Lo que tengo entendido es que nuestro proyecto consiste en entrevistar a diversas personas acerca de sus hábitos de lectura. Bien, eso no es difícil. Pero no tardo en comprender que aquello requiere dedicar unas cuantas horas fuera del colegio. Unas horas más con el chico nuevo. Sin embargo, el profesor me explica que a nuestro equipo se unirá otra compañera, pero ella no llega hasta la próxima semana porque está de viaje. Siempre está de viaje. Entonces me pregunto por qué piensa que aún habrá trabajo que hacer dentro de una semana si de un proyecto tan fácil se trata. Unos momentos después me resigno a acercarme a él. Respiro profundamente y espero haberlo juzgado mal.
—Hola, linda —dice guiñando el ojo y recargándose con más ganas en la silla.
No, no lo juzgué mal. Tenía toda la razón. Él comienza a recorrerme con la mirada y entrecierra los ojos.
—¿Te doy miedo o algo así? —comenta ante mi silencio y se ríe—. Anda, siéntate.
—¿Miedo? —pregunto con incredulidad. ¿Es en serio que me está hablando de esa manera? Me ofendo al instante por los modos que tiene, como si fuera dueño del lugar—. Ya quisieras —digo rodando los ojos.
—Sigues ahí parada... —explica observándome fijamente—. No muerdo —afirma mientras una extraña sonrisa comienza a recorrer su rostro—. A menos que me lo pidas.
De acuerdo, además de creído es un pervertido. ¿Qué hace aquí?
—Disculpa, no sé tú, pero yo quiero trabajar en paz y me interesa mi nota —respondo muy disgustada, al borde de darme la vuelta.
Pero él está a punto de agregar algo más, mismo que espero sea una disculpa.
—¿Quién dice que no me interesa mi nota? —añade levantando una ceja con una creciente sonrisa en el rostro—. Es sólo que también me interesan otras cosas.
Le lanzo una mirada tan dura que espero saque a relucir mi inconformidad.
No estoy para soportar esto. Quizá pueda hablar de ese modo con las chicas fáciles hormonales que sobran en esta institución, pero no conmigo. No tengo por qué permitirlo.
—Wow, tranquila linda. ¿Piensas que hablo de ti? Me refiero a divertirme, me interesa pasarla bien —busca remediarlo pero no aguanta la risa.
—Es un trabajo, no el parque de diversiones —respondo secamente, sin nada de ganas de seguir con esta estúpida y agotadora conversación.
—¿Quieres ir al parque de diversiones conmigo? Me lo hubieras pedido desde el principio —se encoge de hombros y se incorpora en el asiento.
—Eres imposible —ruedo los ojos tanto que hasta duele.
—Bien, ya. Solo estaba jugando, siéntate y hablamos del proyecto —pone aparente fin a su rollo de cretino y señala la silla de junto—, que todos te están viendo.
Volteo a mi alrededor y, efectivamente, todo el salón tiene la vista clavada en mí.
Lo que me faltaba, seguro estaba hablando demasiado fuerte.Pero entonces me doy cuenta de que son en su mayoría las chicas las que me están viendo. Y tampoco "me", sino más bien a él. El chico me toma descaradamente de la muñeca y me jala en su dirección para tomar asiento.Lo fulmino con la mirada y aparto mi brazo con rapidez.
—¿Qué? ¿También está prohibido tocarte? —dice refiriéndose a su gesto de sentarme a la fuerza.
Decido ignorar su comentario y colocarme en el asiento yo misma.
—Sabes que te están viendo a ti, ¿cierto? —afirmo cuando el ruido de nuestro alrededor comienza a crecer, permitiéndome seguir hablando sin ser escuchada.
—Claro —dice encogiéndose de hombros despreocupadamente—. Pero me estabas poniendo nervioso ahí parada.
«Genial, además quiere todo como a él le gusta»
—¿Sabes? Podría remarcar lo engreído que eres, pero seguramente es lo que quieres. Así que mejor comenzamos a trabajar, ¿sí? —explico con gran hartazgo recorriendo mi sistema.
—Como quieras.
Después de un rato de pasar por mis apuntes y descubrir que no hay nada ahí, comienzo a recordar que no presté atención al profesor tampoco cuando me explicó el proyecto. Entendí los aspectos básicos, pero ahorita no tengo idea de qué hacer. Aunque supongo que a mi compañero no le importa en lo más mínimo, él llegó antes que yo a clase. Sé que tendrá algún comentario sarcástico al respecto, pero si no pregunto jamás avanzaremos.