Escamas de plata

Once

Divididos

La ira del rey se desato tan fuerte que incluso dragones sin jinetes salieron tras Derek.

Me sorprendí al descubrir que el rey Helión creyó en mi palabra tan ciegamente, como para no hacer preguntas al respecto.

¿Quizás lo sospechaba o esa conjetura era solo parte de mi intuición?

Solo el rey y el resto de mis compañeros quedábamos de pie, en medio de una nube de polvo que se había instalado entre nosotros, después que las bestias aladas salieran disparadas hacia el cielo, levantando polvo y tierra por igual.

Nadie se atrevía hablar, incluso el rey se mostró estoico y callado. Los pocos presentes se mantenían quietos, temerosos de recibir algún tipo de reacción negativa de su parte.

El murmullo y crujir de la arena gruesa bajo los pies de alféreces acercándose trajo al rey de nuevo a la realidad.

El hombre parecía haber perdido todo rastro de color en su cara, su semblante se había oscurecido hasta el punto de mostrarse terrorífico. Lo que fuera que estuviera pasando por su cabeza, estaba segura de que todo tenía que ver con los recientes acontecimientos y el ahora fugitivo coronel...

Enterarse que un cambiaformas se mantuvo infiltrado justo bajo sus narices, quizás por cuanto tiempo, debió de ser difícil de procesar.

Helión levanto la cabeza y cuando sus ojos rasgados conectaron con los míos, supe que efectivamente me había ganado su favor.

El soberano del paramo dio algunos pasos hacia adelante y cuando estuvo justo en frente de mí, susurro.

― Tu y todos tus amigos tienen permitido continuar su camino, y espero que todos ellos sean tan leales como tú. Que la voluntad de Helión los acompañe. ― Dicho esto dio tres golpecitos suaves con su cetro y en cuestión de segundos el dragón gris y escamoso aterrizo. ― Me hubiera gustado ofrecer una celebración en honor a los ganadores, pero lo sucedido recientemente no es algo que simplemente podamos ignorar. ― Chasqueo la lengua y luego monto su dragón con toda la intención de retirarse. ― A partir de ahora continuaran solos y deben saber que los peligros que asechan los caminos hacia Veril son innumerables. Esta travesía no es para asustadizos y cobardes, y deseo de todo corazón que todos ustedes retornen ilesos de esta cruzada.

Dicho esto, el rey se alejó por los cielos, montando su dragón.

Todo el grupo, incluyendo mi hermano pareció relajarse cuanto el rey desapareció en las lejanías de las alturas. Cada uno de ellos exhalo con brusquedad el aire que habían estado acumulando.

Me gire hacia ellos imaginando todas las preguntas que tendrían para mí.

― ¿Cómo supiste que el coronel era un cambiaformas? ― Pregunto un intrigado Ford jugueteando con un pedazo de tela rota que sobresalía de su puño.

― Porque me ataco en reiteradas ocasiones. ― Confirmé y pude sentir la mirada de Archie advirtiéndome de no adentrarme en el tema más de lo debido.

― ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué no lo habías mencionado? ― Seguía siendo Ford el más curioso del grupo. ― De verdad creí que los cambiaformas estaban extintos. El saber a uno vivo y tan cerca de nosotros me dejo absolutamente descolocado.

― Como a todos Ford. ¡Demonios! Todavía puedo sentir un escalofrió recorriéndome la piel de mi espina dorsal. ― Expreso Devin. ― No puedo ni imaginar cuanto tiempo debió de permanecer infiltrado, para que el rey quedara en tal estado de petrificación. O la confianza que debió depositar en él, pera dejarlo incluso sin palabras.

― ¿Y ahora que hacemos con esto? ― Pregunto Abelia mostrando su pequeño frasco de porcelana, ignorando el reciente tema de conversación.

― Es cierto. ― Aporto Ford tomando también el suyo. ― Creí que el rey querría cerciorarse de que estuvieran llenos del elixir curativo de Dionea, antes de permitirnos partir hacia Veril.

― Supongo que gracias al coronel, todo lo que debió pasar, no paso. ― Archie aportaba su granito de arena en la charla, no se había atrevido abrir la boca desde que todos los altos mandos se marcharon. ― Es una suerte que el elixir permanezca aun en nuestras manos, de seguro nos será de gran utilidad si alguno de nosotros termina gravemente herido de camino a Veril.

Mientras Archie hablaba, algunos alféreces recién llegados se unían a nosotros completamente sorprendidos de que todos tuviéramos el elixir en nuestras manos. Entre ellos Keith que con una mueca de desagrado miro a mi hermano y luego escupió al piso molesto de haber sido nuevamente superado por él.

― Ese bastardo podría intentar ser un poco menos obvio. ― Ladro Ford cuando Keith paso cerca de él rosándole el hombro. Aunque Keith lo escucho, ni se inmuto por el comentario grosero de Ford.

― ¡Olvídalo Ford! Tenemos mejores cosas de que preocuparnos. ― Como siempre mi hermano ignoro completamente a Keith. ― Sabemos que llegar al mar es nuestra prioridad. Nos tomará días, incluso semanas atravesar completamente el valle, así que será mejor que tracemos un plan para calcular las mejores rutas.

― Necesitamos un descanso antes de continuar, llevamos días sin dormir bien y las pruebas se hicieron casi de manera simultánea. De verdad que nos merecemos un descanso. ― Devin aun sentado en el césped hecho la cabeza hacia atrás y se recostó en el suelo buscando descansar un poco.



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En el texto hay: magia y dragones, enemystolovers, romantasy

Editado: 03.11.2025

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