—Hola —escucho a lo lejos el miércoles en el colegio.
—Alex —digo una vez que me doy cuenta de que él es el dueño de aquella voz—. Pensé que no venías como ningún día de la semana más que lunes y jueves.
—Vaya, me tienes muy checadito como para decir que no te importo en lo absoluto.
—Olvídalo —exclamo continuando con mi camino hacia la clase de matemáticas.
Alex ríe detrás de mí.
—Estoy aquí casi todos los días, es solo que a veces vengo solo un rato.
—No quería saberlo.
—A mi me parece que sí.
—Me retiro —comento dejándolo atrás para entrar al salón—. ¿Por qué me sigues? —reprocho cuando noto que entra detrás de mí.
—¿Por qué piensas que te estoy siguiendo todo el tiempo? —me dice entre risas—. Relax, baby.
—¡Deja de hablar en inglés!
—¿Qué traes con el inglés?
—Nada... Sólo habla como cualquier latino normal, ¿sí?
—Eres muy gruñona —comenta haciendo énfasis en el "muy".
—Tendré que vivir con eso.
Después de aquello tomo asiento y escucho que Alex saca la silla de atrás y se sienta a una mesa de distancia.
—En serio, ¿qué haces aquí? —le pregunto con molestia.
—¿Tomar clase?
—No estabas en esta clase la semana pasada.
—Qué observadora. —Se inclina hacia mí y luego comienza a susurrar—. Por si no lo recuerdas, acababan de tener un examen y no podía incorporarme hasta que empezaran con el nuevo tema.
—No vamos a empezar con nuevo tema —respondo con el nivel de voz que yo quiero—. Por si no lo recuerdas, estamos a final de año y el examen que tuvimos fue el último —agrego imitando su tono.
—Algo tendrán que aprender, quedan casi dos meses.
—Mira, no sé por qué lo hacen así, pero generalmente nos picamos los ojos el último bimestre —digo y me quedo pensando un rato—. ¿Por qué llegaste faltando dos meses para el verano?
—No tenía nada mejor que hacer.
—Claro...
—No es cierto, en realidad quería venir a aprender lo que sea que vayamos a aprender. Aunque sea poco.
Me quedo mirándolo por mucho tiempo con los ojos entrecerrados. Creo que no entiendo su sentido del humor.
—Otro rasgo más para añadir a la lista "Alex es el típico chico cliché".
—¿Qué quieres decir? —dice con una media sonrisa.
—Que te haces el misterioso para luego no contarme. Y seguro al final descubriré que eres como un agente secreto disfrazado de estudiante o algo así y eso le quitará lo cliché. Lo cual será el doble de cliché.
Alex suspira.
—Alana... —Sigue hablando en voz baja-. Necesitas tener menos tiempo para ver series de televisión. Hablo en serio. Tengo que remediarlo.
Le ruedo los ojos y ahora soy yo la que suspira con exasperación.
—¿Sabes algo...? Yo...
Y en eso soy interrumpida por la señora Marx.
—Desearía poder seguir escuchando su conversación por el resto de la hora, pero lamentablemente tus resultados de examen son el claro ejemplo de que no podemos darnos ese lujo —dice mi maestra dejándome en ridículo enfrente de todo el salón y confirmándome que escribí el peor examen de la historia.
—Lo siento, mi error —interrumpe Alex con una voz ronca—. Estaba preguntándole cómo ponerme al corriente.
—Usted debe ser el señor Kieran —lo observa la profesora—. Alana, por favor préstale tus apuntes. Sé que el examen fue solo un tropiezo y eres una buena estudiante, seguro le servirán.
Genial, siga diciendo enfrente de todos que reprobé. Además... ¿qué acaba de pasar? ¿Por qué todos los maestros parecen preocuparse tanto por Alex? En especial la maestra Marx, quien suele ser un tanto dura.
—Te salvé por completo —me susurra de nuevo mi compañero inclinándose hacia adelante por detrás de mí.