tienen en su camiseta, al apartarlo un poco, menea un poco su rostro y gruñe fuertemente. Aquel sonido se asemeja al de una animal furibundo, quien anhela tener algo y se le es negado.
—no soy tuya —mascullo con firmeza, tenacidad que se desvanece con un simple chasquido de dedos.
Él se tensa y aprieta su mandíbula con fiereza. Desprevenidamente, me toma de la quijada y me obliga a mirarlo.
—Eres mía —espeta en un gruñido — ¡solo mía! —Me toma de nuevo de la cintura y vuelve a oprimirme a él, pegándome a su pecho y permitiendo que mi corazón bombee acelerado a tal punto que él pueda sentirlo también.
<<No sí, oríname >> es lo primero que llego a pensar. La cafetería queda en un silencio sepulcral, mientras ojean determinantes el show que estamos montando.
Mi fuerza de voluntad flaquea y me indica que es mejor dejárselo en claro a solas que en público. Por los momentos doblego mis acciones y gestos ante sus extrañas actitudes. Frunzo el ceño cuando alguna parte de mi ser agradece que haya tomado esta decisión.
Asiento, refiriéndome a sus palabras. Limpio el sudor de la palma de mis manos en mi short rosa palo y aprovecho el tiempo para permanecer cabizbaja, inhalando y exhalando para recuperar el aire perdido. Estoy asustada, aterrorizada y nerviosa. ¿En qué mundo cabe que alguien te reclame como suya sin razones de por medio? Apenas estoy llegando a este nuevo pueblo, a una nueva etapa de mi vida y ya me topo con múltiples sorpresas.
— ¡aléjate de mi hermana! —desgañita Adam.
Maldigo mentalmente por entrometerse y lo observo con obviedad. Ya se levantó y se encuentra cerca de una chica de cabellos chocolates y una mirada azulada. A mi alrededor, las personas jadean y quedan absortos por el cometido de mi allegado. Mi mirada se desplaza en busca de mi mejor amiga y la hallo con el chico que la tomó en sus brazos, estos se encuentran mirándose como si su vida dependiera de ello. Anabell lo detalla con intriga a la vez que el la divisa con deleite y ternura.
El causante de todo este dilema se aleja y se volta ágilmente para encarar a mi hermano colocándose delante de mí. Adam se pone nervioso y no me quiero imaginar la mirada demoledora que debe estar dirigiéndole el chico de admirable físico. La chica de cabellos marrones con ondas, se posiciona en frente de Adam y se tensa al ver la tensión de la situación.
—Axell, ni se te ocurra —espeta la chica al ver como el pretendía arremeter a mi hermano. Coloco mi mano derecho sobre mi pecho y respiro agitadamente ante el susto que acabo de llevar.
— ¿hace falta recordarte con quien tratas? —le cuestiona el susodicho con una mirada superior. La morena da unos cuantos pasos hacia atrás, asustada. ¿Quién es él para que le teman tanto?
—No hace falta, hablo con mi hermano —replica al recomponerse.
El "público" resuella y se inquieta al notar el deje de incitación que hay en su tono de voz. No puedo creer que ambos sean hermanos, no se parecen en absolutamente nada. Lo único que se asemeja un poco es el color de sus ojos, aun así, el tono de Axell es más potente y siniestro, tan oscuros que mirarlo aterra.
Axell se ríe cínicamente y escucharlo me sobresalta y perturba. Al mover su nuez de Adán y apretar más su mandíbula, ladea su rostro para observar desde otro Ángulo a su hermana. Me sitúo al lado de él para divisarlo mejor y lo que encuentro es un aspecto frívolo que logra aterrarme.
El miedo vuelve a apoderarse de cada parte de mi ser. Es ahora donde termino de aterrizar del mundo de ensoñaciones que pintaba y me doy cuenta que las sensaciones que obtengo al lado de Axell no son las excusas perfectas y razonables para permitir acercarme a él. Estoy tan confundida e intrigada que mis sienes comienzan a provocarme puntadas dolorosas.
Anhelo responder todas las preguntas que se alojan en mi cabeza, deseo entender por qué de la actitud de sumisión ante Axell, el por qué todos actúan de un modo extraño que nunca había visto y la razón de sus exóticos y cambiantes iris. Sin embargo, sé que al hablar con Axell el me tendrá que responder, ni piense que se me va a olvidar preguntarle y reclamarme acerca de sus acciones.