Después de un rato de discutir acerca del próximo lugar donde encuestaremos personas y anotar bastantes preguntas, terminamos pidiendo una pizza y comiéndola en el piso de la sala. Sinceramente no sé cómo acabamos ahí, pero es divertido pensar que podemos comer donde queramos porque este departamento es suyo y de nadie más.
—Entonces... ¿Por qué vives solo? — decido aventurarme para salir de la duda de una vez.
—No tenía nadie más con quién vivir.
Oh no, ahora me va a decir que sus padres murieron y yo me sentiré la peor persona del mundo.
—Vaya, no —dice después de ver mi cara de preocupación—. Me refiero a que mis padres están en otra ciudad y mi hermano en otro país.
—Oh... —respiro aliviada—. Bien.
Aún no entiendo cómo es que sus papás lo dejan vivir solo. Si yo tomara esa decisión... Vamos, ni siquiera podría tomar esa decisión. Aunque supongo que él ya habrá cumplido los 18, así que...
—¿Por qué el repentino interés en la vida de alguien tan detestable como yo? —pregunta recargándose sobre su codo izquierdo y volteándome a ver.
—No era interés, sólo se me hizo extraño que vivieras solo.
—Ya... —dice suavemente asintiendo con la cabeza—. También te preguntarás por qué entré a tu colegio en estas fechas, o por qué tomo tan solo tres clases ahí —explica—. Pero como tu interés es poco, supongo que nunca lo sabrás —agrega mirándome de reojo.
—Estoy segura de que no es interesante.
—Si tú lo dices... —levanta sus hombros y lo deja pasar.
Bien, quizá tenía un poco de curiosidad. Además de que el maestro había recalcado que Alex venía de un sistema diferente. Igual, ¿solo tres clases? ¿Era acaso eso posible?
Pero no iba a preguntarle, aun así. Eso era lo que él quería. Despertar un interés en mí o una tontería así.
—Propongo que veamos una película, ya que llevamos 3 horas trabajando — añade levantándose del suelo y tomando el control de la tele.
—Quedamos en que no meteríamos la apuesta cuando estuviéramos trabajando —digo todavía desde el suelo, antes de ponerme de pie también.
—Primero: ¿Qué tiene que ver la apuesta? —Voltea a verme.
—Pues que las películas han de ser como tu gran manera de dar el primer paso —afirmo con mucha verdad en mis palabras.
—¿De qué estás hablando, mujer? —suelta una carcajada.
—Creí que la apuesta iba muy en serio. Y obviamente vas a buscar cualquier oportunidad para... —Me aproximo a él.
—Wooo... —voltea sorprendido casi chocando conmigo, dejando escapar una sonrisa—. Ya veo, tú ya quieres acción.
Lo miro horrorizada, mis ojos comienzan a abrirse como platos.
—¡No! Nunca dije eso, dije que tú querías... —busco las mejores palabras para remediarlo—. O que pensé que... El punto es que eso es justo lo que no quiero —concluyo.
—Yo estaba tratando de ganar siendo un caballero, pero si quieres vamos a lo que vamos —comenta sacudiendo la cabeza con agilidad mientras hace el ademán de quitarse la camiseta.
Entre ese gesto alcanzo a ver una pequeña parte de su abdomen con una piel ligeramente bronceada y músculos perfectamente ejercitados. Digo... Quizá puedo entender por qué las chicas se le lanzan sin importarles lo estúpido que es. Quizá.
Casi sin pensarlo siquiera por un segundo, mis manos viajan a su torso para jalar la prenda hacia abajo con el fin de que no se la quite.
Esperen, ¿qué acabo de hacer? ¿Por qué siempre reacciono así?
Para mi sorpresa, lo que hace a continuación es poner sus dos manos a los costados de mi cara y dice:
—Pequeña, era broma —afirma moviendo sus pulgares por mi mejilla.
—Más te vale —agrego bajando sus brazos.
—De igual manera, si quiero ganar voy a tener que hacer mucho más que eso. Ya me lo dejaste muy claro.
¿Por qué siempre asumiendo que es él el que tiene que hacer algo para definir quién gana la apuesta?
«Me acabas de dar una idea, Alex»
—Pero también yo debo demostrar que no tengo miedo... —digo acabando con la distancia que yo misma creé.