Es una apuesta

Excursión

Después del ensayo voy a mi casa a darme una ducha y desayunar algo más.
Para mi sorpresa, toda mi familia está ahí. Como ya les había mencionado, mis papás nunca están.

—¿Qué hacen todos aquí? —digo después de saludarlos.

—¿No puede una familia pasar una tarde juntos? —expresa mi papá como si fuera de lo más normal que estuviéramos todos al mismo tiempo aquí.

—No si se trata de nosotros —comento un poco molesta.

—¿Qué quieres decir, cariño? —pregunta mi mamá regalándome una sonrisa.

—Nada, no tiene importancia... En fin, ¿qué hacen aquí? —digo un tanto intrigada.

—Me dieron el día libre y tu papá se irá a Miami el lunes, entonces pensamos en hacer algo juntos el día de hoy.

¿Algo juntos? Como si pudiéramos hacer algo juntos sin que los trabajos de mis padres nos interrumpieran. Mamá es periodista y reportera, por lo que suelen llamarla a todas horas y ella, por supuesto, siempre está disponible. Por otro lado, mi papá es ingeniero de sonido y se dedica a asistir en grandes eventos, muchos de los cuales involucran celebridades. Y claro, jamás me ha llevado con él a ninguno. También suele ser contratado para ayudar a realizar la banda sonora de algunas películas y por eso ha conseguido trabajos en varios lugares y viaja tanto.

En fin, aquellas profesiones pueden sonar fascinantes. Para todos menos para mí.

—Pensábamos en ir al zoológico —añade mi mamá.

—¿Están bromeando? ¿Al zoológico? —interviene Alonso.

—Podría ser divertido —dice papá.

—Que no nos hayan llevado al zoológico cuando teníamos ocho años no quiere decir que puedan compensarlo ahora —expresa un poco molesto mi hermano.

Supongo que a él le afectó más que a mí el hecho de que nunca estuvieran presentes. Por lo menos yo lo tenía a él... ¿Pero quién estuvo ahí cuando se le cayó su primer diente?

—No puedo hoy, lo siento —digo sacando a relucir mi resentimiento.

—¿Se puede saber por qué?. —Mi papá lleva sus manos a su barbilla.

—Tengo... un trabajo que hacer para el colegio —explico usando como excusa lo que "quedé" de hacer con Alex a las 4.

—¿No lo puedes hacer mañana?

"No, porque quedé de verme con un chico para hacer el trabajo y él solo puede hoy" sería el único modo de salirme de ésta. Pero no voy a decir eso.

No sé por qué no quiero decirlo... Simplemente no deseo que me pregunten. En teoría mamá ya conoció a Alex pero... Como sea.

—Bien, vamos al zoológico —respondo finalmente.

Alonso rueda los ojos y sale de la habitación.

 

Dos horas más tarde nos encontramos en camino y yo olvido decirle a Alex que no gaste su tiempo pasando por mi casa porque no estaré. Entonces simplemente le mando un mensaje.

Bien —responde fríamente.

¿Solo bien? Esperaba más reproche.

 

Pasamos por varias jaulas y no puedo evitar las ganas de salir de aquí. Por lo menos yo puedo hacerlo, pienso cuando casi se me salen las lágrimas de pensar en estos pobres animales.
La vida se fue de sus ojos desde hace mucho tiempo, eso puedo verlo en su triste mirada que apenas te encuentra para pedir auxilio.

—¿Sí? —contesta mi mamá después de que su teléfono suena como por tercera vez en los 40 minutos que llevamos aquí.

Se hace a un lado para hablar y Alonso y yo nos quedamos con papá.

—Quieren...¿un helado? —dice él intentando mejorar la tensa situación.

—¿El zoológico? ¿Un helado? Te lo digo por última vez: ya no somos unos niños —expresa mi hermano levantando ligeramente la voz.

—¿Y qué quieres que haga, Alonso? —comienza a desesperarse mi papá también.

No otra vez.

—Está claro que lo que pudiste haber hecho no lo hiciste —replica Alonso.

—Hijo... Lo intento —responde mi padre algo cansado.



#45367 en Novela romántica
#7255 en Chick lit

En el texto hay: apuesta, amor, chicomalo

Editado: 29.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.