Escala del Amor

CAPÍTULO 1

Se encontraba una persona encapuchada observandome detras de un arbol, apesar de que no se le podia ver el rostro sabía que me estaba viendo…. Podia sentirlo ya que mi piel comenzaba a herizarce. Ese momento era cómo el de un cazador y su presa.

Me quede petrificada y me sentía idiota ya que no hacía nada al respecto.

Vamos Luisa, no seas Idiota muevete… Puede ser un acesino o violador y tú te quedas cómo Idiota. ¡Muevete ya! ¡Ahora!

Entonces me movi lentamente hacía atras sin quitar la vista del sujeto, una vez de haberme a segurado de que el no iba a seguirme, me gire en mis talones y camine a toda prisa hacía mi casa.

Justo estaba a unos pasos de llegar a la entrada de mi casa cuando vibro algo en el bolsillo de mis pantalones y una pequeña canción comenzo a sonar When The Darkness Comes de Colbie Caillat era mi canción favorita gracias a la película de Shadown Hunters que era mi saga favorita de Libros. En fin.

Leí el nombre de Charlotte en la pantalla así que decidi atender la llamada.

— ¡¿Luisa?! ¡¿Donde estas?! Te estado marcando al celular toda la tarde y no contestabas.

—Lo siento Charlie, debí haberlo apagado por accidente, pero dime ¿Qué paso? ¿Por qué Tanta urgencia?

—Es que… Discutí con Hache.

— ¡Ay Charlotte! ¡¿Encerio?! ¡¿Otra vez?! Esto ya es rídiculo. ¡Por Dios! Ya no tienen cinco años el ya tiene veintiuno y tu diezciocho, prácticamente ya son adultos, ya deben de lidiar con esos asuntos ustedes solos. —La regañe mientras buscaba las llaves de la casa dentro de mi chaqueta cuando las encontre abri la puerta y me adentre, busque atiendas el interruptor de la luz.Una vez encendida me arroge al primer sillón que tuve a la vista.

—Oh vamos Lu ayudame, Te prometo que será la última vez que te haga hablar con el.

— ¡No María! ¡Y cuando digo que no es no! sabes que es verdad.

— ¡Ash! Esta bien, pero no me digas María sabes que lo detesto.

—Vale perdón —Reí en mis adentros al saber cuanto le frustraba que la llamara por su primer nombre— En fin ¿Que haces?

—Bueno me disponía ha colocarme la pijama para después poner una película en el televisor.

—No olvides el Helado de chocolate y los Kleenex.

—Siguete burlando de mi situación Orozco.

—Vamos debes de aceptar que eso suena tan “Adolescente de diezciete años”

—Bueno en eso sí tienes razón, suena bastante pátetico si lo dices de esa forma.

—Hahaha que Tal sí te apareces por aquí en mi casa, te traes toda tú colección de Crepúsculo aquí y hablamos de todas las desventajas que tienen los hombres.

—Suena bastante tentador, te veo en veinte minutos en tu casa ire a comprar algo al Super Mercado.

—No te preocupes no vemos ahí, debo comprar algo para preparar la cena.

— ¿Que Nona no esta contigo?

—No, dejo una nota —Le conteste en lo que despegaba la nota adeshiva de la mesa de centro—Dice que fue con la Señora Elodia a su Club de Tejido, sabes que ella adora ir con sus amigas.

—Fantástico, así no tenemos quien nos cuente los vasos de Coca Cola.

—Hahaha ok, nos vemos en unos minutos.

Cuando llegue al establecimiento camine por los pasillos hasta que logre visualizar una bolsa de papas fritas, la tome y con ello un paquete de galletas y un refresco. Una vez llenas mis manos busque una canastilla y coloque todo dentro.Segui caminando por los pasillos hasta que encontre todas las cosas de la cena y algunas cuantas golosinas, tome algunos chocolates y unas de esas paletas que te ponían la lengua azulada, sabía que sí mi madre me viera comiendo eso me mataría así que me aseguraría de esconderlo bien.

Justo estaba para ir a caja a pagar todo eso cuando senti una mirada penetrante a mis espaldas, justo cómo la que sentí en el parque. Así que lentamente gire mi rostro para ver de donde venía pero no lo encontre, segui buscando por todos lados, pero nada.

Me rendí, así que camine a la caja, me forme y trate de olvidarme de la situación. Faltaban tres personas para que fuera mi turno cuando vuelvo a sentir que alguien me observa

>> No otra vez << Fue lo único que pude decir para mis adentros para voltear mi rostro después y ver que era Él.

El sujeto del parque, era el mismo sujeto encapuchado el que se encontraba mirandome desde el armario del conserje.

De repente toda la sangre de mi cuerpo se agolpo en mis pies, nunca había sentido tanto pánico cómo en esta ocación. Deje de mirarlo y prosegí a diriguir mi mírada hacía otro lado cuando por fin fue mi turno, coloque todos los productos en la banda giratoria y deje que “Carmen” la chica que estaba atendiendo la caja, una chica de no mas grande de veinticinco, pasara por el escaner todos los productos, mientras escuchaba el pequeño Pip tan típico de los escaners de los supermercados mi mirada viajaba hacía el hombre que no dejaba de mirar desde el armario del conserje, deje de mirarlo y segui observando a la cajera hacer su tarea.




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