Escapándome del lobo

2


 


 


 


 


 


 


 


 


 

     Cubrí mi boca al mirar el espectáculo que yacía en la cama, las dos personas se detuvieron a mirarme con cara de vergüenza.  Me cubrí los ojos de inmediato.


 

—Lo siento tanto. —murmuré.


 

—Anne, por Dios ¿qué haces? —cuestionó Will.


 

Sentí como dos personas venían en nuestra dirección. 


 

—Anne, ¿los encontras...? —Carolina se detuvo en seco—¡Hay Dios!.


 

Will y Ale eran los que estaban en... Ese proceso.  Pero no sabemos lo que Kayler pueda hacer, lo miré y también a Ale, estaba cubierta hasta la nariz con la sábana.


 

—Vaya, vaya. —Kayler se detuvo con los brazos cruzados.


 

—Anne te iba a decir que Apolo estaba abajo, también te busca. —me susurró Caro. La miré.


 

—Nos vemos abajo. —le dije sonriendo. 


 

Caminé a paso rápido hacia abajo, bajando las escaleras de dos en dos. La música aquí se escuchaba más fuerte.  Busqué con la mirada a Apolo y, en eso, unas manos cubrieron mis ojos, a juzgar por el olor que persivía sabía quién era. Coloqué mis manos en las suyas y las quité con cuidado, volteadome hacia él. 


 

Apolo llevaba una chaqueta negra y su mirada no era la misma de siempre, ignoré eso y le di un abrazo.


 

—¿Dónde estabas? 一cuestioné, separándome de él. 


 

Se rascó la nuca algo nervioso.


 

—Sabes que hay que hacer algunos trabajos... —me fue diciendo mientras me encaminaba hacia donde servían los tragos.  —He estado averiguando algunas cosas sobre la manada vecina, algunos están indecisos sobre el invierno. En ésta época no hay presas fáciles.  —explicó.


 

Lo miré interrogante, sentándonos en unos bancos.


 

—Bueno, no soy mucho de entender eso pero... —comencé diciendo, pero él me interrumpió.


 

—No tienes que hacerlo... —me calmó—Solo necesito que estés conmigo, ¿bien?


 

Asentí sonriendole.


 

Me depositó un tierno beso en los labios, lo acepté segura.


 

    Después de pasar más de cinco horas en la fiesta, bailando y bebiendo, bueno, eso hacían las demás personas, yo no soy mucho de bailar ni de tomar, pero Apolo me acompañó toda la noche.  Aparcó el coche frente a mi casa y le di un beso de despedida, mañana nos encontraríamos en el cementerio.


 

Esperé que el auto de Apolo estuviera lo suficientemente lejos para así meterme a la casa. Di media vuelta y pegué un salto al ver a un chico detrás de mí, observándome, con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón. 


 

Me asusté algo.


 

—¿Quién eres? —cuestioné, con el corazón a mil.


 

Podía ser un ladrón. 


 

Sonrió malicioso.


 

—Mi nombre es Thomas. —respondió. —Te vi en la fiesta hoy. —comentó dando un paso hacia mí—Me parece que eres una chica muy linda.


 

Abrí los ojos del asombro y luego parpadeé varias veces ¿linda yo? Nah.


 

—¿Gracias? —respondí, más bien fue una pregunta. 


 

Sonrió de lado.


 

—Es una pena que estés con Apolo. Él no es digno de ti. —dice, acercándose más. 


 

Fruncí el ceño y reí, éste chico sí que es gracioso.


 

—Ni siquera te conozco, no hables y averigua primero.  —lo rodeé para irme a mi casa pero él me detuvo del brazo. Lo miré mal.


 

—Creo que nos vamos a ver el martes en el instituto.  —comentó soltandome.


 

¿Va a mi instituto? ¿como es que no lo había visto antes?


 

—Nunca te había visto... —murmuré. 

Sonrió y empezó a caminar por la carretera, pero antes se volvió a mí.


 

—Nos vemos, pequeña Anne. —dio vuelta y, en un salto, se convirtió en lobo y se fue corriendo por la oscuridad de las calles. 


 

Abrí mi boca totalmente confundida pero luego la cerré ¡Thomas es un hombre lobo! ¿y porqué presiento que ésto traerá problemas?.


 

***


 

El helado cementerio se estaba tiñendo de blanco, los copos de nieve caían lentamente sobre las tumbas, sobre las personas que ya no están con nosotros.  Todos los que sabiamos sobre la muerte de Paige estábamos aquí acompañando al señor Mike, después de todo era su hija. Yo llevaba un gorro en mi cabeza, una chaqueta color crema y unos baqueros negros, al igual que unas botas que llegan un poco abajo de mis rodillas.


 

Apolo estaba conmigo, nuestras manos estaban entrelazadas. Carolina estaba a la par mía con Kayler. Ella llevaba también un gorro para el frío, el cabello suelto, pantalones negros y un abrigo, nada más que el de ella era en café.  Su nariz estaba roja por el frío. Miré la tumba de Paige. Fue una mala persona, pero bueno, aquí estamos dejándole flores.


 

Media hora después nos dirigíamos hacia nuestros autos, la mamá de Carolina se fue con Mike. Mi hermano estaba algo triste porque Carla se había ido y Gregory estaba igual con Vanesa. Ellas dos tenían que volver, pero vendrían seguido de vicitas. Kenzie viviría con Carolina, algo me dice que ella tiene problemas pero no quiere decir nada, Will también viviría allí.  Ahora Carolina no estará sola.


 

—Anne, ¿puedes llevarte mi coche? —me preguntó Apolo. Lo miré de inmediato.  —Tengo que hacer algo primero, pero te veo en la casa, ¿si? —me dio un beso en la sien.


 

—Claro.  —respondí, tomando las llaves.


 

Me sonrió por última vez y se subió al auto con otro chico, Dante creo que se llama. No sé pero Apolo ha estado extraño desde ayer, ya no siento esa química entre nosotros, es más bien otra cosa. Apreté las manos con fuerza y me subí al coche, esperé que el coche de Dante fuera más adelante para seguirlo. Me mordí el labio inferior, encendiendo el coche y arrancando. Llevaba un buen rato manejando, hasta que observé que se detuvo en una casa aislada de la ciudad. Me detuve también.




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