Aioria
Cuando el habitual discurso del rey culmino, los sesenta competidores que quedábamos en pie. Nos adentramos en la espesura del bosque, sin un rumbo claro que seguir.
Nos dividimos por el extanso territorio en grupos pequeños, alertas a cualquier movimiento de alguna bestia o enemigo que pudiera asecharnos.
El ambiente era silencioso y solo el crujir de ramitas quebrandose en las cercanías nos obligaba a detenernos.
Pese a que la prueba tenia reglas claras en cuanto a la individualidad de estar tercera y ultima prueba, ningún miembro del grupo se animo a tomar caminos separados.
― ¿Qué creas que sea Dionea? ― Pregunto un confundido Jan, al mismo tiempo que levantaba la rama de un árbol para pasar por debajo de ella.
― No lo se. ― La respuesta de mi hermano fue cortante y tajante. Era obvio que estaba evitando distracciones.
Alli en medio de bosque y sin saber que nos aguardaba más allá, o que nos podía asechabar de camino al páramo.
Frente a la insertidumbre de no saber a que nos enfrentariamos, estábamos absolutamente vulnerables y guardar silencio era la mejor estrategia para mantenernos alejados de cualquier peligro que nos rondase.
Todo el grupo se había unido para ayudar a Ford, cada vez que parecía cansado y fatigado. Lo asistíamos como buenos compañeros, le ofrecíamos agua, alimento, vestimenta y muchas veces Archie y yo nos turnábamos para cargar con su equipo de exploración y defensa.
― Yo se, quién es Dionea. ― Con esas simples palabras Abelia consiguió que todo el grupo se detuviera a mirarla. ― Al igual que la ciudadela, el páramo también dispone de un guardián. Los cuentos dicen que habita las llanuras del valle, pero nadie la ha visto, al menos nadie que allá quedado vivo para contarlo. ― Suspiro acomodándose junto a Ford, el que también se había detenido a descansar. ― Las fabulas la describen como una gigantesca planta carnívora con innumerables cabezas.
― Saber eso, nos da ventaja. Ahora sabemos lo que buscamos, aunque no deja claro a donde debemos ir. ― El fastidio en las palabras de Devin fue evidente.
― Si se supone que es el guardián del páramo, debe de encontrarse en las llanuras más cercanas a él. ― Aclaro Archie.
― Pero el paramo esta demasiado lejos de aquí, nos tomara al menos medio día llegar hasta allá. ― Esta vez fue Ford quien protesto, era obvio que para él, no era seguro realizar esa camina sin desvanecerse en el camino.
― Creo que no deberías preocuparte por eso, en esta prueba no hay límite de tiempo. ― Lo tranquilizo Archie.
Una mirada fugaz a mi hermano y supe de inmediato que también estaba pensando lo mismo que yo. Ford no lo lograría, al menos no en ese estado.
― ¡Devin! ― El tono autoritario de Archie, logro que todos lo volteáramos a ver. ― ¿Te sientes capaz de trazar un plan para nosotros?. Tengo algo que hablar con Ford y no confió en nadie más que tú para esta tarea. Solo asegúrate que el camino hacia las llanuras sea seguro, del resto me encargo yo.
Mientras Archie continuaba charlando con Devin, Ford lo observaba sin entender nada del repentino interés por él, pese a que su confusión era notoria, mi intuición me decía que el chico ya se hacia una idea del porque Archie buscaba apartarlo del resto, solo para hablar con él.
La tristeza en sus ojos fue evidente y no puede evitar sentirme mal por él. Aunque todavía tenia la esperanza de que mi hermano se apiadara de Ford y se animara a usar sus habilidades curativas en él.
― ¿Abelia puedes ayudar a Devin? Tu conoces mejor el sendero hasta el páramo y Jan, tu ocúpate de todo lo que pueda necesitar Devin. Briana ayúdame a llevar a Ford al lago, necesita curar esas heridas. ― Sin protestar todos obedecimos a Archie, Incluido Ford que no parecía muy convencido de ser sostenido por ambos hermanos Iversen. Pero de todas formas aceptó.
Lo ayudamos a ponerse de pie y Archie y yo le soltamos en cuando vimos que era capaz de seguirnos el paso sin problema. Cinco minutos más tarde estábamos frente a un pequeño arrollo que desembocaba mucho más allá del lago. No quisimos poner a prueba la resistencia de Ford, así que, nos conformamos con instalarnos allí y así no retrasar lo inevitable.
Ford se quitó la única prenda que llevaba encima, la que cubria gran parte de sus yagas. Cuando quedo desnudo del dorso hacia arriba, con algo de dificultad se arrodillo cerca del agua quedando de espalda a nosotros. Archie emito los movimientos de Ford y con la ayuda de un objeto que no reconocí, comenzó a rosear agua sobre sus heridas.
Mientras recorría con la mirada las heridad sobre la espalda de Ford, mi hermano no pudo evitar soltar un ahogado suspiro. Me lanzo una mirada de advertencia y luego procedió hacer lo que jamás pensé que haría… ¡Curo a Ford!
La luz intensa y ambarina que broto de las manos de Archie no paso desapercibida para nadie, incluso Ford volteo intentando buscar el origen del resplandeciente brillo sobre su espalda.
― Este es uno de mis tantos secretos y espero no estar equivocándome al revelarlo frente a ti, pero todos sabemos que en tu estado actual, es muy posible que no sobrevivas a esta prueba. Así que, Por favor intenta guardar el secreto por tu bien y el de todos nosotros.
No se quien de los tres estaba más sorprendido, si Ford por no poder creer que mi hermano lo hubiera curado, Archie que parecía estar debatiendo consigo mismo al romper sus propias reglas. O yo, al ver a un hermano que no creí reconocer.
Editado: 03.11.2025