Es una apuesta

Soy toda tuya

—Lo siento. Ya. —añado sintiéndome algo culpable—. Prometí no quejarme y fingir que te acabo de conocer y todo. Pero hay que admitir que las citas tampoco son la gran cosa y que no me harán cambiar mi opinión sobre ti.

—Te diré todo lo que ha ido distinto a como debe ser —se acomoda en su asiento—. Tú debes abrirme la puerta de tu casa e impresionarte porque me arreglé para ti. Después yo debería hacer notar que me encanta el vestido que traes puesto. Generalmente la parte de la cena se utiliza para conocer a la otra persona, se supone yo debo hacerte cumplidos para que te sientas la mujer más bella del planeta. Lo bueno es que lo demás no te lo voy a adelantar porque tendrás la oportunidad de verlo por ti misma.

Lo miro por un segundo y suelto un suspiro.

—Con que esa es tu táctica —me pongo a pensar en todo lo que mencionó—. Espera, ¿estás diciendo que es mi culpa que no me haya puesto un vestido? Te recuerdo que no me avisaste a dónde íbamos.

—Y que hayas pasado lo que va de la cena discutiendo sobre nuestro proyecto de literatura.

En un principio me pongo a la defensiva y comienzo a enojarme. Sin embargo, opto por encogerme de hombros.

—Solo mencioné que sería bueno ordenar las respuestas por edad y grado escolar.

—Y sacaste una libreta para hacerlo —dice señalando la pluma que hice a un lado hace rato.

La guardo discretamente en mi bolsa y rasco mi cuello nerviosamente.

—Bien, ya. —Pongo las manos sobre la mesa, estiro la espalda y me acomodo en el asiento—. Soy toda tuya. Muéstrame lo que harías en una cita. Sin interrupciones. Como si fuera verdadera, solo para que no digas que hice trampa cuando gane.

—Me agrada tu entusiasmo —sonríe recargando su espalda en el asiento y cruzándose de brazos.

—Lamentablemente jamás remediaremos eso de abrir la puerta ni aquello de los cumplidos —agrego con sarcasmo, fingiendo que me es relevante.

—Tendremos que salir de nuevo, entonces —dice casi retándome. Respondo encogiéndome de hombros y restándole importancia—. Hasta que salga bien —agrega y yo solo suspiro.

—Como tú digas.

 

Continúo partiendo mi carne y me detengo a observarlo por unos momentos. Me llama la atención cómo empieza a dar grandes bocados y llevarse todo lo que encuentra en su plato a la boca. Entonces termina todo lo que había, pasando después su brazo por el respaldo de la silla para tomar su chaqueta y ponérsela.

¿Qué está pasando?

—Vamos —articula con prisa.

—¿Estás jugando? —exclamo, preocupada por la clase de chico descortés con el que he estado pasando tiempo. ¿A quién se le ocurre enojarse y simplemente levantarse de la mesa, además de apresurarme?

Hasta que me cae el veinte.

—Espera... ¿Te refieres a ahorita? ¿Repetir toda la cita ahorita? —comento todavía con un bocado.

—Pues claro, no me voy a ir sin darte la experiencia completa de una cita conmigo.

—¿Es en serio? Pensé que te referías a salir otro día, y ya dije que sí. Además tienes que aceptar que si no está yendo bien la noche quizá sea porque en verdad no me interesas. —Parece no escucharme, puesto que llama al mesero con un gesto para pedir la cuenta—. ¿Alex? Haremos todo eso otro día pero no pienso regresar a mi casa y volver aquí a... ¿cenar por segunda vez?

—También saldremos otro día si eso es lo que quieres —dice con una pequeña sonrisa—. Pero hoy vamos a hacerlo bien desde el principio.

—No... Al... —Me levanto para detenerlo—. ¡Alex! No puedes dejarme a medio comer.

—No pensaba hacerlo, sólo voy al baño —envuelve mi mano para "tranquilizarme" y se retira.

¿Qué rayos le pasa a este hombre? Está loco. Quizá es verdad que apenas lo dejé hablar en toda la cena y que no pude fingir que era una cita real... Pero, vamos, si no estaba funcionando simplemente pudimos dejarlo así. Aunque claro, estamos hablando de Alex, chico quien no acepta que una chica no se derrita por él. Pues de acuerdo, lo dejaré hacer todos los intentos que quiera hasta comprobar empíricamente que conmigo no funcionará.

En cuanto regresa yo todavía no he terminado y simplemente se sienta a acompañarme.

—Lo siento —dice suavemente—. Deberíamos por lo menos acabar bien la cena.



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En el texto hay: apuesta, amor, chicomalo

Editado: 29.07.2019

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