¿No se te ha presentado ese momento de incomodidad en los que no sabes cómo actuar? si se te ha presentado una situación en donde quieres desaparecer y quieres enterrar la cabeza en la tierra como un avestruz, de seguro me comprendes. Todavía me estoy haciendo la misma pregunta que ronda en mi cabeza ¿Qué hago aquí? o sea ¿Qué clase de chica perdería su orgullo e iría a la casa del chico que anteriormente la ignoró desde hace ya dos días? esa especie en extinción, soy yo...
Lamentándolo mucho.
Desde hace ya dos días Axell me ha estado evitando desde que me dejó la otra tarde en mi casa y presencié una de las escenas más catastróficas para mi falta de inocencia. He estado viviendo en una constante tensión en lo que se puede decir "hogar", Adam y Anabell no se han dirigido la palabra; por parte de él, su molestia no ha descendido y por otro lado, Anabell se encuentra avergonzada por montar tal acontecimiento. A todo esto se le agrega que su 'relación' con Chase ha decaído por algunos disparates que salieron de su boca ese día, lo hirió con palabras discordantes y por los cuales en estos segundos se culpa por ello.
Concéntrate en el tema Elena.
Llegando el punto, me siento frustrada y confundida. No puedo llegar a explicar la inquietud de ver a Axell, aquello me estaba carcomiendo el alma, ansiaba verlo. Ahora que cumplí con aquella zozobra, me arrepiento. Él está igual de aislado que procedentemente. Llegué al punto de decir que si quería me podía ir, no me fui porque Axell lo negó al instante, más bien, dijo que se daría una ducha y luego vendría.
Así que aquí estoy, sintiéndome como la idiota más grande del mundo, sentada en su espacioso mueble de cuero y disfrutando del maravilloso aroma que me brinda su casa, huele a él ¿raro no? es insólito pero su fragancia sigue rondando cada rincón del lugar. Además, esta se mezcla con el olor y la frescura del bosque. Esto es demasiado relajante.
A los segundos ya me encuentro irritada por su tardanza ¿tan mal olía? quizás quiere estar más tiempo alejado de mí y yo sigo de terca. En realidad la visita la puedo aprovechar, tengo muchas preguntas que quieren ser respondidas y una de esas es su extraña actitud. Estas noches pasadas se me fue imposible conciliar el sueño, el insomnio que se apoderó de mí se convirtió en el transcurso de las horas un completo martirio.
—Listo. —La ronca y profunda voz de Axell resuena por toda la casa, haciéndome dar un respingo y obligándome a respirar para no morir de un paro cardiaco. ¿Por qué me pongo tan nerviosa e insegura cuando estoy junto a él?
—no tienes que asustarme de esa manera.
Deslizo la mirada por su cuerpo y me beneficio de la situación para obtener un leve escaneo. Lleva puesto un mono chándal con una camisa negra la cual se amolda a su torso. Hace calor aquí. La camisa se amolda tan bien a su cuerpo que desde aquí puedo divisar el perfecto torso que toqueteé hace días.
—Bien —responde. Un suspiro se escapa de la boca de Axell al mismo tiempo que esta pasa su mano derecha por su hermoso cabello color azabache.
— ¿Sabes algo? —Sonrío y uno mis manos en mi regazo para juguetear con ellas, es impresionante como Axell es capaz de colocarme intranquila con tan solo mirarme. Me hace sentir diminuta y a poco minutos de ser asesinada por un depredador —no creas que vine para verte sin más —miento y mi cometido se da a la perfección.
— ¿si? —Alza una ceja y se encamina hasta uno de los bancos del mesón de la cocina.
¿Ven? ¿Qué le cuesta sentarse a mi lado o siquiera en el mueble de enfrente?
—Si —afirmo, acomodándome en mi asiento de tal manera que pueda quedar de frente a él —quiero respuestas. —La sonrisa jocosa y humorística que carga en sus labios desaparece por completo. Ahora la seriedad está presente, asimismo con cada uno de sus músculos, estos yacen rígidos, tensos y a segundos de atacar.
— ¿no tienes que estudiar para mañana? —Intenta cambiar de conversación.
—no, no tengo nada que... No me cambies de tema —espeto con recelo.
—no creo que sea buena idea. De mí no vas a obtener respuesta.
—Axell —insisto.
—no Elena, además ¿Qué tantas dudas tienes? —pregunta como si escucharme fuera lo más tedioso para su alma. Frunce el ceño y observa otro ángulo, pasando desapercibido mi semblante.
—Está bien. —Al parecer no voy a poder conseguir información —solo quiero saber el porqué de tu actitud, eso es todo.
— ¿actitud? —Resopla.
—sí, tu actitud. Quiero entender por qué estas distante ¿me puedes responder a e...
—No —masculla entre dientes. Sus ojos van perdiendo aquel hermoso azulejo hasta que llegan a un azul oscuro. No sé por qué esto no me sorprende.
— ¿no? —Ahora soy yo la que frunce el ceño. Ni eso me puede responder ¿Qué tanto le cuesta decirme que no me soporta y que quiere estar lo más lejos de mí?