(Amambay)
Son las 7:00 h de la mañana, ya había pasado media hora desde que sonó la alarma escuchaba nítidamente el sonido de las personas que circulaban en las calles, los pasos de Don Gato por el dormitorio, sentía el peso de Canaria sobre mis piernas. Repasaba mentalmente lo que tenía que desarrollar en el día, debía estar para las 9:00 h en el trabajo, mi turno terminaría a las 16:00 h, me quedaría una hora para corregir mi escrito y a las 18:00 h tenía la reunión en el club de los poetas muertos.
Desde que me uní al club de los poetas muertos la vida ha sido más llevadera, siempre he disfrutado de leer y escribir, ambas cosas las hago y comparto en el club. El sueño de mi vida nunca ha sido ser mesera en un café, pero por razones del destino o la vida he tenido que abrazar ese trabajo, aunque no me haga feliz.
Intento levantarme de la cama, al mover las piernas Canaria cae al piso mirándome con cara de "quiero dormir más". - Lo sé querida, pero tengo que ir a trabajar, el dinero del trabajo compra las latas de atún que tanto te gustan. Tomo el uniforme de trabajo del ropero y me dirijo al trabajo, sentir el agua fría recorrer mi cuerpo me brinda la sensación de que aún hay vida dentro de mí, desde aquel día había perdido el 70% del entusiasmo por la vida y con la partida de Yeruti la situación había empeorado.
Mientras tomaba el desayuno, escuchaba los mensajes de voz de la contestadora, el primer mensaje era de Samie deseándome suerte en la lectura de esta tarde y tenía un súper chisme que me lo contaría hoy en el trabajo. El segundo mensaje era de la Tía Tamina que me recordaba lo mala sobrina que era, que la tenía descuidada, que necesitaba dinero para sus medicamentos, para mantener la casa, en fin que la tenía en la miseria mientras yo me daba la gran vida.
Después de tres años ya no quedaba ni rastro de lo que una vez llegó a ser, aquella mujer de cálidos brazos, de palabras amables, de sonrisa apaciguador; muchas veces la vida te cambia para mal, se me achicopalaba el alma de sólo pensar como a Yeruti se le rompería el corazón de ver en lo que se ha convertido su madre.