Una semana, ciento sesenta y ocho horas, diez mil ochenta minutos han pasado desde aquel día en que mi vida dio un giro inesperado. Desde aquel momento en el cual, la vida de Aisha, Thomas y Elliot se llevó a cabo. Siquiera sé cómo sentirme, debería alegrarme de que todo ha finalizado, de que aquellas mujeres desaparecidas volvieran, de que ya no tendría preguntas atormentándome día y noche. ¿Estoy bien? Esa pregunta me la he estado haciendo muy seguido, solo la hago para ver cuán cuerda sigo estando y que aquella Elena que tanto me encantaba ser, sigue aquí, a mi lado.
Supuse que estaría aliviada, con una sensación de serenidad instalada en mi pecho, de que por fin respiraré como se debe. Aun así, eso no es lo que obtengo, siento un vacío en mi pecho, un sentimiento tan opaco y denso que solo logra deprimirme y causar que mis días se vuelvan un martirio. No sé que tengo y eso me aterra.
Flashback:
Escuché, pude apreciar como las zancadas de Axell y Thomas se hacían llegar a la celda en la que me encuentro con Aisha. Sin embargo, yo no he podido ejercer alguna acción, no he podido quitar el inerte cuerpo de mi madre del mío. Estoy en shock, no tanto por lo conversado y enterarme de tantas cosas que me hicieron sentirme abatida, sino por haber acabo con la vida de ella. Siento que las paredes de concreto se me vendrán encima, que me castigaran de por vida por haberla asesinado. Tengo el peor de los castigos: La conciencia.
Diviso de soslayo como Thomas entra apresurado, alarmado, intranquilo y con una mirada de total pavor. Me siento culpable, sé que soy la responsable de todo esto. El morirá y no es que me dé pesar aquello, son las sensaciones tan negativas que está experimentando. Después de todo Aisha era su compañera, su mate, el amor de su vida y Gabe solo fue un obstáculo en medio del camino. Me abofeteo por pensar de esa manera, debería estar bien. Ella hizo cosas horribles, pero... ¿Quién soy yo para acabar con la vida de alguien?
- ¡No! -brama Thomas, se agazapa frente a ella y la quita de mi cuerpo. No me observa, no se preocupa de que Axell está detrás de él y puede matarlo en un parpadear. - ¡no! -Solloza y pega su rostro al cuello de su mate.
Axell se acerca a mí y ayuda a levantarme. Yo me siento perdida, ida.
- ¡mira lo que hiciste! ¡Ella era tu madre! ¡¿Cómo pudiste?! -cuestiona en medio de gimoteos. Axell me pone tras de sí, en alerta, en cualquier momento Thomas puede reaccionar de manera violenta ante todo. Lo sorprendente es que, al pasar los minutos, el no hace nada, solo llora y se lamenta. Le pide perdón por haberla arriesgado al cumplir todo este plan. Esta escena es tan perturbadora y deprimente que no le puedo quitar los ojos de encima.
- ¡mátame! -Vocifera, dirigiéndose a su hijo - ¡mátenme! ¡No me importa! -Vuelve a sollozar -solo quiero estar con ella. Quiero que este dolor termine, ya no más. -Luce tan afligido, apesadumbrado, que me hace sentir pesar. Lo único que se me cruza por la cabeza es un: yo la maté, yo tengo la culpa.
-Vámonos -me indica Axell, encaminándose hacia la salida de la celda. Al ver que no lo sigo, se da media vuelta y me observa con el ceño fruncido -Elena, vámonos -insiste. No obstante, no puedo quitarle la vista a Aisha y a Thomas. Se aproxima a mí y toma de mi antebrazo para sacarme de aquí, es entonces cuando reacciono y despierto de las ensoñaciones en la que estaba sumida.
-Axell -susurro en un hilo de voz -yo-yo la...
-lo sé -dice, interrumpiéndome. Pasamos todas las celdas, hasta que damos con la de Jacob. Él se encuentra atado con aquellas cadenas, siendo herido lenta y dolorosamente por ellas. Él no nos observa, tiene la mirada gacha con humillación. Observo como pequeñas gotas se deslizan por sus mejillas y caen al duro piso de concreto. Él fue engañado y por ello se debe su dolor.
-Discúlpame -expresa, subiendo la mirada hasta dar con la mía -te causé daño por razones equivocadas. Lo escuché todo -comenta y corre la mirada de la mía -si tan solo... me hubiese enterado antes, no lo hubiera hecho. Sé que esto no puede remediar lo que hice, son tan solo unas insignificantes palabras que no merecen respuesta alguna. No importa eso, solo tenía que decírtelo. -Quedo atónita al escucharlo, lo que menos me esperaba es que, Jacob, aquella persona que siempre traía una sonrisa sarcástica y una mirada vil, se disculparía, pediría perdón por el daño causado.
-A nadie le interesan tus disculpas -espeta Axell con frialdad, se cruza de brazos y me observa para luego desviar su mirada hacia la persona que tenemos delante -lo hubieses pensado antes de confiar en Christian y sus sucias palabras. El error aquí es tuyo, de nadie más. -Tomo su brazo y lo aprieto con algo de fuerza. El me escanea y alza una ceja al ver mis ojos achicados.
-basta. Es hora de irnos.
Esto es lo que más me molesta de mí. Ser tan ingenua y compasiva, capaz de perdonar así sea el peor de los errores.
Fin del flashback.
Aquel sentimiento tan cruel no ha desaparecido desde aquel día. Todo esto lo empora al saber que mi hermano todavía no ha despertado, sigue sumido en un sueño infinito y yo no puedo hacer algo para ayudarlo. Lo único que queda es esperar, aguardar para ver si el ADN de hombre lobo lo puede salvar. Hay que tener esperanza; algo que se me ha ido acabando.