El mayor se acercaba lentamente con sus ojos entreabiertos, un brillo especial podía bislumbrarse en ellos.
Su mente sabía que no era la misma persona, sin embargo, su corazón latía desenfrenado insistiendo en que sí, sí era ella la persona que le robaba el sueño, la que lo dejaba sin aliento cada vez que miraba su bello rostro, quien le hacía desear no ser tan cobarde, frío y planificado. Y así, con el corazón engañado, seguía acercándose a Jimin quien había quedado estático, los nervios acalambraron cada centímetro de su cuerpo, quedando en un profundo estado de shock.
Sin embargo, no debía dejarse vencer por los sentimientos.
ー Yoongi Hyung creo que no sería correcto que me besara pensando en. . .otra persona.
El tono de voz del menor disminuye hasta desaparecer al notar el aliento mentolado del otro chico acariciando sus mejillas.
ー Solo. . .permítame continuar engañando mi corazón.
El pálido apenas susurra, luego eliminando la diminuta distancia que separaba sus cuerpos al unir sus labios con los del menor en un sutil beso.
Mariposas de fuego incendiaban el corazón de Yoongi, no sabía por qué pero el sentimiento de sus labios sobre los de su acompañante se sentía tan placentero, tanto que no pudo evitar que pequeñas gotas cristalinas rodaran por sus mejillas.
Mientras Jimin, con todas sus emociones mezcladas y un nudo en su estómago no pudo evitar que de igual manera fluyeran algunas lágrimas.
El beso fue lento, las brillantes gotas que habían mojado las mejillas de ambos se mezclaron dándole un sabor salado. Min Yoongi acariciaba lentamente las mejillas de Park Jimin y este, sin poder hacer más que dar parte de su alma en aquel beso, solo lo besaba sintiéndose un poco consternado en su interior.
Sus labios danzaban en una bella sintonía que ninguno de los dos deseaba romper, sin embargo, la escasez de aire los traicionó y se vieron obligados a separarse.
Luego del beso ninguno de los dos obtuvo el coraje suficiente para enfrentar al otro.
La cena transcurrió en silencio total y una vez terminada el de labios abultados, sin esperar palabra alguna por parte del mayor, solo se dirigió a su habitación.
El día siguiente la casa parecía solitaria, Jimin se había resignado a no salir de su habitación, se sentía mal consigo mismo, no debía haberlo permitido. Sin embargo, lo hecho hecho estaba y ahora no quería ver a a su mayor.
Por otro lado, Yoongi se encontraba confundido, no comprendía sus impulsos. Su accionar le resultaba irracional y eso solo una persona lo había logrado, lo extraño era que esa persona no sé encontraba allí.
Él tampoco quería salir de su habitación y, al igual que el otro chico, recibió su comida en su habitación y solo se dedicó a intentar dormir.
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Cerca de las diez de la noche el ambiente en la residencia era totalmente silencioso. Ni siquiera el sonido de los pasos del personal se escuchaba, todos se habían marchado al dar por culminada su jornada laboral.
Min Yoongi, cansado del silencio por todos lados que de una forma inexplicable últimamente le resultaba incómodo, abandonó su habitación para dirigirse hacia una habitación al otro lado del extenso pasillo, donde no se encontraba más que un reluciente piano negro en medio de la estancia.
Sus dedos repasaron el contorno del piano con delicadeza.
Ese era su tesoro.
Tomó asiento y presionando tecla por tecla se enterneció en una suave melodía dejando salir de a poco todos sus sentimientos encontrados.
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Jimin daba vueltas en la cama. Se sentía confundido, pedido, nada de esto debía pasar, nunca pensó que sería besado por Min Yoongi.
¿Le molestaba?
En absoluto.
Si embargo, lo que le molestaba era la triste realidad.
Yoongi no lo había besado a él, a Park Jimin, no. Él había estrechado entre sus brazos a Park Hyemin, tampoco siendo esta chica la causante de los suspiros del mayor, sino una chica desconocida cuya tesitura era similar a ambos.
¿Podría resultar peor para él?
No, no podría, ¿o sí?
Todo lo traía conmocionado. Sin embargo, sus pensamientos se vieron opacados por una suave melodía, las notas llenas de tristeza envolvían al peli-negro quien, sin apenas darse cuenta, ya se encontraba abriendo la puerta apenas un poco arreglado.
Se dejó guiar por la melodía y al llegar al final del pasillo una puerta entreabierta lo recibió, la cual empujó levemente intentando no hacer ruido y así lograr ver lo que había en el interior sin ser descubierto.
Dentro se encontraba el de blanquecina piel, quien con extrema sutileza parecía acariciar las teclas de piano con la dulce melodía. Jimin sonrió con admiración, que el mayor dominara un instrumento tan majestuoso como lo es el piano le resultó un gran hallazgo.
Se recargo a la puerta en silencio y al ritmo de la melodía entraron a su cabeza algunos recuerdos, quedando absorto en sus pensamientos, de tal manera que ni siquiera percibió cuando Yoongi interrumpió su adictiva melodía y se acercó a él.
ー Pensé que ya dormía.
Él pálido toma la mano del menor en un intento de llamar su atención, provocando que este se sobresaltara ante su tacto inesperado.
ー Me ha provocado. . .
El ceño del rubio se frunce, el menor dándose cuenta de lo cerca que estuvo de dar por terminado el loco plan en proceso, por lo que tras aclarar su voz la adapta al tono que le salvaría la vida y el trabajo.
ー Me asustó, Yoongi Hyung. ーfinalmente pronuncia un poco nervioso.
ー Yo. . .lo siento, no fue mi intención ー el mayor niega lentamente un poco apenado, finalmente relajando su expresión.
ー No se preocupe, igualmente yo fui quien se dejó llevar por la curiosidad, lo lamento, Yoongi Hyung. ーhace una pequeña reverencia acompañada por una expresión avergonzada.
Una pequeña sonrisa toma lugar en los labios del mayor.