No me hizo falta oír terminar la historia para saber cómo lo hacía. A pesar de la obsesión denigratoria que había tenido conmigo, Q era una chica guapa y que una chica guapa como ella acabe como ella había acabado sólo podía pasar cuando no había otra salida.
Parecía que a Q no le gustaba mostrarse vulnerable, porque siguió manteniendo su actitud de chica dura cuando una lágrima recorrió su mejilla. Después de haber oído su historia he de decir que hubo algo que me hizo sentir respeto hacia ella. Todos en esa mesa, a no ser que As estuviese manteniendo una conversación a parte con las voces de su cabeza, creo que podríamos decir lo mismo.
Nos sumimos en un silencio autorreflexivo. Las palabras de Q tenían mucha verdad, y no sé si yo podía decir lo mismo. ¿O sí? Puede que no me gustase haber hecho lo que hice, pero lo hice. Eso fue lo que me trajo a la situación de mierda en la que estoy ahora. Al igual que Q, lo que había hecho me había hundido en la miseria y me había quedado en las profundidades de la existencia. ¿A eso nos teníamos que ceñir los presentes? ¿A existir revolcándonos en el estercolero de nuestra memoria?
No sé qué pensaba el resto. Bueno, suponía lo que pensaba Q, sobre todo por la lágrima que surgió de su otro ojo. As parecía nervioso, pero lo parecía siempre. No eran nervios sospechosos, había quedado claro que As no tenía estabilidad mental y su pulso tembloroso sería una consecuencia de eso. K, por su parte, sumía su rostro en las sombras de la reflexión, aunque su gesto serio traspasaba ese umbral. Joker, no parecía tan reflexivo, sino, más bien tranquilo. Su cara parecía expresar cierto remordimiento, pero, ¿era real?
Volvimos al silencio, pero, esta vez, no tenía ese aire de autoflagelación moral, sino cierta esperanza. Me sentía como un estúpido. Q sí tenía una historia que pudiese contar, una historia humana. Yo, hundido en la desesperación, me había dejado llevar por la impulsividad y, sin ningún pretexto, había cometido una atrocidad. Era el único que no había hablado, excepto de As, pero nadie esperaba que el articulase palabra alguna que pudiese ayudar en este momento. Tampoco creo que yo debiese hacerlo. Q había actuado por obligación y con remordimientos en todo momento, yo… yo solo quería que todo eso acabase.
Joker y K se giraron para mirar a As, aunque K lo hizo con rabia y Joker con una sonrisa curiosa. Yo ni siquiera sabía qué cara tenía, pero no separaba la mirada de Q. Q tampoco separaba la mirada del suelo.
Las miradas se volvieron a Q, de cuyos ojos, esta vez ambos, brotaban lágrimas menos disimuladas. Ya no tenía una expresión únicamente meditativa, sino que, ahora, se podía ver en su rostro una pequeña sonrisa. No quitaba que su vida fuese una mierda, pero al menos no se culparía de la muerte directa de aquel hombre. Aunque seguíamos sin saber quién era. Nadie conocía a ese Tamás Gál y, aunque Croupier revelase su identidad, no sabíamos si era alguno de los del grupo de Q, porque no conocíamos las suyas. Aun así, era un alivio.