Cristalera
La anotomía de la bellísima dragona de cuatro patas, era tan blanca como las nubes. Sus alas parecían hechas de plumas, suaves, sedosas y aterciopeladas, sus escamas emitían un brillo incandescente de un divino celeste cielo. Sus ojos eran tan hermosos como el más azul de los zafiros.
Su tamaño no tenía precedentes, era tan grande que perfectamente podía competir con las dimensiones de la forma bestial de Derek. Por un instante creí que la cambiaformas ligada a mi hermano, me atacaría. Sorprendentemente no lo hizo, en cambio su postura ofensiva me hizo dudar de sus intenciones.
Después de mí, la llegada de Derek y sus secuaces transformo el ambiente en un caos. Ford por un lado se reunió con Archie, mientras la bestia blanquecina se paraba delante de ellos a modo de protección.
― ¡Visedra! ― Aiora se dirigió a la dragona con el mismo tono despectivo con el que se refería a mí.
La dragona en respuesta rugió con un eco letal y destructivo, paralizándonos a todos por el temor latente de que su furia nos alcanzara.
Claramente la bestia no estaba contenta con la presencia de los recién llegados, la impaciencia y la incomodidad se refleja en su forma de moverse.
Visedra golpeaba con su cola una y otra vez la arboleda situada a nuestro alrededor, derribando y quebrando tantos troncos a su paso que la espesura de la jungla disminuyo rápidamente.
Me incline varias veces evitando que su rudeza bestial me alcanzara, cuando Aiora en forma de dragón se unió a la agitación y el descontrol de la bestia unida a mi hermano, el caos se desencadeno.
Una contienda entre dos fieras que amenazaba con lanzar lejos a cualquiera que se interpusiera entre ellas. Sus garras y colmillos se unían en un enfrentamiento tan letal que aterrorizaba a todo aquel que la observara.
Aiora y Visedra se elevaron en el aire sin soltarse, la bola de escamas que surco los cielos desapareció por lo alto por varios minutos antes de que ambas aterrizaran con un fuerte estruendo, provocando un temblor y una abertura en la tierra que me estremeció hasta el alma.
Entretanto la escaramuza entre las dos hembras seguía su ritmo, me uní a Ford y Archie que miraban la escena tan impactados que ninguno de los dos fue capaz de cerrar la boca.
― ¿Estas bien? ― Le pregunte a mi hermano sacándolo de la perplejidad en la que se encontraba, observando también los dos puntos sangrantes en su cuello.
Archie solo movió la cabeza de arriba abajo a modo de respuesta, sin perder de vista del altercado que se llevaba a cabo sobre los cielos.
― ¿Y tú? ― Con el recelo grabado en sus facciones mi hermano observo a Derek y luego a mí. ― ¿Te hizo daño? ― Pregunto examinando las heridas de mis muñecas.
― ¿Te refieres a esto? ― Hice ápice de acercar mis manos hacia él, para que pudiera contemplarlas mejor. ― Cortesía de ella. ― Apunte con un gesto consensuado, en dirección a la purpura dragona que seguía en plena riña con Visedra.
Las bestias aladas se elevaban y aterrizaban una y otra vez, en un conflicto que parecía no querer terminar. Aiora abrió la boca para lanzar contra Visedra aquel poder escarchado y venenoso. Pero la dragona de color níveo, fue más rápida. Deteniéndolo con una ventisca helada que alejo el polvo cristalino y toxico en dirección opuesta.
Visedra se giro en redondo abriendo la boca para liberar una corriente de aire gélido, que congelo las garras y la cola de Aiora.
― ¡Ya basta! ― La voz áspera de Derek cambio el rumbo de la situación, forzando a la dragona de mi hermano a prestarle atención.
¡Canalla! Al ver que Visedra llevaba la ventaja, intervino con la sola intención de que su lacaya no saliera lastimada.
Aiora para huir del estado criogénico que Visedra la dejo, volvió a tomar su forma humana. Se acerco a Derek con el rostro y el cuerpo cubierto de arañazos, y con uno de sus tobillos un tanto doblado.
La dragona unida a mi hermano también tomo su forma humana, asumiendo una postura de protección delante de Archie. Visedra al igual que Aiora se había lastimado, aunque sus heridas no eran tan dolorosas ni visibles como las de ella.
― Tu no me ordenas Fafkernin. ― Le escupió Visedra al arrogante cambiaformas. ― Solo me detuve por ellos. ― Apunto a nosotros.
― Lo se. ― Le respondió Derek con toda la serenidad que lo caracterizaba. El don del sosiego parecía tenerlo con todos menos hacía mí, bueno conmigo y mi hermano.
― ¿La marcaste? ― Pregunto Visedra y todos se volvieron hacia ella. ― Sabes que ese derecho no era tuyo. ― Le reprocho la dragona.
― Tiene un vinculo y es lo que importa. ― Una sola mirada y un giño de su parte fue suficiente para que mi estomago se retorciera de incomodidad.
― El estará furioso. Jamás te perdonara por arrebatarle lo que solo a él, le pertenece.
¿Qué demonios? Se atrevían hablar de mí, sin importarles que estuviera presente.
― ¿De que hablas? ― Le pregunto Archie a su dragona.
Ella solo se volvió hacia él, para mirarlo a los ojos y sin darle una respuesta siguió enfrentándose a Derek, sin importarle que todos estuviéramos de espectadores.
Editado: 23.11.2025