Es una apuesta 2

Siendo honestos

—¿Qué pasa? —pregunta Alex cuando se da cuenta de que he dejado de seguirlo por el pasillo.

Mis ojos se encuentran fijos en el celular, intentando descifrar lo que implican aquellas palabras escritas en la pantalla.

—Por favor no me digas que tenemos que regresar a la casa porque algo pasó —suspira recorriendo su cabello con una mano intentando contener lo que percibo como desesperación. Entonces me mira por unos segundos para después tomar la resignación entre sus brazos y hacer de ella algo más significativo—. Bien, lo haremos pero solo dame 10 minutos más —dice con un brillo especial en su rostro, justo como si 10 minutos bastaran para conseguir que este día no termine y cuente como si fuera eterno. 

Es entonces cuando tomo una decisión y me atengo a ella; suficiente me he complicado ya la vida creyendo que no puedo modificar las situaciones que llegan a mí.

—Por suerte para nosotros, esto ya no pende de un hilo —contesto entre risas señalándonos a ambos—. No todo son malas noticias. De hecho podría ser interesante.

—¿Qué es? —pregunta acercándose un poco al celular, sin embargo, lo llevo a mi pecho para evitar que lea la pantalla.

—Algo interesante —respondo manteniendo el secreto.

—No es verdad, hiciste la cara de 'el día acaba de arruinarse'.

—Para tu información, era mi cara de 'cambio de planes', mismos que suelo asociar con catástrofe debido a mi necesidad de control —afirmo casi orgullosa de mi capacidad de introspección y análisis—. Pero estoy decidiendo tomar otro camino.

—Eso es bueno —asiente balanceando la cabeza de arriba a abajo durante varios segundos—. Pero igual podrías contarme.

—Lo único que debes saber es que tenemos media hora para que me presentes a una celebridad —bromeo—. Lamentablemente después debemos irnos, pero media hora sobra.

Luego de continuar asintiendo sin tener la menor idea de lo que está sucediendo, Alex voltea en dirección a la puerta y extiende el brazo.

—Después de ti.

(...)

—¡No puede ser! —grito encogiéndome de hombros mientras intento ahogar el chillido para no hacer demasiado ruido. Aunque me encuentro dentro de una pequeña cabina cubierta por cristal, alcanzo a ver a los actores dentro del set esperando la siguiente indicación.

El movimiento es tan desordenado que me sorprende cómo en unos segundos logran acomodar todo para que salga a la perfección.

—¿Qué pasa? ¿Sí conoces la serie? —pregunta Alex acercándose al vidrio que nos separa de ellos, quienes se encuentran algunos metros debajo de nosotros.

—Para nada —río dentro de un estado de ensoñación.

—Podríamos intentar venir otro día a ver si tenemos más suerte —señala un tanto decepcionado.

—¿Suerte? —exclamo—. Alex, estoy presenciando la filmación de una serie que no he visto.

—Sé que hubiera sido más especial alguna que conocieras.

—¡No! Escucha, con cada capítulo que pase sabré que estuve ahí. Sabré que la conocí antes de amarla y la amaré justo por eso. Hoy me enteraré de las risas detrás de cámara, de sus errores y de la cantidad de tomas que tendrán que repetir para mostrarnos lo que vemos. Hoy conoceré lo real sin ediciones y solo por eso va a ser mi serie favorita, ninguna otra podrá tener ese puesto jamás —digo sin tropezarme ni una sola vez a lo largo del discurso gracias a la emoción que lleva cargada—. Quizá también aquella en la que estás trabajando se gane mi corazón pero para eso tendrás que invitarme a las filmaciones. 

Sin duda puedo observar una sonrisa sincera que proyecta tranquilidad en el rostro de Alex.

—¿Crees que 30 minutos sean suficientes para conocer lo real? —dice un poco en burla, otro poco en serio.

—Si ellos no se enteran de que los observamos, sí.

—Interesante —responde Alex alzando la cabeza como si estuviera pensando en algo más mientras observa el set lleno de cámaras, luces y un escenario abrumadoramente bello—. Eso es muy cierto.

—Igual podrías contarme de qué trata la serie antes de comenzar con la observación —acepto mientras la intriga me corroe y mi corazón continúa a mil por hora debido al impacto que produce en mí el lugar que me rodea.

—Creo que es un thriller, mucho misterio y todo eso —confirma sin explayarse.

Entonces continuamos observando fijamente el piso de abajo mientras uno de los camarógrafos toma su puesto y todos comienzan a juntarse.

—Me quedó clarísimo —respondo con sarcasmo y río.

—Ya, lo siento, es que no estoy muy enterado —contesta encogiéndose de hombros—. Si mal no recuerdo es un adolescente, el chico muere en un accidente y un día regresa a la vida.

—¿Por qué me suena? —pregunto sin encontrar un sustento, por lo tanto opto por obviar el hecho de que no suena exactamente original.

—Porque existen por lo menos 40 películas con esa trama —contesta Alex siguiendo el juego.

—Tiene que ir más allá si voy a amar a esa serie.

—Tal vez no la amarás —resopla mirando el vidrio—. Quizá solo te quedarás con esta experiencia y hasta ahí llegó. Estar aquí no te obliga a amarla.




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