Es mi posesivo #1

25. Ocasión

Unas dos horas más tarde, el estómago de Axell tanto como el mío sonaron por la cantidad de hambre que teníamos y es algo lógico, siquiera desayunamos antes de acostarnos. Por ende, él se ofreció a cocinar un bistec a la plancha y yo lo dejé, después de todo tiene toda su vida solo, por lo que dudo que sus habilidades culinarias estén por el piso.

— ¿Cómo puedes comerte eso así? —cuestiono, observando como Axell saca el trozo de carne mal cocida. En estos momentos estoy sentada en unos de los bancos de la isla.

—Sabe mejor así —responde con simpleza. Corta un pedazo con los cubiertos y se lleva la comida a la boca —deberías probarlo. —Sugiere luego de ingerir el bistec.

Observo la carne que se cocina sobre la plancha y la curiosidad pica por probarla del mismo modo que Axell lo hizo. De un momento a otro, comienzo a babear por degustarla y mi sentido del olfato se agudiza al percibir el olor de ella.

—Pásame el mío —pido con ansias. Internamente yazgo con el ceño fruncido y con nauseas al atreverme paladear algo como eso.

Axell no emite respuesta alguna, solo me observa con detenimiento e intriga. Es más que claro que está confundido, después de todo, hace unos segundos comentaba que me daba asco comer la carne como él lo hacía y ahora le pido que me lo sirva así. Me coloca el bistec en un plato de vidrio blanquecino y me lo coloca sobre la isla. Duro unos cuantos segundos preguntándome si comérmela o no, al final elijo la primera opción.

Siento como la penetrante mirada de Axell contempla cada uno de mis movimientos, su vistazo quema en mi piel y me contengo de levantar la vista y observarlo de regreso.

Doy la primera mordida con cautela y duda. Saboreo un par de veces y achico mis ojos al percibir un delicioso sabor en mis papilas gustativas, un pequeño gemido se escapa de mis labios ante tal exquisito gusto.

— ¿te gustó? —curiosea con un toque de incredulidad. Asiento como respuesta y sigo engullendo hasta acabar. Me limpio la boca con la palma de mi mano derecha y posteriormente alzo la vista hasta dar con la de Axell. El ni siquiera se ha inmutado a comer, literalmente solo está viéndome y analizándome.

— ¿Qué sucede? —pregunto con intranquilidad. Axell se aproxima hasta mi tan rápido que solo puedo percibirlo hasta que se detiene a mi lado, me toma de la quijada y observa mis ojos con detenimiento, luego bufa y vuelve hacia donde estaba.

—nada. —Se encoje de hombros e inicia a comer. Ahora soy yo la que lo examina con duda. A los minutos termina y me comenta—: hoy te presentaré en la manada.

Abro los ojos de par en par y me atoro con mi propia saliva — ¿¡que!? ¡No! —exclamo con los pelos en punta.

— ¿Por qué te preocupas tanto? No te sucederá nada —dice sin preocupaciones. Se levanta del banco y coge su plato junto al mío para colocarlos en el lava bajillas. —solo va a durar media hora cuando mucho.

— ¿Quiénes van a ir? —pregunto, sintiendo mi corazón en el inicio de mi garganta. Axell se voltea y se encamina hasta el mueble de la sala, se sienta y suspira con cansancio hasta responder. En este momento es cuando me acuerdo que el no ha dormido ni un poco, me sorprende la resistencia que tiene para no quedarse dormido inconscientemente.

—algunos alfas de las manadas cercanas a esta y van a estar presentes las personas de esta manada, lógicamente los humanos no van a estar —aclara. Deja que su cabeza repose con el espaldar del mueble y cierra los parpados a la vez que se cruza de brazos.

— ¡estas demente! —exclamo con agobio. Los labios de Axell dibujan una mueca al escuchar mi tono de voz. —tuviste que haberme dicho con anticipación que era hoy. ¿Y si no les caigo bien? ¿Si tropiezo? ¿Si digo algún disparate? ¡Qué vergüenza! —Cruzo mis brazos sobre el mesón y apoyo la frente sobre ellos.

—Exagerada. No seas pesimista —dice con la voz ronca debido al cansancio. Me levanto del banco y camino hasta quedar delante de él quien todavía se localiza con los ojos cerrados.

— ¿Qué no sea pesimista? ¡Estás de broma! ¿Cierto? ¿Cómo puedes estar tan relajado? —interrogo con recelo. Esto es de locos, puede que no esté intranquilo porque lo más probable es que ya haya ido para muchas eventos de ese tipo, pero a diferencia de mí, es que yo siquiera sabía que eso existía.

—Elena —dice con brusquedad, irritándome —cálmate. —Abre los ojos al terminar de hablar y me topo con una mirada cristalina. — No es nada del otro mundo. Si dejas de parlotear podré explicarte que es lo que tienes y no que hacer ¿bien? —comenta bajando el tono y la hostilidad de su voz. Menos mal que lo hizo, de lo contrario yo me hubiese molestado con él y una nueva discusión se hubiese hecho paso entre nosotros.

—Bien —respondo con suspicacia y me siento en el mueble individual que está delante de Axell. Él se acomoda y mueve sus hombros hacia atrás como si tuviera un peso sobre ellos.

—Como acabo de decir, no es nada del otro mundo —dice en medio de un suspiro —los alfas de otras manadas vienen con sus mates y se presentan, tú los saludas en cortesía pero ni se te ocurra siquiera tocarlos —me advierte.




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