Escalera al cielo

Capítulo VIII

Entonces la piedra rogó al viento que se llevará todo lo innecesario, todo aquello que le pesaba, deseaba andar ligero llevando consigo sólo aquello que le cupiera en el corazón.

Vanessa R. Morales

 

Alex

Bajo las sábanas blancas podía verla, con el cabello a un lado, dedicándome una mirada dulce y una sonrisa. - Hey, ¿qué estás haciendo Alex? - Yo simplemente no lo sé. - Eso sí que es nuevo, el chico que planea cada hora de su vida. - Te extraño. - No me extrañes yo aún sigo contigo, vamos Puertólas sonríe, adoro esa sonrisa en tu rostro.
Los sonidos del mal tiempo que se acercaba me trajeron del mundo de los sueños, sentado en mi estudio con la tercera carta en las manos observaba como caían las gotas de lluvia a través de la ventana, me preguntaba si el cielo también estaba sufriendo, como sufriría si quizás él no poseía sentimientos, debía sentir el mismo hueco en el pecho, este hueco tan profundo. "Escribíamos para sentirnos vivos" quizás yo también deba emplear la misma terapia.

Querida Amambay

Heyyy, pensaste que solo tú podías escribir cartas, fuiste mi maestra y como dicen, el alumno supera al maestro. Hoy está lloviendo a cántaros, me recuerda a aquel día en que salíamos de la vieja biblioteca, había empezado a llover y utilizaste estas palabras:
-Alex, con esta lluvia no podemos salir. - ¿Porqué, te da miedo mojarte? - Ni que tuviera rabia y fuera hidrofóbica. -Entonces ¿cuál es el problema?, no me digas que eres de esos seres que no disfrutan de mojarse con la lluvia. - Mmm Puertólas, los únicos seres que disfrutan de ese placer son los niños, y tú y yo ya no somos niños. - Esa es la peor excusa que alguien podría inventar, recuerda la frase que dice: no importa los años de vida, más si la vida que se le pone a los años. Vamos Amambay, sólo son gotas de lluvia, pon un poco de locura a este día. -(sonriendo) en verdad eres como un Peter Pan.- Y tú eres mi Campanita, aunque un poco más gruñona, vamos acompaña a tu Peter.
Te tomé la mano y caminamos juntos bajo la lluvia, al poco tiempo te fuiste soltando, dando patadas al agua para poder salpicarme, fue la primera vez que te vi sonreír con ganas, tus ojos brillaban de felicidad, las personas que pasaban a nuestro lado nos miraban con cara de ¿dónde han salido estos locos? Pero no nos importó, porque ese día estábamos creando nuestro pequeño universo.
Dices que tienes que despedirte de mí, pues mi Amambay no quiero que te vayas, marcaste mi vida de la forma más hermosa, deseo tanto que vuelvas

Te quiero y te extraño

Alex



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En el texto hay: resiliencia, amor dolor y muerte

Editado: 25.08.2018

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