Tregua
Darle de su propio chocolate a Derek se estaba volviendo una costumbre muy recurrente. Si el bastardo me conociera tan solo un poquito, sabría que permitirle qué me entrenará era solo una estrategia bien enfundada para evitar que atacara el reino profundo.
Ya lo decía el dicho "Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca" así como él disfrutaba fastidiándome de una u otra manera, yo gozaba torturándolo también.
Sonreí con disimulo cuando lo observé sorprenderse después de descubrir que al igual que él, podía oír sus pensamientos. No niego que cuando me di cuenta fue todo un suceso para mí, claro que el nunca no lo sabría. Prefería disfrutar de su expresión tormentosa mientras se martirizaba pensando en cómo había conseguido escucharlo con tanta facilidad dentro de mi cabeza.
No tenía idea de cómo lo logré, pero lo importante era que ahora no solo él tenía acceso a mi mente, sino que yo también a la suya, y de aquí en adelante difícilmente Derek podría atreverse a ocultar algo de mí.
Mi hermano bajo su espada, pero de igual manera mantenía la vista fija en el cambiaformas que solo se limitaba a ignorarlo y a regalarle un bostezo de aburrimiento de vez en cuando.
El lugar se mantenía rodeado con guerreros listos y preparados para lanzarse al ataque si la cosa llegaba a ponerse fea. Entre los cambiaformas y Jinn que asechaban a Derek y sus secuaces a una distancia considerable, se encontraban también algunos guerreros del mar que observaban la escena con demasiado interés.
Me preocupaba que en un descuido la situación pudiera complicarse para todos nosotros.
—Me negabas la entrada, pero sin embargo permites que estos sucios e insensatos humanos atraviesen la barrera sin problema. ¿Dime donde está la justificación aquí? — Derek observaba a los alféreces recientemente curados con desagrado. —No conforme con eso, permites que uno de ellos reclame a uno de los nuestro como suyo. ¿En qué cabeza cabe aceptar semejante estupidez?
—Fafkernin si pretendes quedarte, más vale que te guardes tus comentarios para ti. —Le advirtió Fergus.
— ¿O si no qué? — Lo incito Derek adelantándose a él como si no temiera de las consecuencias.
Pero fui yo quien respondió por él.
— O si no, puedes irte olvidando de nuestra unión. Ya me han hecho saber todo lo que necesito para romperlo y créeme cuando te digo que no me temblará la mano para hacerlo, después de todo un vínculo contigo o con cualquier otro me servirá de igual forma.
La arrogancia abandono su cuerpo en el instante en que me atreví a enfrentarlo.
—Sera como tu digas mi lady. — Con la mandíbula tensa y los dientes apretados respondió arrastrando las palabras. Yo era muy consciente de que el macho no actuaba por voluntad propia, más bien reaccionaba obligado, forzado y guiado por mi advertencia.
—Bien, entonces está decidido. —Fergus intento calmar la tensión que se había interpuesto entre el cambiaformas y yo, pero inútilmente no resulto.
Archie a mi lado sonrió con suficiencia, burlándose del macho que se quedó sin argumentos y que no supo cómo actuar frente a mí.
El disturbio se disipo y al menos la mayoría de los presentes continuaron su propio camino, sin darle mayor importancia al enfrentamiento que se llevaba a cabo entre el cambiaformas malhumorado y yo. Por un largo periodo solo fuimos los dos en pleno enfrentamiento de miradas, como si a nuestro alrededor no existiera nada más que nuestra propia disputa por la supremacía.
Por otro lado, Jared traslado a los alféreces a través de un sendero que conducía a un pequeño poblado sobre la cima de una loma. Ford en cambio monto su dragón y se perdió en los cielos en cuestión de segundos. Ya solo quedaban Archie, Visedra, Piers y Fergus en las cercanías. La dragona purpura de Derek y Home extrañamente se mantuvieron a una distancia considerable. Algo nada normal en ellos, porque hasta donde recordaba nunca se atrevieron a separase de él.
—Estas muy equivocado si crees que te dejaría solo con ella. — Era de esperar que Archie no se fiara de Derek.
—Por favor, concéntrate en tu compañera y deja que tu hermana y yo hagamos lo nuestro. — Derek tampoco se le quedaba atrás, le respondía con la misma arrogancia que mi hermano empleaba con él.
— Archie ven conmigo. —Fergus intento persuadirlo, pero mi malhumorado hermano parecía estar preso del pánico. Temía que el cambiaformas intentara lastimarme, y no podía culparlo si Derek se había ganado a pulso su estatus de villano.
Algo en el semblante de Archie, cambio cuando la hembra unida a él, le tomo de la mano y lo invito a seguirla.
Mi hermano dudo por un rato, pero finalmente cedió ante la aparente intención de Visedra de alejarlo de una disputa que no tenía para cuando terminar. Ella al igual que yo, también se dio cuenta del riesgo que Archie corría al seguir desafiando a uno de los más poderosos dragones y decidió actuar en consecuencia, llevándoselo con ella a dios sabe dónde. Aunque no se lo dije, le agradecí el gesto infinitamente.
Fergus por otro lado también imitó sus movimientos y se perdió con ellos a través de un peñascoso sendero. Ya solo restaba Piers. El cambiaformas de piel caoba observaba a Derek con una desconfianza infalible, era como si supiera que más temprano que nunca Fafkernin traicionaría a su propio pueblo.
Editado: 17.12.2025