Es mi posesivo #1

Extra

13 años después...

Elena:

Los rayos del sol comenzaron a filtrarse por la ventana de nuestra habitación, como aviso que esta nueva jornada ha dado inicio. Aun así, la somnolencia abunda con furia mi cuerpo, me siento tan agotada después de lo de ayer por la noche que no me inmuto ante este amanecer. La calidez que me brinda estar piel a piel junto a Axell todavía se me hace magnífico, precioso y abrumador.

Con suavidad, abre sus párpados por primera vez en el día y yo me ahogo con ese azul que me atrapa al instante. Sus hermosas pestañas aletean y enmarcan junto a sus gruesas cejas el hombre que tanto amo. Sus luceros yacen tan cristalinos que me dejan entrar a su alma y verificar el estado de ánimo con que se localiza. Trece años han pasado y lo sigo adorando como si fuera aquella chica de dieciocho.

Sonrío de oreja a oreja al ver como sus hoyuelos se marcan al ver cómo escaneo su semblante, últimamente esto se ha convertido en mi mayor hobbie, nunca me canso de hacerlo y dudo que me agotaría. Él es tan hermoso tanto físicamente como persona que no puede existir alguien como él, sería imposible. De verdad que me tiene enganchada y esta vez, no vacilo en hacérselo saber.

— ¿cansada? —cuestiona con la voz ronca y pesada, sin embargo, deja a notar la picardía que tiñen aquellas palabras. Rio un poco y me aproximo hacia él todo lo que se me permite para abrazarlo. Reposo mi rostro en su pecho y me deleito con el sonido de su corazón y la exquisitez de su aroma. Podría pasar un día entero en esto, claro, si no tuviera dos hijos que atender.

—Es tu culpa —le reprocho. Axell se carcajea y me contagia, estamos pasando por ese periodo que enloquece nuestras hormonas y las hace sentir a flor de piel. Literalmente, no puedo tener algún contacto con él porque ansío que se hunda en mi <<creo que ya enloquecí>> afirmo.

—Por lo escuchado, no vi quejas al respecto —dice, tomándome de la cintura y poniéndome encima de sí, a horcajadas. Dejo de reírme y me centro en verlo, con mis dedos acaricio su rostro y de apoco me voy acercando para acortar las horribles distancias que hay entre nuestros labios. Un suave pero excitante gemido sale de sus labios y logra hacerme delirar. ¡Dios! besa tan bien...

Nuestra burbuja se rompe cuando la puerta del cuarto se abre sin tocar y entra por ella Amy, quien da un respingo y grita al encontrarnos en dicha posición.

— ¿cuántas veces te tengo que decir que la puerta se toca antes de entrar? —riño. El pecho de Axell se sacude levemente al carcajearse, al parecer le hace gracia que haya arruinado esto.

— ¡por dios! ¿Ustedes no se cansan? —pregunta indignada. Su padre se tensa y yo, cubriéndome con una sábana me alejo de su cuerpo para encarar a mi niña.

— ¡Amy! ¿Qué cosas son esas? —abronca este. Se levanta de la cama y en bóxer se dirige al closet para fundirse en un mono holgado.

—ayer por la noche James y yo tuvimos que salir de casa y deambular por ahí, no sabes lo tedioso que era escucharlos. Además, al parecer todos en la manada se pusieron de acuerdo con ustedes —comenta con bochorno, luce tan avergonzada que sus mejillas se tiñen de un rojo intenso.

—Luego lo entenderás —respondo sin darle tantas vueltas al asunto. Esto es normal y ellos lo saben, entienden que estamos en la época del celo y que es inútil mantener las manos quietas. Desde aquí, escucho como Axell gruñe al oírme. Ruedo los ojos al saber el por qué.

—Ella no entenderá ni mierda, no le digas esas cosas Elena —expresa exasperado. Llega hacia su hija y deja un beso en su frente —no le hagas caso a tu madre, está loca —dice para perderse de nuestra vista. Inhalo y exhalo para relajarme, no quiero perder este estado de paciencia que he obtenido con esfuerzo.

Amy se sienta a mi lado y se recuesta sobre la cómoda, apoyando su cabeza en mi regazo. La visualizo y juego con mechones de su cabello, es tan preciosa que es inevitable no perderse en sus grandiosos ojos. Son tan fríos pero tan cálidos a la vez que te dejan atosigados. Es por eso que su papá no puede estar tranquilo ante la idea de que un chico ronde por la cabeza de ella.

— ¿cómo reaccionaría si dentro de poco encuentro a mi mate? —pregunta con algo de nerviosismo. Frunzo el ceño y me extraño al percibir su corazón latir con fuerza.

— ¿lo hallaste? —deduzco algo rígida, de cierta forma me deja sorprendida.

— ¿que? ¡No! —aclara mi duda a toda velocidad, algo que agradezco. Ardería Troya si eso sucede a su edad. Es muy joven todavía, a sus quince años le quedan cosas que disfrutar antes de toparse con el hombre que estará a su lado toda la vida.

—ok ¿y por qué lo preguntas?

— ¿qué se siente tener uno? —se haya interesada, totalmente atenta a mi respuesta. Mi pequeña está creciendo. Mi corazón se oprime al saber que las cosas no serán como antes, en donde, ella era totalmente dependiente de mí. La melancolía y el pesar logran cristalizar mis ojos, dios, mucho drama para el momento.

Antes de responder, aguanto la respiración para hacer desaparecer ese molesto nudo en la garganta.




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