— ¡oh vamos, Elena! —exclama Anabell, intentando animarme, objetivo que le resulta en vano.
Ruedo los ojos con cansancio por lo cabezota que es. Entrecierro mis ojos hacia ella.
—Te voy a explicar algo, Anabell —mascullo su nombre con fatiga —cuando me niego rotundamente a algo, es un no por completo. —Masajeo el puente de mi nariz al ver como hace un mohín para persuadirme —tengo muchas cosas que hacer, entramos a mitad de año y las evaluaciones no van a esperar por nuestra adaptación. Pienso que es mejor hacer las tareas a ir a una fiesta.
— ¿Qué pasa contigo? ¿Qué sucedió con eso de disfrutar la vida al máximo? —porfía nuevamente soltando esas preguntas irritantes. Al bufar se recuesta en una de las sillas de madera del comedor.
Me encojo de hombros y tomo el lápiz con dureza, dejando a ver lo carente que soy de paciencia.
—disfrutar necesariamente no tiene que ser yendo a fiestas y beber hasta embriagarse —comento, sintiéndome la personas menos indicada para dar ese consejo, yo, específicamente, hacía todo lo que ahora opino como inútil —hay cosas mejores...
— ¿Cómo qué? —Replica con sorna, haciéndome sentir un poco mal — ¿ir a tomar un helado? ¡Por dios! ¡Vamos! No quiero ir sola —se queja. Hago un gesto de desagrado.
—discúlpame querida amiga, conmigo no cuentes.
— ¿vas a permitir que me violen o suceda algo malo?
—si piensas eso ¿Por qué vas? Cuando hay malos presentimientos, es mejor quedarse en casa. Además, irás con Chase, no creo que el deje que te toquen —comento.
¿Qué ha pasado conmigo? Hace poco era como Anabell, alguien rebelde y hacía y deshacía con su vida sin importar las consecuencias que vendrían, ahora soy una chica que "intenta" aparentar estudiar para un examen que no le importa. ¿Tuvo que morir mi padre para sentar cabeza? ¿Su muerte fue el único freno que detuvo los problemas que traía?
—lo sé pero como tú misma dijiste, no lo conocemos.
—eso te lo deberías repetir tu misma. Siquiera lo conoces bien para que vayas a su fiesta.
— ¿estás así porque no quieres ir o porque niegas verte con Axell? —La diviso de soslayo y no paso desapercibido su mirada pícara y pervertida.
—ni me lo recuerdes.
—no creo que este presente. No ha asistido esta semana a la universidad. —Asiento, pensando en lo mismo.
De igual modo está equivocada, mis razones no son por esas ¿o sí? Sacudo mi cabeza al pensar esto último.
—deja de insistir, por favor. Adam también irá. Anhelo estar tranquila y tu insistencia no me lo permite.
—Bien —refunfuña, dándose por vencida.
A grandes zancadas desaparece de mi vista y deja que el silencio sepulcral gobierne el comedor como he querido todo el día de hoy.
Si fuera otra ocasión me animaría en ir. Analizo que solo fue una excusa barata lo comentado, aun así, el martirio que vivo en las noches no ha permitido que duerma como se debe. Me siento observada al anochecer, esto ha sucedido hace ya cuatro días. Inclusive, la llamada de mí tía Sarah me ha dejado inquieta y resonando en mi cerebro esa sensación de alerta.
Es un alivio no haberme encontrado con Axell estos días. Solo necesito concentrarme en mis cosas y dejar a un lado la cantidad de sensaciones y aquel vaivén de pensamientos que me invaden cuando estoy junto a él. Lo único que me perturba es no haber tenido la oportunidad de hablar con él y preguntarle todo lo que me confunde en este elocuente entorno, desperdicié mi oportunidad aquella vez.
Tengo en claro que además de mis "alucinaciones" mi estado físico es deplorable; las ojeras y la palidez en mi rostro son más que notorios. El dolor de cabeza y el malestar en mi cuerpo me tienen irritada, una avalancha de malestares me dieron la bienvenida con este nuevo hogar. No sé si me voy a enfermar o si de algo pasajero tratase, solo quiero que así como llegó esto de rápido, se vaya.
(...)
— ¿Qué tal luzco? —cuestiona Anabell, dando una vuelta para dejarme ver su aspecto.
Las comisuras de mis labios se elevan al ver lo alegre y emocionada que está al respecto. Luce hermosa.
— ¿Qué preguntas son esas? —le reprocho con diversión y mi rostro ladeado —Estás radiante —alago.
Su pequeño vestido se basa en un elegante escote corazón, ajustado en su cintura acentuándole su figura y corto por la mitad de sus muslos. El negro de la tela hace contraste con su cabello hecho bucles y una pinza plateada sujetando unos mechones de cabello. Su maquillaje solo provoca que se vea más madura y angelical, incapaz de romper un plato. ¡Já!
—Gracias —chilla y sus ojos se tornan resplandecientes — ¿en serio no quieres ir? Todavía estamos a tiempo. —Se sienta a mi lado sobre el colchón y estira sus piernas, ocasionando que sus huesos truenen y nos riamos por ello.
—no. —Ruedo los ojos —Trataré de dormir un poco, si quieres que te pase buscando en un taxi solo me dices —aclaro con preocupación. Se me es preocupante que anden solos en un pueblo que desconocemos y que en él sucedan acontecimientos extraños y relevantes.