¿es negocio o es amor?

Capítulo 4: La herencia.

Salgo del despacho del juez con mi andar decidido  y con paso firme, pero por dentro estoy siendo presa de un mar de emociones. Acabo de casarme con un completo desconocido, un hombre muy guapo pero desconocido; ¿Que le habrá ofrecido mi padre a ese hombre para que aceptara este matrimonio?. Estoy segura que debió haber sido una muy buena propuesta. En fin, ya estamos en el baile y  toca bailar;  gracias a Dios Franco Dometti se tomo bien lo de no vivir bajo el mismo techo y lo de que mantengamos este matrimonio en el anonimato. Ya veremos como termina todo este teatro. 


Tal como le prometí a mi tío Daniel, luego de salir de la notaria me dirijo a la oficina de su socia, la verdad no se con que finalisad pero aquí estoy. 

Una chica rubia y muy amable me recibe,   me invita a pasar a la oficina de la licenciada Martés. 
–Buenas tardes Licenciada Martés– Saludo al llegar.

–Buenas tardes, señorita Sugasti o debo decir ¿Señora Dometti?. 

–Prefiero mi apellido de soltera, gracias. Contesto de manera cortes– Podría usted explicarme ¿Que hago en su despacho, licenciada?-  


–Bueno señorita Sugasti, es necesario  que entre usted en posesión de la herencia que su madre le dejo;  en virtud de que las condiciones para recibirla ya se han cumplido.  

Me quedo de piedra, al escucharla hablar. No entiendo nada. alcanzo a decir. 

–Mire Marisa, su madre dejo a su nombre algunos, bienes, acciones y dinero que durante estos años su tío  ha estado administrando, la última condición que estipulo su madre era que estuvieses casada para poder recibirla, ya que en el día de hoy eso ha sucedido; nada impide que tome posesión de su herencia.  

La licenciada empieza, a enumerar y entregarme documentos en los que constan el titulo de algunas propiedades, cuentas bancarias y acciones en empresas que se encuentran dentro y fuera del país;  yo aún estoy tratando de asimilar toda la información. 

–A ver solo para estar clara, todo esto significa   que cuento con un patrimonio propio  y que no tendré que depender más de mi padre, ni de ningún hombre, que tengo dinero suficiente para invertir y mis propias acciones que administrar y hasta algunas  propiedades.

 –Entendió usted perfectamente me contesta la licenciada Martés.  

Definitivamente que mi madre es un ángel que aún desde el cielo me cuida y mi tío un instrumento para terminar de llevar a cabo esos planes.  Estoy felíz. 

Al terminar con la licenciada, decido llamar a Tania;  ella es mi única amiga  y siempre ha estado allí para mí. Necesito contarle.  

La invito a almorzar para ponerla al tanto. 

–Me estás diciendo que te acabas de casar y que no me invitaste y que además tu madre te dejo una herencia nada despreciable. Ohhhhhhhh amiga esto es fenomenal– grita Tania a todo pulmón.  

Tania y yo vamos juntas a ver el a 
departamento que me indico la licenciada, mi madre había dejado listo para que yo lo ocupara. 

Entro junto con Tania al Lugar y definitivamente que aquí esta presente la esencia de mi madre  es un lugar acogedor, pero a la vez elegante y sofisticado.

 Aparentemente durante estos años alguien se ha encargado del mantenimiento y la limpieza, decido llamar a mi nana y le pido que prepare sus maletas y las mías, hoy mismo nos mudamos a este hermoso lugar.  

Le pregunto por mi padre y mi nana me informa, que esta mañana se fue de viaje con su nueva novia. Vaya, que raro! Nisiquiera se despidió, pero bueno ya he aprendido que lo que no te destruye te hace más fuerte y hoy Marisa Sugasti esta más fuerte que nunca.  

Mi nana, Tania y yo; llegamos a mi nueva casa. Todo esto es tan extraño pero a la vez tan excitante. Es increíble que tu vida pueda dar un cambio de 180 grados de un día para otro.  

Subo a la he escogido para que sea mi habitación, es la recámara mas grande. Me emociona pensar que este lugar lo escogió y preparo mi madre para mí, para nosotras.  

Mi madre padecía una terrible enfermedad terminal que acabo con su vida de manera rápida. Siempre supe que no era felíz con mi papá, su actitud machista y siempre prepotente acabo con el amor que mi madre sentía por él. Aunque sé que su muerte le dolió,  mi padre nunca dio muestras de dolor frente a ninguno de nosotros.  

De mi madre aprendí a comportarme como una dama, a ser una mujer culta, que la belleza jamás reemplaza la inteligencia, que una excelente apariencia personal es la mejor tarjeta de presentación, que el dominio de varios idiomas es un as bajo la manga para cualquier mujer que quiera comerse el mundo. Y que una dama bella, inteligente, culta y educada  es una joya que muchos querrán tener pero que muy pocos llegarán a  alcanzar y que solo uno logrará obtener.  

Mi madre era consiente que se iría pronto de este mundo por lo que se dedico a enseñarme tantas cosas importantes, pero realmente esto de la herencia no lo esperaba. Siempre pensé que el del dinero era mi padre. Bueno estoy segura que mi tío Daniel en su momento podrá disipar todas mis dudas.  

–Marisaaaaa– grita Tania, al irrumpir en mi habitación.

– Tania, recuerda que las damas no gritan.  

–Por Dios Marisa ya te pareces a tu madre. Sonrío recordando a mi madre diciéndonos esa frase una y otra vez 

– ¿Qué te parece si nos vamos a un antro a celebrar, Marisa?.

–¿y como que quieres celebrar Tania? 


–¿Te parece poco amiga?– En un solo día te volviste una mujer casada y además millonaria. Oye eso no pasa todos los días, al menos no nos pasa a los simples mortales.  

–Tú y tus ocurrencias, a ver ¿como a donde podríamos ir a celebrar según tú?. 

–Ah no,  eso déjamelo a mí, tu solo ponte Bechaaaaaaaaa que de la logística me encargo yo. 

 Y a continuación sale despavorida de mi habitación a llamar a Dios sabe donde o a Dios sabe quien.  

Media hora después regías y bechas, nos despedimos de mi nana. Quien nos encomienda a todos los santos habidos y por haber. Nos hace prometerle que no beberemos, que no hablaremos con ningún desconocido y que estaremos en casa a la media noche. Ay madre!, creo que esta noche romperemos un par de promesas. 

Bajamos y hay un Uber esperando. Al Red Dragón le indica Tania al chofer. Parece que esta noche promete amiga y  sonrié manera pícara.  
 




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