Por suerte para mí, es él quien se acerca a nosotros, porque de otra manera nunca me hubiera animado a hablar con un chico tan guapo. O ¿grande? Más bien es grande. Digo, porque no es chico. O sea, me refiero a que es grande y guapo, no chico y guapo... Ni grande y chico. Porque tiene más edad que yo... ¿tendrá unos 23? ¿Me explico? Esperen... ¿qué estoy diciendo? Por alguna extraña razón la mente pervertida de Alex resuena en mi cabeza sabiendo que si hubiera dicho todo lo que pensé hubiera sido más que mal interpretado.
—¿Listos para saber su futuro? —dice el saurino con mucho encanto.
—De hecho ya nos íbamos —me sorprende Alex con sus secas palabras.
—¿Cuánto tarda? El... Saber el futuro —pregunto rascándome la nuca.
—Depende qué tanto quieran saber —dice misteriosamente—. Si no están listos no pasa nada, es mejor no hacerlo si deben irse.
—¡No! ¡Sí! Nos quedamos —confirmo con entusiasmo.
No sé qué me llama tanto, pero siempre me han encantado estos temas y nunca nadie me ha leído el futuro. ¿Por qué no hacerlo ahora? Y con un joven tan agradable a la vista que además parece una persona decente.
—Perfecto —responde con una sonrisa amigable.
—No —escucho a mis espaldas e incluso me sobresalto—. Lo siento pero llegaremos tarde al espectáculo.
—Alex, quiero hacer esto. No tienes que quedarte si no quieres.
Siento su mano tomar de mi brazo y hacerme a un lado para decirme algo.
—Alana, no creo que sea buena idea —afirma intentando direccionarme a la entrada, como si pudiera controlarme.
—¿Disculpa? —dirijo mi mirada al agarre de su mano.
—Por favor, solo vamos —dice soltándome.
—Yo me quedo, quiero ver qué tiene por decir el futuro —agrego con decisión y me acerco al joven.
Se queda mirándome casi decepcionado. Lo veo alterado, como buscando otras palabras para disuadirme de esto. ¿Quién cree que es para decirme qué hacer y qué no?
—Puedes esperarme afuera si no quieres hacerlo —comento.
Mira fijamente al adivino y se queda callado por unos segundos.
—No quiero hacerlo yo —continúa analizando al hombre—. Pero me quedo en lo que terminas. Igual no deberías estar haciendo esto, pero no puedo impedírtelo.
—O sea, ¿te quedas para escuchar mi futuro sin que yo pueda escuchar el tuyo?
—No es bueno hacer esto... —dice todavía muy ensimismado en sus pensamientos.
—¿Y por qué no mejor hablamos de... su futuro juntos? —interrumpe el joven.
—¿Juntos? ¿Futuro juntos? No somos pareja, no hay un futuro juntos —me apresuro a añadir.
—Algo ha de haber si están aquí.
—Verá, lo que sucede es que él y yo...
—¿Por qué no mejor ejerzo mi trabajo y lo adivino? Si él así prefiere podemos dejar intacto el futuro y escuchar el presente. Que los mayores secretos generalmente se encuentran en él.
Sabias palabras, amigo. Me agradas. Yo debería rodearme de más personas como tú. En cambio estoy aquí con el terco de Alex.
—Escucha, no necesitamos saber nada, ¿sí? —responde agresivamente Alex poniéndosele al tiro.
—¿Por qué? ¿Ahora tú tienes miedo de lo que puedas encontrar? Quizá de una vez confirmas que no me gustas para nada.
—Alana, estas cosas no son...
—Alex, ¿tienes miedo?
Sé que no se necesita ser adivino para decirle a Alex que no estoy interesada en él, si alguien más se lo va a decir ahora por mí perfecto.
—Ahora ésta es mi parte de la apuesta, no todo se hace como tú quieres —le digo en voz baja una vez que el chico se aleja un poco para darnos espacio.
Alex niega con la cabeza y cierra los ojos por un momento. Pasa la mano por su cabello y me dedica unas últimas palabras antes de pasar por fin a tomar asiento y hacer las cosas un poco más a mi manera.
—No sabes en lo que te estás metiendo.
—Ay sí, <<no sabes en lo que te estás metiendo>> Alex, tranquilo, será rápido —respondo ante su comentario alarmante en tono de burla.